La Mars y Galatea Apolinar Castrejón Marino Pigmalión era Rey de Chipre, y se sentía muy desafortunado porque buscaba una mujer muy hermosa para hacerla su esposa. Era un estupendo escultor, y se dedicó a hacer una estatua femenina con rasgos perfectos y hermosos, que correspondiera con su idea de mujer perfecta. Así, realizó una estatua de mujer, y una vez que estuvo terminada la llamó Galatea, tan perfecta y tan hermosa que se enamoró perdidamente de ella. En el transcurso de los días frecuentemente soñaba que la estatua de marfil cobraba vida y entonces podía amarla. En una celebración en honor a la diosa Venus, Pigmalión aprovechó para suplicarle a la diosa que a su amada estatua le diera vida. A la diosa, le sorprendió tan inusual petición, y decidió complacer a su devoto. Al volver a casa, Pigmalión besó a su estatua, y grande fue su sorpresa al ver que estaba viva. Ahora que Galatea era una mujer real Pigmalión pudo casarse con ella, fueron muy felices, y hasta tuvieron