ARTICULO

Las enfermedades
 en la Costa Chica

César González Guerrero
Al igual que en todos los pueblos del mundo, aproximadamente durante las décadas de los años 40-50, en México, el estado de Guerrero y en la región Costa Chica, se vivieron tiempos muy difíciles debido la existencia de una serie de enfermedades muy comunes que parecían incurables y otras de carácter muy regional.

Solo por mencionar algunas: como la esquizofrenia (que afecta la mente y produce los mal llamados “locos”); la tuberculosis (a cuyos enfermos les llamaban “tísicos”); las enfermedades infecciosas intestinales como la diarrea o amibiasis que se convierte en Tifoidea (“chorro”, que provoca el surgimiento de lombrices y el llamado “retorcijón”); el sarampión; la lepra; la viruela (que ocasiona daños en la cara de las personas y es común llamarles “ñarro” o “cacareco”); las enfermedades virales como las “paperas” (que decían afectaba los testículos de los varones); el famoso “garrotillo” ( considerada como una  contracción muscular), el “empacho” (que se resolvía con la llamada “purga” o los lavados con lavativa o “bitoque”); los “barros” (producto de trastornos hormonales que también causan daños en la cara); el paludismo (piquetes de mosquitos llamados “sancudos”, y que ahora provocan las mortales enfermedades modernas como el dengue, Chicungunya y el Zika) que, cabe mencionar, los “rociadores” de esa época bien merecen, ahora, nuestro reconocimiento por su ardua labor.
Casi en todos los pueblos existieron personajes históricos, muy populares y conocidos por las diferentes enfermedades que padecieron en su momento, que aún permanecen grabados en la mente de  quienes tuvimos la oportunidad de conocerlos y que, por respeto no los mencionamos. Algunos ya fallecidos por esos males, hoy les debemos un homenaje póstumo, entendiendo y reconociendo que las vacunas y los medicamentos, para ellos, llegaron demasiado tarde, ya que, por un lado no había vacunas, y por el otro lado la gente, por ignorancia y falta de educación en materia de salud, se oponía a la vacunación.
Desde luego, los problemas de salud se presentaban de acuerdo con las circunstancias que prevalecían en el mundo, razón por la cual se solucionaba con base a los lentos  avances de la ciencia y la tecnología. Fue así que, actualmente, se han erradicado en un alto porcentaje dichas enfermedades, aunque aun existen las “tradicionales” que son producto más de los “descuidos” de la gente que de alguna epidemia. Por ejemplo el “garrotillo “se dice es debido a que la gente sale al sol después de un baño; el “empacho” debido a que la gente come algunos alimentos en exageración, o sea no come, se “harta”; y los “barros” debido al cumulo de grasas dicen unos, otros debido al exceso de energía (“arrechera”). 
Como sea, no obstante la atención que existe en las instituciones de salud,  desafortunadamente, algunas enfermedades persisten y también las formas de resolver estos problemas, principalmente con la existencia de los indispensables curanderos del pueblo.
Tal vez, a la fecha, en los pueblos de la Costa Chica, principalmente en las zonas más apartadas, aun se pueden observar los curanderos del “garrotillo”, del  “empacho”, “las paperas”; al menos en Copala, se cotizan muy bien este tipo de personas que pueden “quebrar” el “garrotillo”, y curar el “empacho” con sus rudimentarias pero efectivas y  bien aplicadas formulas y formas. ¿Si se acuerdan del Bitoque?  Ya habrá más tiempo y espacio para seguir con estos temas de interés popular y quizá, algunos médicos modernos, no saben de qué trata.
Agradecimientos al prestigiado Dr. Ángel Octavio Molina Gallardo de Cruz Grande, por sus importantes aportaciones.

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