ARTÍCULO

El triunfo de la democracia
Apolinar Castrejón Marino
La importancia de hacer algunas precisiones con respecto a las elecciones que se efectuaron el pasado 4 de junio, radica en que el sistema político, es el que determina cual será nuestra calidad de vida.
El gobierno es quien ha decidido que seamos pobres, que no tengamos trabajo, y que nos estén asesinando. El gobierno está pidiendo dinero  a la banca internacional, a cambio de nuestro territorio, está agotando nuestros recursos naturales, para que la clase política se enriquezca, y se gasta nuestros ahorros, nuestras pensiones, y nuestros seguros, para mantener el lujo de los políticos y sus familias.
Pero los mexicanos mantienen la esperanza, de que cambien este estado de cosas, si eligen un gobierno diferente. Son miserablemente engañados, con costosas y repetitivas campañas publicitarias de que votar es un derecho irrenunciable, de que el voto es libre y secreto, y de que con su voto, pueden elegir a quien los gobierne.
No podemos dejar pasar la oportunidad de demostrarles a los sufragistas y a los creyentes de la democracia, que nada de eso se cierto, y para tal efecto, tomaremos los “comicios” realizados en el estado de México.
De entrada, se maniobró con publicidad, para que la percepción de la gente se centrara en dos contendientes, representativos de dos partidos “rivales”: Delfina del PRD, y Alfredo del PRI.
En los hechos, todos sabíamos que Enrique Peña Nieto haría hasta lo imposible para que ganara su partido, pues de ese modo, no quedaría huérfano, al acabarse su sexenio en el año 2018.
El PAN es un partido que cayó en el descrédito, después de que gobernó el país durante 2 sexenios, con peores resultados que el PRI. Los expresidentes Vicente Fox, y Felipe Calderón son tan odiados como los priistas Carlos Salinas y José López Portillo.
Y qué decir de la candidata, una conocida perdedora, y una inútil que desperdició la oportunidad de destacar en los elevados puestos que la colocaron: Secretaria de Educación y de Desarrollo Social. En lugar de ello, los mexicanos vimos como Elba Esther Gordillo, jugó con ella como una muñeca, y también vimos como combatía la pobreza, desde el lujo de sus mansiones, y sus viajes al extranjero. Estaba más que cantado que perdería.
Los paleros Oscar González Yáñez del PT, y la “independiente” María Teresa Castell, deberían ir a la cárcel, porque solo contribuyeron a confundir más a la gente, haciéndolos creer que tenían la intención de actuar con rectitud, para que estas elecciones fueran transparentes.
Juan Zepeda, es un tramposo que juega al “ensarapado”. Ante la falta de definiciones de los perredistas, que se encuentran al borde de la extinción, “se puso de pechito” para que lo hicieran candidato, e hizo cuentas de qué es lo que podía ganar por hacer el ridículo.
Teniendo en mente la presidencia de su partido (que está muy partido), y aprovechando que de por si tiene la lengua muy floja, se construyó una campaña de provocador callejero, y “le tiraba” a todo lo que se movía. Con su lengua viperina y aprovechando la inconformidad de los mexiquenses, logró engatusar a buena cantidad de gente.
De la “independiente”, ni hablamos, porque no vale la pena gastar el tiempo de nuestros lectores.
¿Los resultados? Chepina ya aceptó su derrota, pero esperamos que Alfredo del Mazo, tome en cuenta la capacidad que mostró durante la campaña, y la incorpore a su gobierno, como procuradora o como fiscal, para que persiga como perra a los delincuentes.
Delfina tuvo la oportunidad de levantarles la canasta a los priistas, pero la perdieron las malas compañías. No estamos hablando de López Obrador, a quien no bajan de dueño y señor de su partido Morena, hablamos de que se rodeó de traidores como Miguel Barbosa y Oscar Gonzáles, pero sobre todo, los maestros revoltosos con los cuales se alió en la recta final de la campaña.
Del Mazo, se sacó el tigre de la rifa, pues si las instancias electorales vendidas le dan el triunfo, tendrá que cumplir todo lo que prometió. Como tal cosa es realmente imposible, se ahogará en la ingobernabilidad, y esto quiere decir, más delincuencia, más corrupción, más pobreza, y sobre todo que no se acabarán las estupideces de Peña Nieto.

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