ARTÍCULO

El llamado de AMLO
Edilberto Nava García
La capacidad, el carisma y consecuente liderazgo de Andrés Manuel López Obrador son atributos que conocen bien los hombres del sistema político en México, pues durante más de dos décadas ha ocupado un lugar de preeminencia política y figura nacional. Es pues parte del sistema. Ahora mismo hay regiones en las que está por levantarse una especie de avalancha ciudadana en su favor, porque por más que la gente se asoma al espectro político al interior de los partidos, especialmente en el otrora hegemónico PRI, no vislumbran a uno con capacidad para un buen relevo del actual ejecutivo federal y jefe de las instituciones.
Sin embargo, las elecciones locales en el Estado de México acaparan durante estas semanas la atención pública de la inmensa mayoría de los actores políticos. La abanderada de Morena, según las encuestas va en segundo lugar. Con todo y que las

encuestas ni son tan confiables aparte del margen de error, porque obedecen a quien las paga mejor, aportan datos aproximados y es tanto como decir en el lenguaje de pueblo: cuando el río suena, agua lleva. Quizá a ello se deba el llamado urgente del dirigente nacional de Morena a los partidos de izquierda, para que se sumen ya en un solo frente para los comicios en Edomex.
Le asiste la razón a AMLO en su invitación a la unidad electoral, pero es una invitación extemporánea. La unidad que propone con notorias ventajas, tuvo su momento y es lógico que la circunstancia debió ser en las semanas en que los partidos decidieron sus candidaturas a la gubernatura. Antes de gastar dinero, energías y saliva en una campaña que va más allá de la mitad. A estas alturas varios de ellos ya gastaron, ya contrajeron algunos compromisos y hasta se puede decir que empeñaron su palabra de sostener sus postulaciones hasta ver los resultados, sean los que fueren.
El tono en que expresó AMLO su llamado oculta una probable preocupación fundada: que pese a los buenos augurios de las encuestas, no existe la seguridad de éxito si continúan solos como Morena. Y sin embargo hay una posibilidad, pues sólo la conciencia nacionalista en los partidos de izquierda puede dar la unidad en torno a Morena.
Pero se estima que el sistema presidencialista en México hará cuanto esté a su alcance para hacer triunfar al abanderado priista porque se trata de la entidad que gobernó el actual presidente de la República. Esto último es un reto bien difícil, pues ya se tiene la experiencia de Veracruz donde Duarte, hoy tras las rejas, destinó millones y millones de pesos del presupuesto sin que pudiera triunfar su abanderado.
También en el Estado de México se vive hoy otra realidad. Su población no es pobre y sin embargo el gobierno no puede ocultar sus cinturones de miseria, por más que en él residan los más altos potentados hombres de la industria, de la banca y los más jugosos negocios, sí ellos, quienes se han beneficiado con las reformas estructurales, causantes también de esas franjas o cinturas de miseria. Constituyen la arenita en el zapato del PRI y por las cuales se antoja muy difícil obtener la victoria comicial; ello, sin necesidad de hacer ver el árbol genialógico de los Del Mazo es por hoy vetusto y un tanto rancio.
Y perdón por no compartir con ese prominente político, que expresó que la corrupción en México es cultural, expresión que avala a toda la podredumbre en el manejo del erario público en sus distintos niveles. Nuestro país cuenta con gente capaz y honrada, sólo que no encajan en la asfixiante corrupción oficial. Tal es el panorama, la situación del Estado de México, donde a grito abierto o soterrado su población exige ya un cambio de los hombres del poder. Y es evidente que los resultados electorales en dicha entidad que circunda a la capital del país, serán los antecedentes que indicarán con claridad los resultados de las elecciones presidenciales del año próximo.