PRIMERA PLANA
Clon de la Diana Cazadora.
Coloca Evodio un clon de la
Diana Cazadora en Acapulco
Miguel Angel Mata Mata.ACAPULCO, GRO.- “Un negocio más del gobierno municipal de Acapulco que encabeza, Evodio Velásquez Aguirre del Partido de la Revolución Democrática (PRD) con particulares se ha consumado. La escultura de La Diana Cazadora ha sido removida de su sitio y en su lugar han puesto a un clon aumentado. Finalmente es el proceso de degradación en el que se ha sometido nuestro todavía hermoso puerto. Antes teníamos turistas de todo el mundo, el aeropuerto repleto de aviones y la bahía llena de cruceros, ahora nos sentimos satisfechos con el turismo social en autobuses y una Diana grandota”, han comentado en redes sociales ante la sustitución de la original escultura que se ubicaba en los entronques de Costera Miguel Alempán y Farallón del Obispo.
— “¡Ta chida!” dicen los “inteleptuales” aplaudidores de oficio de nuestras ocurrentes y frívolas autoridades de Acapulco.
El gobierno municipal de Acapulco ha dicho que embellecerá la ciudad para recibir a los asistentes a la edición del Tianguis Turístico de Acapulco. Con ese argumento ha destruido calles recién hechas para construir nuevas, cuyas obras han sido asignadas de manera directa a una empresa propiedad de un arquitecto de apellido Trani, quien ha tenido problemas judiciales por denuncias de corrupción en otros gobierno. Incluso ha sido inhabilitado para hacer contratos con los gobiernos locales.
El centro de la ciudad es, particularmente, un campo minado a donde los vecinos y comerciantes han sufrido el cierre de sus calles en tres ocasiones en menos de diez meses, a causa de las ocurrencias municipales.
— “Quedará bien bonito”, les dijo el alcalde Evodio Velázquez a vecinos y comerciantes en una visita en la que no supo qué responder cuándo le preguntaron la causa de construir y destruir en tres veces las mismas calles.
— “¿Y cuándo las destruirán (las calles) otra vez?”, le preguntaron y salió por piernas sin pagar una orden de pescadillas que consumió.
Los comerciantes se han preguntado cuál es la causa por la cual, al decir remodelar, el municipio ha pintado fachadas de casas y negocios que están deshabitados o cerrados. “A los negocios y casas que viven o están abiertos ni nos pelan”, dijo un vecino. Incuso han denunciado que las cantinas de La Quebrada ya se aprovechan de las nuevas banquetas para hacer crecer sus negocios.
Los parques de la ciudad y zonas federales también han sido objeto de la voracidad municipal. De la Plaza Guatemala, ubicada en Costera y Vía Rápida, “despareció” el busto de un poeta guatemalteco donado por aquel país como símbolo de hermanamiento entre dos naciones. Las 40 palmeras en forma de botella, cuyo costo en el mercado es de cincuenta mil pesos cada una, han sido sustituidas por palmas que cuestan doscientos pesos en los viveros, pero cuya facturación a nombre de una asociación que dice defender los derechos de los acapulqueños, se eleva a dos mil pesos por unidad al ser cobradas en la secretaría de finanzas del municipio. Nada mas de doscientos pesos a dos mil pesos hay mucha diferencia.
Las palmas arrancadas de esa plaza siguen tiradas en la calle Horacio Nelson, en Costa Azul. Ciudadanos dijeron que serían sembradas en un complejo de lujo que ha construido en esa colonia una funcionaria municipal del área de adquisiciones quien, en menos de un año, logró el milagro acapulqueño: se ha convertido en millonaria a partir de modesto salario como burócrata. Sin embargo ante la denuncia de los vecinos, los oficialistas allegados al municipio han informado en redes que las famosas palmeras serán sembradas en los camellones de esa colonia.
— ¿Como por qué quitan las caras palmeras de un parque en la costera y se las llevan a Costa Azul, donde vive gente de clase media alta? ¿Si alli vive gente con dinero por qué no las pagan ellos?, han preguntado los acapulqueños. Nadie les ha respondido.
En otro parque, el llamado El Parque de la Reina, el ayuntamiento “desapareció” un monumento donado por otra nación, con el argumento que harían locales comerciales en una ventana ecológica. La presión ciudadana les obligó a decir que modificarían el proyecto y el monumento desaparecido reapareció, milagrosamente, en los jardines del Fuerte de San Diego.
Y la joya de las obras otorgadas a los amigos de quien manda en el ayuntamiento es la reubicación del monumento al tritón Apolonio Castillo, héroe acapulqueño. Lo quitarán del Parque Papagayo para ponerlo en el crucero de Vía Rápida y Costera.
— “Se verá mejor allí”, han dicho las autoridades.
Sin embargo ambientalistas han denunciado que el cambio de ese monumento y la desaparición de otro en el Parque de la Reina es una trampa tendida por el ayuntamiento para así poder desaparecer las ventanas ecológicas de Acapulco. En el Plan Director Urbano de la Ciudad se establece que las ventanas ecológicas de Acapulco, donde no pude construirse nada en la playa, se ubican entre los monumentos Apolonio Castillo, en el Parque Papagayo, y el monumento del Parque de las Reina.
— Al desaparecer esas referencias técnicas desaparecerán las ventanas ecológicas y cualquiera podrá construir sobre la playa tapando la vista a la bahía”, dijeron los ambientalistas.
