ARTÍCULO
Empecemos a desaprender
Apolinar Castrejón Marino
Un maestro Zen había invitado a uno de sus discípulos, a tomar el té en su casa. Charlaban animadamente, y en un momento, el maestro tomó la tetera con delicadeza, y comenzó a llenar la taza de su alumno.
Sin mirar aparentemente lo que hacía, pronto la taza estuvo totalmente llena, sin embargo continuó vertiendo el té, que empezó a desparramarse en el platillo, luego en la mesa, y después cayó al piso.
El discípulo, un tanto confundido ante lo insólito del caso, le dijo al Maestro.
“…deje de llenar mi taza, porque el té se está derramando”. El maestro con suficiencia le respondió:
“Eres un excelente observador, pero este el fundamento de mis enseñanzas: debes vaciar tu mente de sus contenidos actuales, y dejar que se llenen con cosas nuevas que yo voy a darte”.
Alvin Toffler dice en su libro “La tercera ola” publicado en 1979: “Los iletrados del futuro no serán aquellos que no puedan leer o
escribir. Sino aquellos que no puedan aprender, desaprender, y re-aprender”.Un maestro Zen había invitado a uno de sus discípulos, a tomar el té en su casa. Charlaban animadamente, y en un momento, el maestro tomó la tetera con delicadeza, y comenzó a llenar la taza de su alumno.
Sin mirar aparentemente lo que hacía, pronto la taza estuvo totalmente llena, sin embargo continuó vertiendo el té, que empezó a desparramarse en el platillo, luego en la mesa, y después cayó al piso.
El discípulo, un tanto confundido ante lo insólito del caso, le dijo al Maestro.
“…deje de llenar mi taza, porque el té se está derramando”. El maestro con suficiencia le respondió:
“Eres un excelente observador, pero este el fundamento de mis enseñanzas: debes vaciar tu mente de sus contenidos actuales, y dejar que se llenen con cosas nuevas que yo voy a darte”.
Alvin Toffler dice en su libro “La tercera ola” publicado en 1979: “Los iletrados del futuro no serán aquellos que no puedan leer o
¿Entonces, necesario desaprender? Pues muchos grandes pensadores, y filósofos, renunciaron a su sabiduría, obtenida en universidades, y basados en investigaciones, para empezar desde cero, una nueva etapa de conocimientos.
René Descartes, por ejemplo, pasó muchos años de su vida estudiando en escuelas y colegios, y luego se dedicó a la enseñanza en las mejores universidades europeas. Creó el sistema de coordenadas para la ubicación de cosas en el espacio. Escribió libros y ensayos, pero inesperadamente, decidió que era incierto lo que sabía, y lo que enseñaba.
Dejó de enseñar y de escribir, y se retiró a estudiar todo desde al principio, con la mayor humildad, basándose en un aforismo llamado Duda Metódica: “Dudo de todo, hasta de mí mismo. Pero si dudo, no puedo dudar de que esté dudando. Y si dudo, pienso, y si pienso, existo”.
Hace algunas décadas, el cantante, autor, y Show men, Facundo Cabral contó en una de sus presentaciones: “Estuve mucho tiempo con los indios yaquis, y en su tribu había un indio llamado Luciano, que tenía una escuela para desaprender. Su idea era sacar de la memoria las cosas que no sirven, la basura que tenemos en la cabeza, y no nos deja caminar. Imagínate cuanta pendejada hemos guardado durante toda la vida”.
En nuestros días, una chica de nombre Gloria Steiner, escribió en el blog de Miguel Ángel Clerc, que “El principal problema para todos nosotros, hombres y mujeres, no es aprender, sino desaprender. Porque todo lo miramos con pre-juicios, como cosas prefabricadas e inminentes: ya todo está hecho, ya alguien lo dijo. En tono de burla, otro bloguero le contestó de in mediato que él proponía que al Abominable Hombre de las Nieves, le cambiáramos el nombre por El inminente Hombre de las Nieves”.
Pero, ¿por qué es necesario desprender? Pues porque nos han llenado la cabeza de cosas que no son ciertas, que son solo probables, o que nos dan una versión “arreglada” de la vida, de la historia, y de la naturaleza.
En nuestros días, los medios masivos de comunicación, la Internet y los discursos de los políticos nos pintan un mundo de fantasía. Y nosotros llegamos a sentir que vivimos en ese mundo de ficción.
Carlos Darwin decía que la belleza es un sentimiento natural, no sólo en los hombres, sino en los animales. Los pájaros adornan sus nidos, y se fijan bien en la belleza de sus parejas.
Pero en nuestros días, cantantes, “artistas”, “compositores”, y demás fauna de la televisión se comportan como seres divinos, sin detenerse a pensar si lo que hacen, tiene la importancia que creen, o si los prejuicios del medio en que viven, les hacen creer que su arte tiene algún mérito.
O expliquemos ¿Cómo hay “compositores” que no saben notación musical? es decir, no saben escribir en un pentagrama. Y también hay “cantantes” que no saben leer lo que hay escrito en clave de sol o de fa, con corcheas, calderones y sostenidos.
¿Futboleros, metidos a galanes de las telenovelas, y “actrices” de la tele, dando “conferencias”? ¿El rap y el Hip Hop son el arte musical de nuestros días?
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