ARTÍCULO
Tixtla, De Fiesta En Fiesta
Apolinar Castrejón marino
Esos tistecos se la pasan en pura fiesta. Imagínese, apenas celebraron a San Isidro el pasado 15 de mayo, y ya se preparan para celebrar a la Virgen de la Natividad, los días 30 y 31 de mayo.
Usted diría que tienen mucho dinero, pero no, son gente humilde que se dedica a la agricultura, y trabaja mucho para lograr una cosecha más o menos.
Porque no estamos hablando de un bailecito y unas flores para el santito, no, estamos hablando de danzas, música “de viento”, castillos de pólvora, comida para todos los visitantes “hasta que alcance”, y desde luego “harto chupe”.
Bueno, eso sí, hay que ser hospitalarios con los viajeros que vienen a visitar a la virgencita más milagrosa, madre de nuestro Señor Jesucristo, desde lugares remotos de las costas, la tierra caliente y la montaña de “la entidad”.
El Santuario es la iglesia donde se encuentra la Virgen de la
Natividad, y también se llama “El Santuario”, el barrio donde se halla la iglesia. Es el más grande y el más poblado de Tixtla, y también es el más pobre.
Bueno parece que el barrio de “El Fortín” es todavía más pobre, porque ni siquiera tiene calles bien definidas, y a veces hay que pasar por el patio de una vivienda para ir a otra. Pero también hacen su fiestecita a San José el 19 de marzo.
En el barrio de Sr. Santiago viven las mejores familias, que se dedican a la ganadería y al comercio de animales como vacas, caballos y chivos. En el mercado, venden leche y todos sus derivados como queso, jocoque, y requesón. También le saben a la carnicería, y son los que mejor viven, aunque las malas lenguas dicen que también venden carne de reses robadas, delito que las leyes llaman abigeato.
El barrio de “cantarranas” se llama así, porque se encuentra en las proximidades de la laguna, y durante la temporada de lluvias abunda ese tipo de batracios, a los que les gusta croar durante la noche.
Pa´ que no diga que fuimos exagerados cuando dijimos que esos tistecos son muy fiesteros, les constaremos que el barrio de cantarranas, hace 15 años se dividió, para que tuvieran otra iglesia y otro santo que festejar: Así se hizo el barrio de Santa Cecilia, que es patrona de los músicos, y la celebran cada 22 de noviembre.
La tradición particular de Tixtla es que días antes de la fecha a celebrar se realizan los “Encuentros” los cuales consisten en que los barrios acuden saludarse, y llevar ofrendas al Santo o Virgen festejados.
Así por ejemplo, el barrio de San Lucas participa en el “encuentro” con el barrio del Santuario, llevándole muchas flores, y ceras (velas) para la Virgen de la Natividad. Y también llevan “carros alegóricos”, con niñitas bonitas caracterizadas como la virgen, o cualquier otro motivo religioso o bíblico.
Del barrio de El Santuario parte un comité de bienvenida, y cuando se “encuentran” a la entrada de la plazoleta del barrio intercambian saludos, abrazos, y reverencias. Y también comidas y bebidas: mezcal, tequila, mole verde, y tamales. Y así se hace con todos los demás barrios.
El ambiente, lo ponen las músicas “de viento”, y las danzas de “Los Manueles”, “Los Diablos”, y “Los mudos”, que son “bailes” locales. Los visitantes y peregrinos han introducido “Los Chinelos, “Los Pescados”, y los vampiros”.
Destaca por su alegría un contingente de homosexuales (que abundan por ahí) vestidos como mujeres, con máscaras de hule como las que utilizan los niños en jalowin. Los huesquiscles pululan por dondequiera, asustando a la gente con su indumentaria como zombis, y llevando muñecas viejas, pieles, o animales disecados para acercárselos a la cara a los que se encuentran distraídos.
La “vieja de los manueles”, es un hombre enmascarado, vestido con enormes enaguas, bajo las cuales se amarra almohadas o globos para parecer muy caderona. Baila frenéticamente agitando sus nalgotas, y de repente se las restriega a algún hombre incauto, ocasionando las risas y burlas de la gente.
Si quiere divertirse sanamente, pues vamos a Tixtla. Al llegar, pregunte en donde se encuentran los “mayordomos” que son quienes organizan la fiesta, y ahí lo invitarán a comer, y le darán su buena ración de chupe, hasta para perder el apellido.
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