COLUMNA
¡¡No más feminicidios!!
Wendy Alanis
A cien años del Primer Congreso Feminista
Hace un siglo las féminas mexicanas realizaron su primer congreso en Mérida. Apoyadas por el general Salvador Alvarado, gobernador de Yucatán, 671 mujeres de distintas posiciones políticas se reunieron el 13 de enero de 1916 en el teatro Peón Contreras. La pregunta que marcó ese Primer Congreso Feminista fue: “¿Cuáles son los medios sociales que debería emplearse para liberar a las mujeres del yugo de las tradiciones?”. (PROCESO No.2046)
Esa es la pequeña gran incógnita, que se necesita para erradicar la violencia hacia las mujeres? y quizá una de las respuestas sea, dejar de ver la violencia contra la mujer como una tradición, porque por ejemplo en algunas comunidades de Guerrero y el mundo se vende a la mujer como una mercancía, violentándola en todo cuanto se pueda.
Y es que a cien años de este Primer Congreso Feminista, la lucha contra la violencia hacia la mujer parece haber tenido pocos avances pues es poco en realidad lo que se ha logrado con un avance tan lento como el de una tortuga. A casi un siglo la violencia contra la mujer parece recrudecerse, parece tener un retroceso.
La lucha por el empoderamiento y la dignidad de la mujer ha sido larga y cruenta pero quizá esta contienda sería más fácil de terminar cuando nos quede clara la idea de que hombres y mujeres somos diferentes como sexos pero iguales como seres humanos y terminar por completo con la idea de “lo propio para las mujeres y lo propio de los hombres” pues toda esta parafernalia de mandato de género sólo ha contribuido a la grotesca desigualdad que nos impide vernos como seres socialmente iguales y a la arcaica manifestación de la inferioridad de la mujer cuya humanidad es propiedad del hombre.
Es verdad que el Primer Congreso Feminista es un avance para el empoderamiento de las mujeres pero cuantos avances efectivos hemos tenido desde entonces?
Aunque podemos decir que el día de hoy tenemos la participación de la mujer dentro de la política y en cargos de elección popular, los avances han sido pocos e inciertos, dubitativos y siempre tenemos de frente el feroz ataque del machismo, proveniente hasta de las mismas mujeres como es el caso de Guerrero, donde se ha disparado la ola de feminicidios y las diputadas tienen miedo de exigir la alerta de género que tanto se necesita.
La realidad es que el primer cambio que debe darse es en la cultura tan arraigadamente machista que sustenta la mentalidad de este país…principalmente en las mujeres que no han querido dejar atrás los ataques hacia su propio género.
Mientras haya una mujer atacando a otra mujer, existirá la violencia de género.
Hace cien años se sentó uno de los precedentes más importantes para la mujer y no debemos echar por tierra este magnánimo esfuerzo por parte de esas mujeres sino por el contrario es hora de apuntalarlo en el gran cambio hacia una mejor vida para las mujeres, en quienes se ha centrado todo tipo de violencia y perversión durante siglos, es hora de dignificar con más oportunidades de igualdad el honor de ser mujer y de continuar con esa subversión por el empoderamiento digno de las féminas.
La lucha para erradicar la violencia de género es un verdadero desafío para todos aquellos que estamos conscientes del grave daño que esto produce en la humanidad y del error garrafal de este pensamiento cultural y religioso.
Hoy celebramos cien años del Primer Congreso Feminista Revolucionario pero cuándo celebraremos la erradicación de la violencia contra la mujer? Cuándo celebraremos un feminicidio sin impunidad?
Y como dijo Wyslava Szymborska(poeta polaca): “Sueño con el momento en que las feministas no seamos necesarias”.
Pero por fortuna existimos las feministas.
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