COLUMNA

Juan Tenorio

Apolinar Castrejón Marino
La parafernalia en torno a la celebración del “día de muertos”, en todo el mundo es de lo más variado. Hoy hablaremos de una grata tradición de los pueblos hispanos, disfrutar de la obra de teatro “Don Juan Tenorio” del dramaturgo español José Zorrilla.
La expresión “Don Juan” se aplica al hombre galán y conquistador, y tiene su origen en el nombre del personaje principal de la obra ya mencionada. Su creador, no era precisamente un “Don Juan”, pues su primera esposa Florentina O'Reilly, era una viuda irlandesa arruinada, 15 años mayor que él, con muy mal carácter, por lo que anduvo huyendo, hasta que ella se murió.

Pero tenía un gran don de la palabra, como se ve en los versos que puso en boca de Don Juan Tenorio. Según la trama, le escribió a Doña Inés una cartita, que ocultó en un libro de oraciones, y se lo hizo llegar a hurtadillas, cuando estaba confinada en un convento, para ponerla a salvo de sus garras, los versos dicen así:
Doña Inés del alma mía.
Luz de donde el sol la toma,
hermosísima paloma
privada de libertad.
Doña Inés, alma de mi alma,
perpetuo imán de mi vida,
perla sin concha escondida
entre las algas del mar;
Es conveniente recordar que Don Juan Tenorio y Don Luis Mejía, acordaron un reto para ver quién era más vil y embustero, para engañar a mujeres, y sumarlas como sus conquistas, en el transcurso de un año. Cada quien se fue por su lado a cometer sus fechorías que incluían robar a los incautos, estafar a los listos, y engañar a toda la gente que pudiesen. 
Se fue cada quien por su lado, pero a través de sus cómplices, los 2 bribones se mantenían informados de los avances del oponente. Mañosamente, Don Juan propaló el rumor, de que había conseguido tantas conquistas, de manera tan fácil, que se imponía el reto, de conseguir el amor de la novia y prometida de su rival Don Luis.
Desde luego que a Don Luis no le gustaban los cuernos, y por ello convenció a su prometida de que debía refugiarse en un convento, por si acaso Don Juan quisiera cumplir su canallada. Pero ni el encierro detuvo a Don Juan y ahí mismo le hizo llegar a Doña Inés una cartita para conmover su corazón, la decía así:
Si es que a través de esos muros
el mundo apenada miras,
y por el mundo suspiras
de libertad con afán.
Acuérdate que al pie mismo
de esos muros que te guardan,
para salvarte te aguardan
los brazos de tu don Juan.
Brígida era la cuidandera de Doña Inés, pero con una buena suma en oro, que le hizo llegar Don Juan por medio de su paje Ciutty, la mujeruca se convirtió en cómplice para embaucar a la novia de Don Luis.
Acuérdate de quien llora
al pie de tu celosía
y allí le sorprende el día
y le halla la noche allí.
Acuérdate de quien vive
sólo por ti, ¡vida mía!
y que a tus pies volaría
si le llamaras a ti.
Con tan sentidas palabras y argumentos, Doña Inés cayó rendida a los brazos de Don Juan, quien la sacó del convento y la llevó a un lugar apartado, donde la sumó a sus conquistas, y ahí le dijo:
¿No es verdad Ángel de amor
Que en esta apartada orilla, 
más clara la luna brilla, 
y se respira mejor?
Según la trama, cuando se juntaron Don Juan y Don Luis, a recontar sus bribonerías, Don Gonzalo, padre de Doña Inés, los interrumpió para reclamarles, se hizo la rebambaramba, y mató a Don Juan. Pero él no se daba cuenta que había muerto, y se convierte en testigo de que recogen su cadáver, y lo llevan a enterrar. Esta es la razón de que esta obra sea presentada en las fechas dedicadas a los muertos.
Ojalá muchas personas disfrutaran la obra impresa de “Don Juan Tenorio”, en lugar no esa bazofia que hacen unos sangrones que se creen comediantes, que realizan bajo el nombre de “El Tenorio Cómico”. 

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