COLUMNA

La educación gratuita
Apolinar Castrejón Marino
Hoy vamos a analizar el caso de la EDUCACIÓN GRATUITA o sea, el sistema que consiste en que el que estudia no paga por los servicios educativos que recibe, según como sucede en las escuelas del gobierno mexicano. 

Quizá usted no sepa, pero en algunas universidades se cobran 20 centavos por semestre, y en otras los alumnos solo pagan cien pesos, anuales. Estos pagos no tienen nada que ver con los costos reales, de todos los servicios que reciben: inscripciones, clases, laboratorios, aulas, sanitarios, auditorios, etc. Etc.
Pero, como hemos disfrutado la gratuidad de la educación toda la vida, no advertimos nada malo en ello, y pensamos que es una de las grandes conquistas del pueblo mexicano. Cualquier licenciado, maestro o doctor, egresado de las universidades públicas opinará que el sistema de educación gratuita es algo muy bueno, porque “gracias al sistema gratuito, él pudo lograr formarse en su profesión”. 
Gracias a la educación gratuita desde niños recibimos certificados de primaria y secundaria, y luego de preparatoria, y títulos de licenciado, y hasta maestría y doctorado; y nunca nos preocupamos de quién pagó por nuestros estudios. Descansamos en la confianza de que todo “se paga con los impuestos”. Ocasionalmente, uno puede pasarse años y años en las escuelas y universidades, disfrutando de ese derecho a la educación gratuita (Les llaman dinosaurios).
Si hiciéramos cuentas de lo que cuesta formar por ejemplo un doctor, sumaríamos una cantidad mayor a los diez millones de pesos. Pero al doctor le parece que el sistema de educación gratuita es una maravilla pues él nunca pagó nada, y hasta le concedieron becas y gastos por estar estudiando. 
Es como si le preguntáramos a un diputado si es bueno que exista el Congreso. Con los sueldos que tienen, los bonos, la posibilidad de viajar a donde quieran con cargo al erario, de darse aumentos de sueldos cuando deseen, jugosos aguinaldos. Igualmente se contentarían al pensar que todo se paga con los impuestos.
Pero ¿qué pensarían si les dijéramos que todo ese dinero fue aportado involuntariamente por los contribuyentes (por eso se llaman impuestos), que dejaron algunos de comer para pagarle sus gastos, y que por eso ahora ya están más pobres?
Qué pensarían si les demostráramos que quienes más contribuyeron a sus gastos, no fueron los empresarios, pues ellos tienen forma de evadir los impuestos, sino los empleados de cheque quincenal y la gran masa de consumidores que son los pobres y en 
pobreza extrema de este país. 
Se podría hacer una encuesta para saber si la gente pobre de México, y los contribuyentes cautivos habrían consentido pagar los gastos de los graduados universitarios que ahora son diputados, senadores, asambleístas, dueños de partidos políticos, y “cetegistas”. Serían respuestas muy interesantes ¿No creé?
¿Qué diría el jornalero cuando se le dijera que debe contribuir a los gastos que generan los alumnos de la UNAM, sabiendo que sus propios hijos jamás pisarán un campus universitario pues si acaso, terminarán únicamente la primaria? ¿Y qué pensarían los albañiles cuando vieran que a la UNAM acuden miles de jóvenes vistiendo ropa de marca y con carros nuevos y que, él les debe costear sus gastos?
Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 1976, decía que en este mundo nadie puede comerse un sándwich gratuitamente, porque si usted come un sándwich sin que saque la cartera para pagar, puede deberse a las siguientes razones:
Porque su amigo Juan tuvo el gusto de invitarlo a comer para platicar de sus viejos tiempos, o porque entró usted a una fiesta donde el anfitrión se está dando el placer de regalar sándwiches a todos los invitados, o porque entró a un restaurante, pidió un sándwich y se echó a correr antes de que le cobraran. 
En todos los casos se habla de sándwich “gratuito” pero, en realidad hay un manejo inexacto del lenguaje pues si usted no pagó, alguien tuvo que pagar. Ninguna empresa o tienda estaría dispuesta a regalar el pan, la mayonesa, el jamón, y todos los ingredientes que componen un sándwich.

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