NOTA ROJA

Fueron por empleos y
regresaron en ataúdes

Bernardo Torres.--El viernes 10 de febrero, una camioneta en la que viajaban más de 30 jornaleros agrícolas, se accidentó en Autlán, Jalisco. La mayoría eran originarios del Estado de Guerrero, de la zona del Alto Balsas; 14 fallecieron, entre ellos siete guerrerenses y 28 permanecen hospitalizados.
Este nuevo accidente ha encendido las alarmas en los pobladores de las comunidades que cada año tienen que desplazarse a otros estados del país en busca de un empleo, siendo que en sus lugares de origen tienen tierras, agua y mano de obrar, pero no han tenido acceso a proyectos productivos.
Entre los fallecidos, iban tres menores de edad, de 12, 13 y 15 años, que incluso tuvieron que abandonar la escuela para sumarse como mano de obra de las empresas
que contrataron a sus padres el año pasado, pero que ante la falta de oportunidades, también migraron a ese estado.
Las víctimas mortales eran originarias de la comunidad de San Juan Totolcintla, municipio de Mártir de Cuilapa, uno de Ahuetlizpa y otro más de San Francisco Zumatlán, todas asentadas en la Riviera del Río Balsas, entre el Norte y la Montaña del Estado de Guerrero.
En el mes de noviembre, partieron del estado de Guerrero, contratados por una empresa para trabajar en el corte de caña en el municipio de Melchor Ocampo, como la hacían cada año.
“Los menores se fueron con los papás, como lo que les pagan en el corte de caña es poco, entonces los hijos a veces buscan trabajo para ayudar un poco en los gastos, y lamentablemente se accidentaron”, refirió, el señor Melquiades García Avilés, comisario ejidal de la comunidad de San Juan Totolcintla.
La distancia y la falta de comunicación con sus paisanos, les han impedido hasta ahora saber el estado de las personas lesionadas, y sólo tienen conocimiento que son alrededor de 28, sin saber de qué localidades son.
El jueves pasado, una representación de los migrantes acudió a la Secretaría de Asuntos Indígenas y Comunidades Afromexicanas (SAICA), para demandar apoyo para los heridos, y que se presione a la empresa que los contrató, para que las familias de los fallecidos sean indemnizadas.
“Se van familias enteras porque aquí no hay empleo”
Cada año emigran familias enteras de las zonas del Alto Balsas, Montaña y Costa Chica de Guerrero, en busca de empleo. La mayoría enganchados por empresas de Jalisco, Nayarit, Sinaloa y Durango, y que mayormente no son empadronados por las secretarías del Migrante o de Asuntos Indígenas del estado.
La semana pasada, acudieron a la SAICA para pedir que se tomen cartas en el asunto, además de la indemnización y pago de los gastos médicos de los heridos, la propuesta es que se designen recursos al Alto Balsas, que ponga fin a esta oleada de migración que se da cada año, y que trae consecuencias fatales, como este accidente.
Expuso, que aunque demasiado tarde por sus compañeros que perdieron la vida, aún se puede impedir que siga habiendo víctimas de la pobreza y de la falta de oportunidades en Guerrero.
“Claro que no le van a devolver sus familiares, pero al menos que cambie la situación de los migrantes, si ellos pueden ayudar, que lo hagan, para que a nuestra gente no los envíen al campo, mejor que estudien, los niños no deberían andar en el campo, que sean más responsables los contratistas”, pidió.
El viernes pasado, luego de la exigencia de los migrantes, se estableció una mesa de trabajo en la que participan, la Secretaría de Asuntos Indígenas, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, la Secretaría del Migrante, así como los ayuntamientos involucrados en este fenómeno migratorio.
Melquiades García Avilés, relató que la solución ideal para poner fin a esta situación de vulnerabilidad a los migrantes, es la dotación de proyectos productivos, pues la Zona del Alto Balsas, tiene suficientes tierras y agua, para detonar la economía mediante la agricultura.
En la región, la mayoría de los pobladores se dedica a la siembra, principalmente de sandía y maíz, sin embargo las producciones son escasas, por la falta de recursos para mantenerlas, y posteriormente para sacarla al mercado.
La temporada pasada, expuso, que la producción de sandía fue muy buena, pero muchos no pudieron sacarla a los mercados, por falta de transporte y por el mal estado de las carreteras.
Hasta las localidades llegaban compradores que les ofrecían pagarles el kilo de sandía a 2 pesos con 70 centavos, por lo que muchos dejaron perder el producto, al no poder emplear a más gente.
“Necesitamos apoyo, tenemos el recurso, que es el río, pero no tenemos el medio para explotarlo”, finalizó. (API).

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