LA HISTORIA DE LA DIANA CAZADORA
El clon que sustituirá al original de la Diana Cazadora en Acapulco nada tiene que ver con el original de la obra que es una réplica exacta a la instalada en la ciudad de México y cuya historia es la siguiente:
La escultura de la Diana Cazadora, cuyo nombre verdadero es el de «La Flechadora de las Estrellas del Norte», inicia su historia en 1942, cuando el entonces presidente de México, Manuel Ávila Camacho, a través del regente del Distrito Federal, Javier Rojo Gómez, inició un programa de embellecimiento de la ciudad que incluía la creación de varias fuentes monumentales en glorietas o esquinas representativas.
El arquitecto Vicente Mendiola y el escultor Juan Olaguíbel, fueron comisionados para que realizaran la construcción de una de estas fuentes para una glorieta que se localizaba sobre el Paseo de la Reforma cerca de la entrada al Bosque de Chapultepec. El tema que se eligió fue el de Diana, la diosa romana de la caza, la Luna, pero en esta fuente, esa diosa, en vez de cazar con su arco bestias en los bosques, ahora flecharía las estrellas de los cielos del norte, de ahí el nombre de la escultura.
La identidad de quién posó para el artista fue por mucho tiempo un misterio, hasta que en el año de 1992 se supo que la modelo tenía entonces 16 años de edad, se llamaba Helvia Martínez Verdayes (hoy viuda de Jorge Díaz Serrano) y trabajaba por las tardes como secretaria en las oficinas de Petróleos Mexicanos, en una oficina dirigida por Vicente Mendiola, amigo del escultor. Fue ahí donde éste le propuso que modelara para la escultura. La joven aceptó y la escultura fue elaborada de abril a septiembre de 1942, mes en que finalmente se realizó la fundición en bronce de la misma. Durante todo ese tiempo, Helvia Martínez Verdayes posó desnuda para el escultor sin recibir otra paga que la vanidad de ver su cuerpo inmortalizado en una de las avenidas más hermosas de la ciudad. Sin embargo, para evitar el escándalo, ella misma pidió guardar en el anonimato su identidad, como declararía más adelante en entrevistas para Canal 22 y para la revista Macrópolis en junio de 1992; además ella fue la modelo de la Fuente de Petróleos 10 años después, en 1952.3
La Fuente de la Flechadora de las Estrellas del Norte fue inaugurada el 10 de octubre de 1942 y desde ese momento se ganó el afecto del pueblo, quien la empezó a llamar «La Diana Cazadora», pero desde esa fecha también se ganó las críticas de los sectores más ultraconservadores de la sociedad mexicana de la época, y un año después la Liga de la Decencia, tras una serie de actos de protesta que incluyeron la colocación de ropa interior de tela sobre la escultura argumentándose en motivos cristianos, logró que Juan Olaguíbel le colocara un calzoncillo de bronce a su obra. Sin embargo, el artista —previendo otros tiempos de mayor libertad— únicamente lo fijó con tres puntos de soldadura, en espera de poder retirarlo más adelante.
Al paso del tiempo, la mentalidad de la sociedad mexicana fue desarrollándose y, para aprovechar la celebración de las Olimpiadas de México 1968, el entonces regente Alfonso Corona del Rosal, en respuesta a una petición de Juan Olaguíbel, decidió retirar el taparrabos de bronce de la escultura, y así tras 25 años, la Diana volvió a lucir su belleza original en 1967. Sin embargo, al realizar esto, la estatua sufrió algunos daños. Para solucionar la situación, se decidió fundir una nueva pieza sin defectos para que ocupara ese lugar, mientras que la que resultó dañada fue vendida por el artista al regente para evitar que la pieza fuera destruida. Esa pieza fue donada por el político a Ixmiquilpan, Hidalgo, su pueblo natal, donde permanece desde 1970.
Para 1974 con la construcción del Circuito Interior (hoy Circuito Bicentenario) la Diana fue retirada de su lugar y guardada dos años. Luego de las obras, en 1976 fue reubicada a un costado del extinto cine Chapultepec, en el Parque Ariel, en ese sitio la singular dama permaneció olvidada por un espacio de 16 años. Ante las presiones de la ciudadanía, la Diana regresó en 1992 al Paseo de la Reforma, pero esta vez al cruce de Río Mississipi y Sevilla, donde permanece hasta el día de hoy luciendo su cuerpo firme, cabello ondulante, eterna belleza y su arco sin flecha.
LAS RÉPLICAS DE LA DIANA CAZADORA
La Diana Cazadora se ha visto en las siguientes poblaciones:
Acapulco, Guerrero; Cuernavaca; Morelos; Chihuahua, Chihuahua, Ciudad Juárez, Chihuahua; Ixmiquilpan, Hidalgo (la escultura original); Ixtapan de la Sal, Estado de México; México, Distrito Federa; Glorieta de Río Misisipi y Paseo de la Reforma; Génova y Hamburgo, Zona Rosa; Monterrey, Nuevo León; Pueblo, Colorado (Estados Unidos); Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí; Tijuana, Baja California; Tlalnepantla de Baz, Estado de México; Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; Villa de Álvarez, Colima; Villahermosa, Tabasco
Sin embargo en Acapulco, a partir de la fecha, no habrá una Diana Cazadora sino un clon. Nadie sabe a dónde será llevado el monumento anterior. Tal vez al complejo de condominios de lujo de Costa Azul, al jardín de las casas de nuevos ricos en Punta Diamante o, si acaso hay presión ciudadana, tal vez reaparezca en los jardines del Fuerte de San Diego.
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