PRIMERA PLANA
Francisco Orihuela Ramírez y su gusto por la guitarra. (Foto: Especial).
Se alumbra gobernador con
la luz del “niño empanadero”
Brenda Ayala Terrazas.ACAPULCO, GRO.--En una sencilla casa de la popular unidad habitacional Colosio, ubicada en la zona Diamante de Acapulco, vive Francisco Orihuela Ramírez, el jovencito de 15 años que saltó abruptamente a la escena pública gracias a un video en el que, haciendo gala de una sorprendente técnica persuasiva de venta, se le ve tratando de convencer a unos turistas para que le compren empanadas.
En unos cuantos días desde la difusión del video, la vida de este carismático niño y de su familia comienza a trastocarse por el asedio de periodistas, empresarios de gran calado y hasta por el oportunismo político.
Paco se asoma con timidez a la ventana para ver quién es la persona que lo está buscando. Sonríe al saber que lo quieren entrevistar y pide autorización a su padre, Alejandro Orihuela Mcclennon, para atender el llamado.
La madre de Paco, Aurea Ileana Ramírez, observa a la reportera desde la ventana superior:
–Usted vino ayer, ¿verdad?
–Sí.
–¡Discúlpenos! Ahorita no podemos porque vamos al primer informe del gobernador del estado (Héctor Astudillo Flores), y ya se nos hizo tarde –dice angustiada.
En el piso de abajo el jovencito le pregunta a su padre, quien no está visible en la escena, si puede atendernos.
–En este momento no podemos –afirma Paco con una sonrisa cálida, obedeciendo lo indicado por sus padres.
Desde la ventana del piso superior su mamá secunda la moción y señala que la plática podría realizarse más tarde, después del acto oficial del gobernador Astudillo que se realizaría en el Fórum Mundo Imperial, ubicado en el puerto.
Sin embargo, tras la insistencia de la reportera, Orihuela Mcclennon, de raíces alemanas, sale de la casa y atiende a la visita. Vestido con una camisa blanca de manga larga, pantalón de mezclilla y zapatos café, con su cabellera castaña hasta el hombro y empapado en sudor, se disculpa por el inconveniente.
–¿Cómo están tomando ustedes el impacto de las habilidades de su hijo en las redes sociales? ¿Esperaban esta exposición mediática?
–La verdad es una sorpresa para nosotros. Los únicos que estábamos acostumbrados a las cámaras somos su mamá y yo.
De madre alemana, el papá de Paco, quien es periodista, tiene un sitio en internet llamado “Punto Final Back”. Ahí difunde videos en los que critica las malas prácticas gubernamentales. Sobre Enrique Peña Nieto, por ejemplo, dice en uno de sus videos que “no es pendejo” sino “que se hace pendejo”. Como si fuera una estrella de cine, aparece en otra grabación siendo maquillado y peinado a cuadro aparentemente por su esposa mientras empieza un monólogo sobre la visita de Donald Trump a México.
También puede vérsele con una boina al estilo Che Guevara entrevistando al escritor francés Patrice Stinckwich en el Fuerte de San Diego, y con la misma boina hablando sobre el aniversario del 2 de octubre de 1968 –simbología y discurso ideológicos que contrastan con unas fotografías en las que posa con Margarita Zavala, aspirante a la candidatura presidencial del Partido Acción Nacional.
La mamá de Paco es productora de los contenidos del blogspot de su esposo y en su sitio de Facebook exhibe testimonios del amor que se profesan él y su pareja; ambos tienen tatuados los nombres del otro en los pies. En los ámbitos de la música y el espectáculo sigue a personajes singulares como Laura León, Carmen Salinas, Shanik Berman, Cepillín, Carlos Espejel, Erik Rubín, Mariana Seoane, Willian Levy, entre muchos otros.
Acapulco y la violencia
“En ocasiones, cuando les estoy vendiendo empanadas muchos turistas me preguntan si Acapulco es inseguro o si corren peligro si se quedan aquí (en la playa) ya tarde. Yo les digo: “¡Diviértanse! A eso vienen. No les va a pasar nada”, dice Paco, quien ya está inquieto afuera de su casa, junto con sus padres y su hermano, listo para irse al informe del gobernador.
Vestido con una playera tipo Polo, un pantalón de mezclilla, un collar con el dije del Yang, símbolo de la filosofía china que representa lo positivo, la luz, y unas sandalias de plástico azules, que son las que se lleva a la playa, Paco es observado fijamente por su padre, quien fuma con cierta desesperación por la tardanza.
“Yo de manera personal he tratado siempre de promover la buena imagen de Acapulco. A mí me interesa mucho… Por eso de pronto siento que la ficción supera a la realidad. Siento que muchas veces las imágenes y la información que se da (del puerto) no son precisamente lo que está sucediendo aquí”, afirma el padre del niño.
Considera que los actos violentos que se han escenificado en las playas de Acapulco, “y que obviamente los hemos presenciado todos, aunque no de manera directa”, no son motivo para que su hijo deje de vender sus empanadas. Insiste en que la situación en el puerto “no es tan grave” como se ve muchas veces en los medios de comunicación. Por eso, afirma, él y su familia se sintieron muy contentos de que se haya generado una noticia nacional que provocó tanto interés de manera positiva.
