PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

Indiferencia de Ortega
con  caso Ayotzinapa






Guadalupe Fuentes López.MEXICO, D.F.—Salvador Rogelio Ortega Martínez concluirá su mandato como Gobernador sustituto de Guerrero el próximo 27 de octubre en medio de señalamientos por mostrarse indiferente ante temas relevantes como la pobreza, la inseguridad y la educación en la entidad. 

Pero, sin duda, su nula actuación frente a las investigaciones de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, será la gran sombra por la que será recordada su breve administración, coinciden políticos y analistas.
Incluso, integrantes de su mismo partido, el de la Revolución Democrática (PRD), han externado su descontento con la gestión del mandatario en Guerrero. El pasado 19 de septiembre, durante la inauguración de los trabajos del tercer día de labores del XIV Congreso Nacional Extraordinario del Sol Azteca, los congresistas lo abuchearon por su “inacción” en el caso Iguala.
Por su parte, la Comisión Especial de la Cámara de Diputados que dará seguimiento a las investigaciones de la desaparición de los normalistas analiza reunirse con Ortega Martínez para que informe acerca del tema.
Guerrero, una de las entidades con mayor pobreza, inseguridad, desempleo y educación, ha sido gobernada por políticos que siempre han visto por su bien propio. El último elegido constitucionalmente, Ángel Heladio Aguirre Rivero, de extracción perredista, dejó una entidad asolada por las bandas del crimen organizado y sumergido en escándalos de nepotismo alrededor de su familia. Pero lo que sin duda es clave para entender su gobierno, es la tensión que mantuvo con los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, que le explotó en las manos la noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 del año pasado, cuando desaparecieron en Iguala 43 estudiantes y fueron asesinados otros tres.
Estos acontecimientos orillaron a Aguirre Rivero a solicitar licencia como Gobernador, en su lugar, el Congreso estatal designó a Salvdor Rogelio Ortega Martínez, quien tomó posesión de su cargo el 26 de octubre de 2014, antes se desempeñaba como Secretario General de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro).
En su discurso de toma de posesión como Gobernador interino, Ortega Martínez anunció cómo haría salir a su estado de la pesadilla por la que atravesaba: “Uno: trabajaré de la mano con autoridades federales y locales para encontrar con vida a los 43 desaparecidos. Dos: quiero manifestarles a las señoras, a las madres, a los padres, a los familiares de los 43 jóvenes desaparecidos, que estoy con ellos, hermanados en la fe que mueve montañas, en la esperanza que nunca muere. Le pediremos al Presidente de la República, al licenciado Enrique Peña Nieto, que nos ayude, que Guerrero necesita en este momento de todos los recursos de las instituciones del Estado mexicano. Y si usted me apoya, señor Presidente, yo le entregaré buenas cuentas”.
De esas promesas sólo cumplió con la de encontrase con el Presidente, pues a 11 meses de asumir el cargo como Gobernador interino y a uno de dejarlo, los padres de los normalistas reclaman al Gobernador de “satanizar” su movimiento como lo hizo su predecesor, Ángel Aguirre, además de no haberse reunido con ellos y sólo enviar a sus representantes.
El 10 de noviembre del año pasado, a 15 días de asumir el mandato, el Gobernador sustituto Salvador Rogelio Ortega Martínez denunció que los padres que buscaban afanosamente a sus hijos desaparecidos y los normalistas de Ayotzinapa se estaban convirtiendo de “víctimas a victimarios” al realizar manifestaciones radicales.
“No se vale que al amparo del dolor los manifestantes realicen actos de vandalismo (…) Si quieren aplasten mi cuerpo en las marchas, pero no lastimen la economía de Guerrero”, expresó Ortega en un desayuno con la prensa local en Acapulco.
Luego de las infortunadas declaraciones de Ortega Martínez, el representante de los familiares de los 43 estudiantes, Felipe de la Cruz, afirmó que el Gobernador se había  dedicado a “satanizarnos”.
Al término de una reunión en Chilpancingo, el vocero declaró además: “Que Ortega le vaya pensando mejor, porque si no, va a pasar lo mismo, que empiece a empaquetar el poco tiempo que le dieron para que también tenga que salir por la puerta de atrás, porque nunca salen por la de adelante”.
Y como adelantó Felipe de la Cruz Sandoval, al parecer a Ortega Martínez le pasa lo mismo que a Aguirre Rivero.
El pasado 19 de mayo, el vocero de los padres de los 43 normalistas desaparecidos, reveló que el gobierno estatal no había tenido ningún acercamiento con ellos como el mandatario de Guerrero había asegurado.
“Con nosotros en ningún momento se ha acercado [Rogelio Ortega]. Ha mandado emisarios, ha mandado gente que quiere convencer a los padres de recibir dinero pero hasta ahorita ningún padre le ha aceptado el dinero porque sabemos de dónde viene y creo que hasta ahorita se le ha demostrado a él que hay dignidad y coraje y que no se va a aceptar ni un cinco que venga de cualquier nivel de gobierno”, indicó De la Cruz Sandoval.
Apenas el pasado 22 de septiembre los estudiantes acusaron al Gobernador de haber ordenado un operativo en la carretera federal Chilpancingo–Tixtla, donde una docena de normalistas fueron golpeados.
De acuerdo con medios locales, los policías estatales se encontraban en los cerros aledaños y les empezaron a lanzar gases lacrimógenos a los civiles, quienes respondieron con piedras y cohetones.
