COLUMNA

Entre la verdad y la ficción

Jorge Luis Falcón Arévalo

TU, YO, NOSOTROS, VOSOTROS, Y. . . ELLOS, ALLÁ.
“Monos con navaja”. Como sabemos esta expresión se refiere a la peligrosidad de una herramienta en las manos no adecuadas.
La Participación, la Política y la Globalización, aunque están a nuestro alcance, hoy en día, no están en nuestras manos, nos vemos afectados pasivamente por ellos, por quienes lo detentan y a lo más nos podemos quejar de sus efectos.

Quienes controlan esos procesos en nuestras sociedades limitan nuestra capacidad de actuar y definir lo que queremos de diversas maneras sobre las que hablaremos más adelante.
La política, es de grupos, de clanes, buenos, malos y perversos. Otros más -los más listos- con malicia. La política no como la concibió, Platón, Sócrates, Marx, Sartori, Weber, Deleuze, Spinoza, Durkheim, Chomsky, entre otros. No olvidemos que  estamos muy acostumbrados a hacer una ciencia con mucha investigación teórica y poca con aplicación práctica. Simulación, falsedad; es decir, hipocresía. Y, esto es un trajinar de una “sociedad política”, enferma de salud mental.
Nos “convocan” a la construcción de una cultura y una sociedad colaborativa y participativa. En el discurso; pero, en los hechos, te dan con la puerta en pleno rostro. Los hombres de ideas, no tienen cabida. Allí solo los malhechores, la plebe, los sicarios del atraco y de la simulación.
La gobernabilidad democrática como condición para el desarrollo humano es aún un tema de debate. Buena parte de la discusión se ha centrado en el papel del crecimiento económico, la reforma de las instituciones y la profundización de libertades civiles en relación al desarrollo, pero poco se ha hablado de otros requisitos que favorecen la construcción de esta gobernabilidad, como el fomento de los cambios políticos y sociales necesarios, y la participación activa de los actores sociales en estas tareas.
La debilidad de la sociedad civil, crucial para la defensa de las libertades políticas, es un factor que juega en contra de la gobernabilidad.  ¿Por qué? Porque esta es y ha sido masa moldeable por esquemas anacrónicos de gobiernos que no se dejan morir. Máximo hoy en día que se es cómplice con grupos armados.
Una sociedad atemorizada, desarmada y sin un rumbo de gobierno en planes de construir o constituir empresas de enorme capacidad para dar empleo. Lo que se observa, es el autoempleo de la baratija o tendejones, muy al estilo Fox (el mediocre de la política). Es pues el caos, para que crezca, germine y se reproduzca tanto la pobreza, como la violencia por lucha de clases. Donde gobiernan, sin gobernar.
El dinero, que es poder, está en malas manos. No las adecuadas.
La verdad, allí está. Más pobres, es un significante de que no hay capacidad para el desarrollo de un México con futuro promisorio. Se ha dicho hasta el cansancio que México es un país joven, desde hace más de 30 años. México es un país, geriátrico. Es como decir que dios, salvará al país. Decir eso, es de mediocres.

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