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Cruel día, madres
descorazonadas
Jonathan Cuevas.--Entre el eco de “las mañanitas”, las serenatas, cortinas y regalos; hay mujeres para las que el “10 de mayo” es cruel. Son madres a las que les falta, dicen, un pedazo de corazón, porque sus hijos están desaparecidos.
La tarde-noche del 09 de mayo, en vísperas del “día de las madres”, el grupo de mujeres que integra el colectivo de familiares de padres de desaparecidos, secuestrados y asesinados en Chilpancingo, están reunidas en la casa de una de ellas.
Entre pláticas sueltan algunas carcajadas, pero el tono de su voz, sus movimientos y miradas, cambian radicalmente cuando se menciona el día venidero.
AUNQUE SEA MUERTOS...
De frente a una cámara con motivo de una entrevista previamente pactada con dos reporteros, doña Gema Antunez Flores empieza a hablar.
“A mi hijo se lo llevaron el 27 de febrero del 2011. Lleva seis años que desapareció y es fecha en que no tengo noticias ni buenas ni malas de su paradero”.
Su hijo es Juan Sebastián García Antúnez de 22 años (al momento de su desaparición), a quien se llevaron junto con otra persona del paseo “Alejandro Cervantes Delgado”.
Entre más se adentra en su relato, el semblante de doña Gema se torna decaído, y en sus ojos empiezan a corroer las lágrimas. A sus espaldas hay una pancarta que reza: “justicia”.
“Mi búsqueda ha sido constante y como ustedes comprenderán, el 10 de mayo es una fecha que nos duele. Duele mucho porque la llaga la tenemos presente; es un dolor que jamás cesará y nuestro peregrinar es nuy duro”, expuso.
Sus manos no dejan de moverse y sus pies cruzan de un lado a otro constantemente, mientras sua mejillas ya están empapadas.
Cuenta que su familia ha acudido con funcionarios y han hecho sua denuncias, pero como respuesta han recibido mensajes inhumanos. “Pues ya no está, ya se fue”, les han llegado a comentar los “servidores públicos”.
Así, cada instante de su vida viven en la angustia por no saber si sus familiares están vivos o muertos, e incluso han llegado a pensar que, “aunque sea muertos, pero los queremos encontrar”.
Para doña Gema, este 10 de mayo no es de festejo. “Este diez de mayo es cruel. Es una fecha que aunque quiéramos reir, aunque quiéramos estar contentos con nuestra familia, nuestros familiares no nos lo permiten totalmente, porque nos hace falta una parte de nosotros. La delincuencia nos ha arrancado una parte de nuestro ser, nos ha dejado huecas. Vivimos porque tenemos que vivir”.
Cada día, la señora Antúnez Brito ruega a Dios que le de fuerzas para seguir buscando a su hijo. Incluso, ante la ausencia en este 10 de mayo, recomendó a los padres que disfrute  a sus hijos y que les den mucho amor, porque “cuando ya no los tenemos, ansiamos tenerlos un ratito por lo menos”.
Sebastián García era el hijo más maravilloso de este mundo; afirma la señora Gema. Él sabía tocar la guitarra y cada decha eapecial, le cantaba mas mañanitas. Le llevaba serenata y siempre llegaba a abrazarla.
En su vida cotidiana, asegura la madre, el joven salía a correr y jugaba futbol. Era un muchacho muy alegre y, el día de las madres, para el joven era bastante importante porque ella, doña Gema, fue madre y padre a la vez, pues ella crió a sus hijos desde pequeños.
FALTA UN PEDACITO SE CORAZÓN
Olga Lidia Mendoza Chávez busca a su hijo José Eafael Reyna Mendoza. Desapareció hace 26 meses cuando estaba trabajando en la colonia San Rafael Norte.
Por el caso de José de 19 años, hay tres presuntos responsables detenidos, a quienes no se les ha podido sacar una declaración. Simplemente han dicho: “lo entregamos”, pero no dicen a quién ni dónde. 
