ARTÍCULO
Fundación de la Biblioteca
Apolinar Castrejón Marino
Hoy trataremos de la fundación de la Biblioteca Central del Estado de Guerrero. Hoy en día es difícil entender la necesidad de una biblioteca, porque los niños y jóvenes hacen sus tareas e investigaciones utilizando una computadora, una Lap-top, o una tableta.
Hasta los teléfonos celulares sirven para hacer los trabajos escolares. Pero el siglo pasado, la gente de todas las edades tenía que utilizar los libros para estudiar, para saber, y para cultivarse. La lectura era esencial para aprender, y para saber.
El 5 de noviembre de 1982, se reunieron en la Ciudad de Chilpancingo, capital del Estado de Guerrero, las máximas autoridades para inaugurar la Biblioteca Pública Central
Estatal: el Presidente de la República, Lic. José López Portillo, y el gobernador del Estado de Guerrero, Lic. Alejandro Cervantes Delgado. Hoy trataremos de la fundación de la Biblioteca Central del Estado de Guerrero. Hoy en día es difícil entender la necesidad de una biblioteca, porque los niños y jóvenes hacen sus tareas e investigaciones utilizando una computadora, una Lap-top, o una tableta.
Hasta los teléfonos celulares sirven para hacer los trabajos escolares. Pero el siglo pasado, la gente de todas las edades tenía que utilizar los libros para estudiar, para saber, y para cultivarse. La lectura era esencial para aprender, y para saber.
El 5 de noviembre de 1982, se reunieron en la Ciudad de Chilpancingo, capital del Estado de Guerrero, las máximas autoridades para inaugurar la Biblioteca Pública Central
2 años antes, se había iniciado la construcción del edificio, en un predio, que era una huerta, propiedad del ciudadano Procopio García Luna, vecino del barrio de San Mateo, y que entregó su propiedad al gobernador, con la intención de que se construyera ahí una obra que beneficiara a la población.
El gobernador mandó hacer un sondeo para saber qué necesitaba la gente de Chilpancingo. Recibió la propuesta de que se construyera un lugar en donde las madres pudieran encargar a sus hijos, mientras iban a sus centros de trabajo o hacían sus actividades del hogar. Hoy les llamamos Centros de Desarrollo Infantil (CENDIS).
Otra propuesta fue que se hiciera un planetario: una construcción esférica en cuyo interior se colocaran sillones reclinables, para que la gente mirara en el techo abovedado, la proyección de las constelaciones, los planetas y sus trayectorias, y la vía láctea.
El gobernador dijo que eso estaba muy bien, pero al final optó por construir una biblioteca. La población de la ciudad era de 120 mil habitantes, y solo había 40 colonias. Pero el gobernador dijo que tendrían la biblioteca más grande y moderna.
Antes de que fuera inaugurada, se emplearon varios meses de trabajo interno, para colocar los estantes para los libros de todo el conocimiento humano, y de todas las materias, enciclopedias y diccionarios, para uso de la población.
Y posterior a la inauguración, aún se requirieron otros meses de trabajo a puerta cerrada, para colocar mesas, y sillas para los usuarios, escritorios y mostradores para los bibliotecarios, y equipamiento en general de las oficinas.
Cuando por fin abrió sus puertas para atender al público, en febrero de 1983, contaba con 10 mil libros, 18 títulos de revistas, 5 periódicos locales, y 2 nacionales. Contaba con grandes salas para la lectura y el estudio, y además había un área para niños, y hasta una sección para revistas y periódicos.
Los servicios básicos que se ofrecían en cualquier biblioteca eran: préstamo de materiales, información, y orientación. Y con estos servicios se atendió a loa chilpancingueños… y estuvieron muy conformes. No como ahora, que los niños y los jóvenes buscan como locos, las computadoras, internet, y contactos para enchufar sus Lap-top, y sus teléfonos celulares.
Nadie ponía en duda la eficiencia de los bibliotecarios, porque no se tenía antecedente de otra biblioteca así de grande y moderna. Los ciudadanos y los empleados, tenían presente que el objetivo inequívoco de la biblioteca era, promover el estudio, la educación y la cultura.
La biblioteca alcanzó pronto el récord de 12 000 usuarios atendidos, por mes, con lo cual se convirtió, en el centro cultural y educativo de la capital del Estado.
Para consolidarla como institución, al año siguiente de su fundación, se integró al Programa Nacional de Bibliotecas Públicas, con lo cual obtuvo acceso a los beneficios federales.
Grande es la deuda de la sociedad, con los primeros directivos, y las autoridades, porque estuvieron pendientes de mejorar la biblioteca constantemente, para hacerla digna del título de Biblioteca Central.
Se establecieron importantes servicios, como la “Sala Guerrero”. ¿Qué es esta Sala Guerrero? Con la colección de libros históricos del general Enrique Martínez Guevara, se formó un anexo de la biblioteca, con la misión de reunir, todo el acervo bibliográfico referente al estado de Guerrero, su cultura y su historia.
Se puso en funcionamiento la Mapoteca Nacional, con la aportación de 6 285 cartas geográficas, por parte del Centro de Estudios y Proyectos Estadísticos de Guerrero, la Secretaría de Programación y Presupuesto, y el Instituto Nacional de Geografía e Informática.
Se abrió al público una sala de proyecciones, y se inició el servicio de préstamo de libros a domicilio. Se inició el servicio de extensión, para fomentar el hábito de la lectura, la realización de conferencias, y presentaciones de libros.
Así, durante 25 años ininterrumpidos atendió a los chilpancingueños, a los vecinos de las comunidades, y a ciudadanos provenientes de otros estados, y de otros países. Hasta que el edificio se deterioró, y fue necesario remodelarlo. Y esa es otra historia.
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