“Nosotros ponemos nuestro granito de arena, con lo que hacemos, de poner una imagen de Acapulco un poquito más realista”, dice.
Comenta que Paco hace conciencia acerca de la participación de los jóvenes en las actividades de la delincuencia organizada. “Él está preocupado porque ve a los chavos sin rumbo”.
Paco aprueba con un movimiento de cabeza lo que dice su padre, y como su mamá le da permiso de contestar una pregunta más, pide a los jóvenes que hagan las cosas bien, que estudien, que practiquen deporte y que hagan lo que les gusta, pues así “no tendrían por qué meterse en problemas”. Resume: “Al que hace las cosas bien, le va bien”.
El “mercadólogo del futuro” se dice asimismo preocupado porque con la inseguridad los turistas dejan de venir al puerto, al punto de que él se ve obligado a caminar tramos mucho más largos en la playa para poder vender todas sus empanadas:
–Me da mucha tristeza la inseguridad, y aunque no esté en mis manos sí se puede solucionar…
Después de la algarabía desatada por el video, no han faltado los rumores que afirman que se trató de una estrategia “orquestada”.
“Hay quienes no están de acuerdo y hay quien quiere meter su cuchara sobre todo cuando se cuelgan de otro tipo de rollos”, dice Alejandro. Su hijo de algún modo lo secunda: afirma que no le gusta que resalten las malas notas periodísticas.
La madre cuenta una anécdota sobre el muchacho: “Una vez se tiró el aceite ardiendo en el pie, y se fue descalzo a vender durante seis semanas”. Es que “el show tiene que seguir”, justifica Paco.
Autodidacta
La familia Orihuela Ramírez se mudó a Acapulco hace dos años. Paco nació en la Ciudad de México y estudiaba en ese entonces la secundaria pública en Toluca, pero debido a la situación de violencia que se vivía al interior de las escuelas del Estado de México y a la recomendación médica de que su madre cambiara de residencia, llegaron a Guerrero. La decisión de no enrolarse en una formación académica convencional la tomó el propio Paco, asegura su padre. Y la familia lo apoyó.
Alejandro Orihuela explica que su hijo tiene un coeficiente intelectual más elevado que sus compañeros y fue un niño que no encajaba en sus grupos escolares; así que lo sometieron a un proceso de evaluación y calificaron para subir dos grados más de manera directa, pero no le fue posible porque, según su padre, el sistema educativo no lo permite.
Paco es un lector empedernido. Sus gustos musicales son retro: es fan de Kiss y de The Beatles. También es cinéfilo, toca la guitarra y le gusta mucho nadar en la playa, cuenta Alejandro. En la entrada de la casa su esposa observa la plática de pie y se maquilla a prisa.
La inesperada fama
Subido a las redes el domingo 23 de octubre, el video de Paco vendiendo empanadas llevaba hasta el viernes siguiente 13.2 millones de reproducciones, más de 168 mil me gusta y más de 22 mil comentarios.
Sus padres se dicen sorprendidos por el desenvolvimiento tan bueno que su hijo tiene ante las cámaras. Paco se siente emocionado porque cuando sale a la tienda todos lo reconocen y le piden tomarse fotos juntos. Está empeñado en ser “el mejor mercadólogo del mundo”. Y aunque no lleva una educación formal, para afinar su sentido empresarial, afirma haber leído El vendedor más grande del mundo, de Og Mandino, y está por terminar Piense y hágase rico, de Napoleón Hill.
Las ventas son su talento nato. Desde que iba a la primaria vendía dulces y artículos escolares, cuenta su padre. Cuando se vinieron a vivir a Acapulco inició su propio negocio: la venta de empanadas que él mismo prepara todos los días de las seis o siete de la mañana y que sale a ofrecer a las diez a la zona de Icacos, y hasta Caleta si es que no las termina antes.
Su ingenio y naturalidad llamaron la atención de Arturo Elías Ayub, director de Alianzas Estratégicas y Contenidos de América Móvil Telcel y yerno del multimillonario Carlos Slim, quien lo buscó para ofrecerle una beca u otro estímulo, pero la oferta fue rechazada por los padres de Francisco puesto que, sostienen, ellos no están buscando ningún apoyo para su hijo. “Luego sale otro video interesante y va pasando… Nuestro muchacho está tomándolo con los pies en la tierra, lo está disfrutando”, señala el papá.
Se aproxima a la vivienda un enviado del ayuntamiento de Acapulco. El empleado se identifica por una playera con el logo de la Dirección de Vía Pública municipal. Afirma haber estado caminando un par de horas, perdido, buscando la casa “del niño famoso de las empanadas”. Platica con el padre y le asegura que el alcalde Evodio Velázquez los invita a reunirse con él. La pareja acepta proporcionarle su número de celular para hablar más tarde porque ya se tienen que ir al informe del gobernador.
La familia camina hacia la carretera para tomar un taxi. En el trayecto la gente reconoce a Paco. Él saluda con candor, sonríe. (proceso.com.mx).
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