“Esta fecha 10 de mayo para mi no es una gran fecha. Me hace falta ese pedacito de corazón que se llevaron. La delincuencia no sabe qué daño causa a las familias. Son sufrimientos, enfermedades que como familia nos dan. Yo les puedo decir que este 10 de mayo, mecesito encontrar a mi hijo. Necesito que Dios me de salud para seguir buscando”, señaló la mujer, casi ahogada en llanto.
Describe a su hijo como un niño alegre que siempre estaba haciendo bromas. Le gustaba estar en casa y ver televisión en familia. Se enojaba en ocasiones pero, en 10 de mayo siempre llevaba serenata y entregaba un regalo a la mujer que lo trajo al mundo. Siempre traía flores y una cortina de papel.
“Lo extrañamos”, murmulla doña Lidia al momento que refleja su dolor por cada poro de la piel.
“Quisiera que el gobierno hiciera algo para acabar con esta delincuencia, porque es un dolor que no acaba. Nos está matando día a día, nos lastima, y más cuando vemos a las familias completas festejan días como este”,
Las preguntas terminaron para doña Lidia y ella se levanta al tiempo que limpia las lágrimas de sus mejillas y ojos. Se levanta y aleja lentamente, para tomar otro asiento.
EXTRAÑANDO SUS ABRAZOS
De espaldas a la pancarta se coloca ahora doña María Guadalupe Rodeíguez Narciso. Busca a Josué Molina Rodríguez, desaparecido el 04 de junio de 2014; es su hijo.
Doña lupita parece soportar el dolor. Su mirada es firme y casi no muestra nerviosismo frente a la cámara, al momento de iniciar su relato.
“Ignorábamos qué pasaba. Esperábamos que nos pidieran un rescate porque yo sabía que mi hijo no tenía problemas de la delincuencia, pero nunca llegó”, expuso. 
Pero la angustia fue apareciendo poco a poco. Entre más recuerdos llegaban, más se quebrantaba su voz.
Su hijo se estaba titulando de licenciado en derecho y le ayudaba en algunos trámites jurídicos, porque doña Lupita también es abogada.
“¿Cómo recordar estas fechas?”, se pregunta ella misma, y así misma se responde: “pues mi hijo no era solvente económicamente, por eso se veía preocupado para sacar adelante a sus niños porque ya tenía tres hijos”.
“Estos días para nosotros, 09 y 10 (de mayo), vienen los recuerdos para nosotras. Porque mi hijo a pesar de sus dificultades económicas se iba a Liverpool, a las mejores tiendas para comprarme una prenda. Me decía: ‘¡Mamá! Tú me diste lo mejor y tú te mereces lo mejor...’. Y si tengo algunos trajes más o menos, es porque él me los había comprado en Liverpool”, recuerda.
En ese justo momento doña Guadalupe ya no pudo contener el llanto. Entre sollozos, con la mirada al suelo soltó las palabras más tristes: “Extrañar sus abrazos, sus besos. Siempre me decía: aunque no me quieras, abrázame. Y nos abrazábamos, platicábamos, reíamos”.
Por eso, este día para ella y las otras madres no es festivo, no es para estar felices, “porque nos falta esa parte de corazón”.
“Nuestro corazón está destrozado. Hemos subsistido porque Dios es grande, pero mientras no encontremos a nuestros hijos, nuestro dolor y nuestro llanto ahí está”, se lamenta una y otra vez.
Y reprocha que en México se atravieza un momento difícil donde “ahorita puedes estar bien y alrato ya no estar, o puedes salir y no regresar a tu casa, porque los gobiernos han permitido todas las situaciones que estamos viviendo”.
Casi al final de la charla, doña Lupita volvió su semblante recio, y advirtió: “uno por los hijos está dispuesto y expuesto a hacer lo que sea, por encontrarlos, entonces este día es para exigirle al gobierno que queremos a nuestros hijos con vida”.
“Este nueve y diez de mayo nosotros no podemos festejar, no podemos celebrar cuando estamos destrozados como madres, como padres. No hay esa alegría para brindar, para celebrar, como era antes”, dijo, mientras secaba sus lágrimas. (API).

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