ARTICULO

Estado de Guerrero y su
 circunstancia histórica

César González Guerrero
Nuevamente, Guerrero, nuestra entidad federativa, en pleno siglo XXI, y tal vez sin que alguien se lo proponga, se encuentra en una lamentable situación histórica, debido a los acontecimientos del año pasado en la ciudad de Iguala de la Independencia, que ya se ubica como un parteaguas en los cambios estructurales del país, principalmente en el tema de la inseguridad que afecta a la mayoría de la población.

Así como en tiempos pasados, desde la época de la Independencia, la Reforma y la Revolución, en los siglos XV, XVI, XVII, XVIII, XIX y XIX, la región suriana sufrió las consecuencias de sus luchas populares,  aportando hombres y mujeres, con su respectiva cuota de sangre, hasta alcanzar triunfos en contra de la dominación española, de las invasiones extranjeras y contra los cacicazgos regionales prevalecientes en la nación. Hoy, en tiempos de la globalización, y en el marco de los movimientos sociales modernos, el Estado Mexicano, está implementando nuevas estrategias para el combate a la violencia y la inseguridad, temas prioritarios para avanzar hacia el desarrollo y la equidad.
Las circunstancias en las que, en su momento y por causas ajenas a la voluntad de los guerrerenses, se desarrollaron los conflictos sociales a nivel nacional, tuvieron que pasar, precisamente, en gran parte, por el territorio guerrerense, inclusive los movimientos guerrilleros de los años 1960-1970, con una cantidad de personas y familias afectadas.
Para nadie debe ser un secreto que, como resultado de los hechos de septiembre del 2014, el Presidente Enrique Peña Nieto, desde un principio, ha sido el principal interesado en atender la demanda de los mexicanos inconformes, sin escatimar recursos jurídicos, económicos y administrativos, para que se aplique la ley sin ningún distingo. De acuerdo con las cifras y las noticias difundidas a nivel nacional e internacional, se observa como el Presidente de la República Mexicana, está abierto a cualquier tipo de investigación, no obstante los ataques que recibe de parte de algunos grupos que pretenden hacer de este movimiento social pacifico un movimiento que provoca más violencia.
Es muy cierto que el caso Ayotzinapa, un asunto que ha repercutido a nivel internacional,  pero que a nivel nacional y estatal, su impacto adquiere dimensiones de mayor trascendencia sociopolítica, se debe esclarecer, también es muy claro que no sebe perder de vista el ámbito de su competencia. 
No obstante que, a pesar del tiempo y los avances en la investigación, para algunos, los resultados son insuficientes, para otros son verdades a medias y, para los más escépticos  simplemente no se ha hecho nada, los ciudadanos, en su gran mayoría opinan que se está convirtiendo en movimiento político con perspectivas electorales.
Dependiendo de la óptica en que se le quiera mirar, este tema que causa tristeza, dolor y llanto, se debe encaminar por las vías institucionales y jurídicas establecidas para evitar mayor desgaste en el marco internacional. Y de ser necesario, buscar transformaciones estructurales que, en un futuro, evite este tipo de acontecimientos trágicos.
Convertir las crisis en tiempos mejores. Lograr de las circunstancias negativas soluciones positivas, son, sin duda, las mejores opciones para terminar con la impunidad y la inseguridad en México y en Guerrero. El Presidente Enrique Peña Nieto está actuando a la altura de las circunstancias y, seguramente, como en todos los momentos difíciles, se encontrarán las mejores soluciones. Eso esperamos. 

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