NOTA
¿Quién ganará este 5 de junio?:EPR
Javier Francisco Reyes.--Partido Democrático Popular Revolucionario (PDPR) y el Ejército Popular Revolucionario (EPR), anticipa que ya está definido el resultado de las elecciones del 5 de junio en donde habrá renovación del poder ejecutivo y legislativo.
Mediante comunicado de prensa hecho llegar por el Comité estatal del PDPR-EPR, se hace la pregunta ¿quién ganará este 5 de junio?, al tiempo que cuestionan lo que acontece en Veracruz y el desenlace del proceso electoral es regla nacional para el resto de las 11 entidades federativas que celebrarán elecciones el próximo 5 de junio.
Los procesos electorales que de nueva cuenta muestra su lejanía con los intereses del pueblo, desarrollados en un marco de violencia generalizada de Estado.
La falsa interrogante de la coyuntura política actual que domina el ámbito mediático y la democracia burguesa es: ¿quién ganará este 5 de junio?, sin embargo, ésta ya está resuelta con antelación de acuerdo a los tiempos e intereses de la oligarquía y el imperialismo, por ello no hay preocupación, menos desvelo al interior de las estructuras del Estado y régimen mexicano.
Por lo cual cualquiera de los personajes de la andanada de políticos de oficio que “triunfe” o de los diversos organismos políticos-electorales obtenga la mayoría de los espacios de poder será lo mismo, una grotesca escenificación más de una pugna interburguesa y la imposición de la voluntad de la oligárquica.
La disputa de gubernaturas, diputaciones locales, presidencias municipales, incluida la elección del faccioso constituyente de la CDMX, sólo instauran un movimiento de posicionamiento y reacomodos de poder que intencionalmente es desviada a una disputa personificada para diluir la esencia e identidad grupal de clase que unifica a todos los hoy contrincantes, porque quién inequívocamente ganará ─como lo ha hecho por más de 90 años─ sin ser denostado y exhibido como el responsable de la pobreza, explotación, miseria y opresión política, es el régimen, la oligarquía nacional y transnacional; gana la burguesía en cuanto impone con demagogia y violencia su voluntad.
La presente elección por voz propia de los flamantes candidatos es pasarela y escaparate político-mercantil de presuntos delincuentes del fuero común; indiciados en fraudes electorales y financieros, en delincuencia organizada en sus distintos giros; perpetradores de crímenes de lesa humanidad.
En esa lógica consumados delincuentes y criminales de Estado será los próximos gobernantes y legisladores. Personajes de la democracia burguesa que más que estar participando en un proceso electoral, deberían ser sujetos a juicios nacionales e internacionales por ser criminales de Estado, por su probada responsabilidad en crímenes de lesa humanidad como es el caso de Miguel Ángel Yunes Linares, el chacal de Ixhuatlán.
Candidatos panistas-perredistas naturalmente venidos en su mayoría del PRI a nadie sorprende, de los 12 candidatos del PAN 7 son de origen priista; perredistas entregados a la ultraderecha sin ningún reparo político-moral, cuyos dirigentes muestran mayor entusiasmo que los propios ultraderechistas con los candidatos de la “alianza histórica”, resultando grotesco el llamado a votar por represor de perredistas y asesino de luchadores sociales; las candidaturas independientes son un fiasco, en su mayoría personificas por expanistas que intentan dar un aliento a la democracia burguesa; el resto de los partidos políticos electorales obedecen y funcionan a la misma concepción de las forma burguesas de hacer política al postular y redimir lo mismo a priistas, empresarios voraces, que ha paramilitares y políticos de oficio toda laya, o bien la utilización de la reivindicación de género como chantaje hacia la sociedad desde posiciones de derecha.
Proceso electoral plagado de acusaciones mutuas, todos gritan “agarren al ladrón”, desde la guarida de Río Frío, tratan de ocultar su condición antipopular y criminal; en su mayoría ajenos a las necesidades e intereses del pueblo, hipócritamente hablan por él; y sin excepción todos evocando promesas irrealizables. Lo que sí es seguro que ningún político de oficio pisará la cárcel, ni mucho menos regresará el dinero robado; menos serán castigados por tráfico de influencias, fraudes financieros y nepotismo. Demagogia pura y clásica de los políticos burgueses, porque el día que se encarcelen entre políticos de oficio, léase entre primos hermanos, dejará de llover en noviembre en pluviocilla y en la ciudad de los “40 caballeros” de consumir aromático.
Las fortunas de todos los políticos oficio son plenamente explicables por lo tanto permitidas y convalidadas por el Estado de derecho oligárquico, porque todo personaje que llega a ocupar un puesto de “representación” popular van con la clara intención de hacer fortuna y/o incrementarla a costa del erario público.
El desprestigio de la administración de Enrique Peña Nieto y Javier Duarte, como la trayectoria de personal de Vicente Fox, Felipe Calderón, Santiago Creel, López Obrador…, no influirá más allá de lo mediático en el presente proceso electoral, para el pueblo está claro que quienes queden como “representantes populares” no serán producto de la voluntad popular, porque en el acto de selección y designación ya están consensado cupularmente en lo general y específico de quién representará, administrará y defenderá los intereses de la oligarquía y el imperialismo.
Lo que es inocultable en el actual proceso electoral es la violencia del Estado contra el pueblo y el grado de descomposición del régimen neoliberal, el fortalecimiento del Estado policíaco-militar que a través de todo el aparato represivo se despliega el terror que coincidentemente se incrementa en fechas electorales, ni las desapariciones forzadas, las fosas clandestinas, las ejecuciones extrajudiciales y la violencia desenfrenada ha podido ser ocultadas. Lejos están aquellos tiempos en que el Estado se “recataba” para la reprimir, por el contrario hoy se ejerce desde el Estado toda la violencia contra el pueblo sin importar los “tiempos políticos”. Para el Estado policíaco-militar no hay tiempos coyunturales de tregua.
En esta perspectiva ¿quién puede confiar en un proceso electoral que convalidad a los delincuentes y perpetradores de crímenes de lesa humanidad? Nadie, desde siempre la mayoría del pueblo que acude a las urnas lo hace coaccionado por hambre y terror. Asumir combativamente la negación de quedar reducido a objeto clientelar y botín de la democracia aburguesa es una actitud de claridad y consecuencia política que traza brecha hacia la transformación revolucionaria de la sociedad, a organizar desde cualquier forma de lucha la resistencia y la autodefensa popular.
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