COLUMNA
El Grillito Sin Censuras
Alfonso Cerdenares Domínguez
Pasaron ya los “Días Grandes”. -.Las sarcásticas Calaveritas Literarias. -.Celebramos al Dios Mictlantecuhtli. -.Sigamos conservando nuestras tradiciones mexicanas.
Pasaron ya los “Días Grandes”, dedicados al culto de nuestros fieles difuntos y volvemos a la rutina, a la brega diaria de salir de casa con el temor de no volver, de no regresar, por la tremenda inseguridad que pervive, no solamente en la capital del estado, sino en todo territorio estatal y hasta nacional; muchas
familias, cientos de miles, en estos dos días de festividades –que no religiosas, pues recordemos que nuestros antepasados ya rendían culto a la muerte y honraban a sus difuntos –acudieron a los panteones para dejar flores y veladoras a sus difuntos; en otros lugares, se hicieron grandes ceremonias en honor a los que se nos adelantaron, de una u otra forma, en el camino hacia la eternidad; sin embargo, no faltó el gandalla, el abusivo, el que aprovecha las circunstancias de necesidad de la gente, para lucrar con este tipo de eventos que, año con año, sigue tradicionalmente con la instalación de la ofrenda en casa, con el consabido pan de muerto, el mole, los tamales, el atole de arroz o como le gustaba al ser querido, el chocolate, las flores de cempaxóchitl, las cadenas, la fruta como mandarina, plátano y demás, sin faltar el incienso para aromatizar la llegada del alma, el espíritu del ser querido, quien es guiado por un camino hecho por pétalos de flores regadas en el piso; ¡Ah!, pero eso sí, los jocosos, los que nos gusta la diversión, a los que, como buenos mexicanos, nos gusta reírnos hasta de la muerte, no perdimos el tiempo en redactar las sarcásticas Calaveritas Literarias que, como es tradición, se dedican a los políticos, autoridades y hasta personajes con los que se tiene sobrada amistad; así recordamos, una vez más, el eterno viaje que han hecho nuestros ancestros hacia Mictlán, la tierra de los muertos; así celebramos al Dios Mictlantecuhtli, dios del inframundo y de los muertos que los conduce al paraíso no terrenal; recordemos que en todas las culturas del México prehispánico la muerte y el lugar al que se dirigirían los muertos, el Mictlán, tenía una papel central, por lo que en los enterramientos de aztecas, mayas, toltecas y zapotecas, entre otros, junto con los restos humanos siempre había un lugar especial para las ofrendas funerarias, que tienen la función de ayudar al difunto en su viaje y a vencer a las fuerzas adversas que dificultan al alma llegar al destino final que se alcanza al lado de los dioses en el universo; en fin, sigamos conservando nuestras tradiciones mexicanas, las pocas que nos quedan luego de la invasión que sufrimos por los españoles que llegaron y destruyeron nuestra cultura y recordemos la máxima prehispánica, escrita en el Popol Vuh: “Arrancaron nuestros frutos,/ cortaron nuestras ramas,/ quemaron nuestro tronco,/ pero no pudieron matar nuestras raíces…” y a ver hasta cuándo logramos preservarlas; veremos qué pasa, si no, al tiempo y… ¿quién es el que anda ahí? Comentarios y sugerencias al E-Mail: elahuizotejr@hotmail.comPasaron ya los “Días Grandes”, dedicados al culto de nuestros fieles difuntos y volvemos a la rutina, a la brega diaria de salir de casa con el temor de no volver, de no regresar, por la tremenda inseguridad que pervive, no solamente en la capital del estado, sino en todo territorio estatal y hasta nacional; muchas
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