Sale más caro comprarle el combustible, neumáticos, y reparar descomposturas, que el servicio menos atractivo que ofrece a la comunidad de Chilpancingo, el trenecito adquirido por el gobierno municipal que encabeza el priista, Marco Antonio Leyva Mena,  ahora  ya es un verdadero estorbo, y hasta  peligroso que paulatinamente se va convirtiendo en chatarra.

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