En respuesta a esta agresión Ortega Martínez, advirtió a la prensa local: “Hemos llegado ya a una situación en que el límite de tolerancia extrema ha concluido: cada acción que se realice, sea quien sea, tendrá que responder frente a sus responsabilidades legales’’.
MÁS VIOLENCIA
En la lista de pendientes por resolver del Gobernador antes de concluir su mandato, no sólo están las víctimas que le heredó su predecesor Ángel Aguirre, también están los muertos que ha acumulado durante su administración.
Al cierre del año pasado, bajo la administración de Salvador Rogelio Ortega Martínez, hubo unos mil 514 homicidios, y hasta el 30 de abril de este año se contabilizaron 627.
Esta entidad se ha mantenido con la tasa de homicidio más alta del país por cada 100 mil habitantes. En 2011 tuvo una tasa de 62.13 y en 2012 de 66.01 por ciento, la más alta que ha registrado el estado en la última década. En 2013, la tasa de asesinatos fue de 59.22 por ciento, en 2014 de 42.69 por ciento y luego de los primeros cuatro meses del 2015 fue de 17.57 por ciento.
En 2014, por tercer año consecutivo según datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, el puerto de Acapulco fue el municipio con la tasa más alta de homicidios dolosos, con 69.6 por cada 100 mil habitantes. Seguido de la capital de Guerrero, Chilpancingo también con 62.95 por ciento.
En Acapulco suman, en lo que va del año, más de 300 víctimas de hechos violentos en los que podría haber estado relacionada la delincuencia organizada.
El secuestro de cuatro maestros y una alumna de la Universidad Autónoma de Guerrero; la muerte de dos médicos y un abogado; el hallazgo de hasta el momento siete fosas clandestinas y 10 cuerpos en Acapulco, además del cierre de varias empresas como Fomento Económico Mexicana SAP de CV (Femsa) por falta de seguridad, es el saldo de esta nueva jornada de violencia que vive la entidad sureña del país.
POBREZA Y EDUCACIÓN
La pobreza, los bajos niveles de educación, el desempleo y nepotismo, son otros temas que Rogelio Ortega dejará pendientes al finalizar su administración.
De acuerdo con reportes de algunos medios locales y de la revista Proceso, Rogelio Ortega colocó en su gobierno a más de 40 familiares y amigos.
Entre los beneficiarios su tío, Rubén Darío Fuentes Alarcón, así como directores de planteles universitarios.
Un estudio de la organización México Evalúa, realizado previo a las elecciones del pasado 7 de junio, reveló que tanto las constantes protestas magisteriales como la pérdida de un número importante de días de clase, habían contribuido a la baja calidad educativa en Guerrero. Detalló que los resultados de las pruebas ENLACE y PISA –que se realizan a los estudiantes de nivel básico de todo el país– confirmaban este diagnóstico.
De acuerdo con la prueba ENLACE, aplicada en 2013, el 89.9 por ciento de los alumnos de tercer grado de secundaria pública en la entidad tuvieron un nivel insuficiente o elemental en la asignatura Español, contra el 65.7 por ciento a nivel nacional, y 74.2 por ciento en Matemáticas, contra 62.9 por ciento a nivel nacional.
En tanto, la Prueba PISA, aplicada en 2012, reportó que Guerrero tuvo los peores resultados en el país: en Lectura, el 69.3 por ciento de los alumnos se encontraba en el Nivel 1 de 6, o debajo de éste, contra 41.1 por ciento a nivel nacional. En Matemáticas, el 79.8 por ciento se encontraba en este mismo nivel, contra el 54.7 por ciento del resto del país.
Las cifras de México Evalúa coinciden con las del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que en 2012 reportó que el 69.7 por ciento de los guerrerenses vivían en condiciones de pobreza. Lo que significa que más de 2 millones 442 mil personas eran pobres.
De ellos, el 31.7 por ciento se encontraba en situación de pobreza extrema, mientras que el 38 por ciento restante vivía en pobreza moderada.
El reporte de medición de la pobreza del Coneval detalló que el 21.7 por ciento de los habitantes de Guerrero es vulnerable debido a carencias sociales; el 2.3 por ciento por ingresos y tan sólo el 6.4 por ciento no es pobre ni vulnerable.
En esa entidad, el 91.4 por ciento de la población registró en 2012 al menos una carencia social, y el 53.8 por ciento al menos tres. Entre estas carencias destacan; el rezago educativo, situación en la que se encontraban más de 938 mil personas, mientras unos 889 mil guerrerenses no contaban con acceso a los servicios de salud.
También, más de 2 millones 752 mil no tenían acceso a la seguridad social. Más de 1 millón 169 mil vivían con carencias derivadas de la calidad y los espacios en sus viviendas, y unos 2 millones 068 mil no contaban con acceso a los servicios básicos en sus casas. Además, más de un millón 382 mil personas en Guerrero registró carencias por acceso a la alimentación.
En más datos, la cifras del Observatorio Económico México, ¿cómo vamos?, informó que la tasa de crecimiento en Guerrero al cuarto trimestres de 2014 fue de 4.8 por ciento, por debajo del 6 por ciento de la meta nacional por trimestre.
Salvador Rogelio Ortega Martínez decidió dejar las aulas de la universidad para incursionar en la política, asumió el reto de ser el Gobernador sustituto de un estado que acababa de pasar por una tragedia que dejó 43 estudiantes desaparecidos, pensó que  era fácil sacar a la entidad de la pesadilla que vivía y por eso lanzó tres promesas en su toma de posesión. Hoy, a un mes de concluir su mandato Ortega Martínez heredará un Guerrero asolado por la inseguridad y la pobreza, igual o peor que como lo recibió el 26 de octubre de 2014. (SinEmbargo).

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