PRIMERA PLANA

Inservibles reciben 29 casas
damnificados de T. Colorada 


Texto y foto: Margena de la O.JUAN R. ESCUDERO, GRO.--En un cerro desnivelado y de tierra suelta en la comunidad de Papagayo, Juan R. Escudero, hay 29 casas nuevas que construyó la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) para los afectados por los fenómenos meteorológicos Manuel e Ingrid en septiembre 2013.

Pero estas casas/cuartos  de cinco por cinco metros hechas de tablaroca, lámina galvanizada, y con tres perforaciones para la ventilación se niegan a ser habitadas por los beneficiarios quienes las llaman “periqueras”.
Las construcciones están sostenidas de nueve muros flacos que penden de una base de concreto poco profunda a simple vista. Las edificaciones de ese tipo son conocidas en el lenguaje de la construcción como palafitos, porque las levantaron sobre pilares o estacas. Casi siempre son a orilla de cuerpos de agua. En el caso de Papagayo, estas casas rodean un cerro en el que predominan tramos de tierra que se hunde o desliza con los pasos. «Nos vamos a caer del cerro con todo y casa», sentenció una mujer indígena que advierte no aceptará la vivienda.
Papagayo está ubicado cerca del río conocido con el mismo nombre. Es un lugar caluroso, como casi todo el municipio. Los habitantes están acostumbrados a lugares espaciosos y abiertos por la condición del clima.
En el fraccionamiento para los afectados no se contempló ninguno de estos elementos. «Son unas porquerías las casas que nos hicieron (...). Me gustaría que se vinieran a vivir ellos aquí (autoridades de la Sedatu). Las casas son desechables. Para que puedan sentir lo que uno siente”, denunció Ricardo Mesino, empadronado por la Sedatu como beneficiado.
De acuerdo a los parámetros del Fondo Nacional de Desastres (Fonden), el principal proveedor de los recursos para la construcción de estas viviendas, para cada una existe un presupuesto de 120 mil pesos, y hasta 70 mil más para la instalación de los servicios básicos. En cada fraccionamiento, se incluye la compra del terreno. Hasta ahora la Sedatu no ha transparentado los montos de la compra de los terrenos y la inversión total de las casas.
Las familias afectadas en total en Papagayo son 39, para quienes, en principio, se proyectó vivienda. Hace dos años, a cinco de esas familias la Sedatu les hizo firmar una especie de vale  por 5 mil pesos para material de construcción, en lugar de vivienda, y los eliminaron del padrón, denunciaron los afectados.
Los cinco restantes están en lista de espera, aunque en realidad es la misma condición para todos porque, aseguraron, no aceptarán esas casas.
Sedatu acepta errores en construcción
El delegado de la Sedatu, José Manuel Armenta Tello, aceptó que las viviendas no cumplen con los requerimientos de calidad: “están suspendidas en el aire y se aplicó un incorrecto proceso de construcción”.
Al ser cuestionado por La Silla Rota, el funcionario aseguró que tendrán que ver con la empresa responsable cómo habrá de resarcir el daño por los errores en el diseño y materiales.
Una reparación o una nueva  construcción en los propios terrenos  de los afectados, son las  alternativas que les ofreció el delegado el 21 de marzo cuando visitó el fraccionamiento.
Planteó dos escenarios para las empresas constructoras que incumplieron: reparar los daños o iniciarles procesos legales por incumplimiento. La empresa que construyó las viviendas de Papagayo tiene la razón social Materiales Elementales, de acuerdo al catálogo de la Sedatu.
En casi todos los fraccionamientos existen “detalles” que las empresas tienen que reparar antes de que la Sedatu las reciba, según el delegado. La secretaría tiene un universo de 16 mil casas que se construyen, reparan o reubican en Guerrero a consecuencia de tres desatares naturales, dos sismos y las lluvias de Manuel e Ingrid.
Pero los afectados de Papagayo aseguran que la Sedatu siempre supo el tipo de viviendas que levantaba la empresa, porque acudió personal a verificar la obra. “Han venido y han venido “, reprochó Ninfa Avilés, otra de las empadronadas.
Otro fraccionamiento cuestionado es El Mirador en Chilpancingo, creado con casas prefabricadas Casaflex, en un terreno no apto. En el lugar hay 598 viviendas distribuidas en 10 manzanas, al menos una manzana no puede habitarse por la condición del suelo. (lasillarota.com) 

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