ARTÍCULO

La maldición de los dirigibles
Danie Sans
A inicios del siglo XX, la industria aeronáutica  era muy diferente a como las conocemos.
Los dirigibles encaminaron la carrera del aire y fue en la primera guerra mundial, que el uso de estas naves se  hizo de manera constante, tanto para observaciones,  como  bombardeo de ciudades,  pero su lento desplazamiento los hacían vulnerables y blanco de los enemigos.
Posteriormente su camino, se vio ensombrecido por varias tragedias; pero fueron dos, las  más trágicas, que sepultaron la  trayectoria de los Zepelin, la que hoy te vamos a narrar es la del Dirigible R101.
El accidente más trágico en la historia del coloso ingles,  fue  el del  R101, creado por la compañía Royal Airship Works, debido a la premura de su
construcción, los vuelos de prueba  fueron muy cortos, por lo que se autorizó su utilización bajo estándares muy pobres de seguridad.  Era la década de los años 30’s y no había un sistema metódico de fabricación.
Para el día 4 de octubre de  1930,  la cantidad de equipaje embarcado en el dirigible,  superó las expectativas de carga del R101, llevando poco más de 50 pasajeros en su tripulación. 
Desde su despegue, comenzó a verse algunos grados de inclinación por el exceso de peso, lo que llamó la atención de los ingenieros que estaban junto a más de 6.000 personas que vitoreaban la salida.
La tripulación soltó el lastre de agua para nivelarlo y ganar altura, lamentablemente el mal tiempo hacía presencia y la lluvia y el viento,  cooperaron en la desgracia, aumentando el peso. Por lo que el capitán  solo alcanzó a cruzar el canal de la mancha.  El fuerte viento comenzó a rasgar primeramente las cubiertas protectoras, dejando expuestas las bolsas de hidrógeno, que también se fueron abriendo, comenzando a vaciarse perdiendo mucha altura.
A solo 42 metros del suelo cayó en picada hasta impactarse en tierra, los cables con los que se cruzó, encendieron el gas inflamable, generando llamas de   más de 200 metros de altura,  la noche se hizo día el 5 de octubre de 1930, en un pequeño  pueblo francés.
Lograron sobrevivir 7 personas, del total de las 54  que iban a bordo, muchas de las víctimas murieron sofocadas por la falta de oxígeno que se consumió instantáneamente en la llamarada.
Como consecuencia directa, la Royal Airship fabricante de estos modelos, tuvo que desmantelar el prototipo, que sustituiría al R101 y que contaba con mejores características y tecnología, quedando en el hangar  y dejando que  la  Alemania prenazi dominara por un tiempo los cielos.
Hasta la próxima

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