PRIMERA PLANA

Ignorado 5º autobús
y ocultado por la PGR 

Irving Huerta y Sebastián Barragán.IGUALA DE LA INDEPENDENCIA, GRO.--El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) que analizó la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, encontró irregularidades, contradicciones y graves omisiones por parte de la Procuraduría General de la República (PGR) en la reconstrución oficial de los hechos -calificada en su momento como “la verdad histórica”- en torno a la existencia de un quinto autobús.

De acuerdo con el análisis del  GIEI, el gobierno mexicano debería subsanar esas deficiencias y abrir una nueva línea de investigación, ya que los estudiantes pudieron tomar, sin saberlo,  un autobús en el que el cártel llamado “Guerreros Unidos” pudo transportar heroína o ganancias de la venta de drogas hacia Chicago, Estados Unidos.
A lo largo del expediente, los especialistas detallan el contenido de testimonos recogidos de los estudiantes sobrevivientes y del operador del camión 3278 de la empresa Estrella Roja, en el sentido de que ese autobús fue primero interceptado  y luego custodiado por policías federales.
El estudio presentado el pasado domingo por los expertos enviados por la Comisión Interamericana  de Derechos Humanos (CIDH), indica que la hipótesis oficial planteada por la PGR  “no explica la masividad, la reacción tan hostil y la generalización de escenarios de violencia directa contra las personas y los autobuses, y por tanto no ayuda a entender los hechos producidos esa noche”.
Las deficiencias y omisiones de la PGR sobre el quinto autobús fueron las siguientes:
La PGR omitió mencionar en su averiguación que hubo un autobús de la compañía Estrella Roja, tomado por los normalistas.
En el expediente sólo se menciona que hubo un autobús que fue tomado, salió de la central camionera y después fue inutilizado por los normalistas, pero no se analiza como parte de la escena del crimen.
El GIEI pidió a la PGR hablar con el chofer de ese quinto camión, pero el supuesto conductor que llevó la PGR incurrió en contradicciones sobre la ruta y la duración del trayecto.
El GIEI pidió a la PGR examinar el quinto camión, pero los expertos determinaron que el vehículo presentado por la PGR a los expertos no es el mismo que aparece en el video de las cámaras de vigilancia de la central de camiones de Iguala.
El registro de salida de ese camión no coincide con el video de la central de autobuses ni con el testimonio del supuesto chofer.
Hay dos declaraciones contradictorias sobre ese camión, una declaración y un manuscrito.
El quinto autobús, el Estrella Roja, fue el único que no fue atacado violentamente, como sí ocurrió con en el que transportaba al equipo de futbol Los Avispones de Chilpancingo, con la leyenda Castro Tours, y los otros cuatro camiones tomados por los normalistas, 2 Costa Line y 2 Estrella de Oro.
Para referirse a ese esquema de trasiego, los expertos de la CIDH citaron un juicio que se desarrolla en Estados Unidos contra un lugarteniente de Guerreros Unidos, Pablo Vega Cuevas, y sus cómplices; sin embargo, los autobuses que usaba esa organización no eran de líneas comerciales que salían de la central de autobuses, como los que tomaron los normalistas.
Aristegui Noticias tuvo acceso a la acusación contra Vega Cuevas y en ella se indica que Guerreros Unidos usaba camiones de pasajeros de las empresas “Monarca” y “Volcano” para transportar droga de México a dos almacenes en la ciudad de Chicago, en Estados Unidos, y de vuelta, las ganancias de su venta.
Ninguna de esas dos empresas tiene sitio oficial en internet, pero se anunciaba a través de la página de Faceebook “Agencia de Autobuses Solar”, con salidas desde Acámbaro, Guanajuato, pero desde la central de autobuses:
“AVISO IMPORTANTE autobuses monarca y volcano antes IMPERIO LINE le comunica a sus apreciables pasajeros que NO ESTAMOS UNIDOS CON NINGUNA OTRA LINEA COMO SE LE HA ESTADO DICIENDO A ALGUNAS PERSONAS NO SE DEJEN ENGAÑAR NOSOTROS SEGUIMOS BRINDANDOLE EL MISMO SERVICIO DE SIEMPRE visitanos en salvatierra en Blvd. posadas ocampo 508 A o al tel. 01 466 16 1 20 19 y en acambaro en Av. 1ro de mayo 1612 A a unos pasos de la central a un lado de autobuses el conejo o al tel. 044 417 112 86 37 QUE NO TE CONFUNDAN chicago desde 145 dls, dallas $ 95 dls. CONTAMOS CON SALIDAS DE MARTES A SABADOS (sic)”.
En Iguala, también hay corridas de autobuses directas hacia Chicago. La empresa que los ofrece se hace llamar “Chicago & Iguala Tours”, con dirección en Periférico Oriente 101. Es decir, tampoco salen de la central de autobuses de la ciudad.
De acuerdo con los testimonios de los estudiantes, ese quinto autobús fue detenido cerca del Palacio de Justicia de Chilpancigo por policías, algunos de ellos federales, quienes los amenazaron.  Los muchachos, según el expediente, huyeron hacia un cerro en donde la mayoría de ellos permanecieron hasta el día siguiente.
Por otro lado, el operador declaró en dos ocasiones. En una de ellas refirió que los estudiantes se bajaron del camión porque creyeron que el autobús no servía ya que estaba “jaloneándose”. Sin embargo, después dijo que fue escoltado por dos patrullas federales a una caseta de cobro.  De ahí marcó a uno de sus jefes, quien le ordenó moverse hacia Jocuta, en el mismo estado de Guerrero.
No obstante, en el expediente consignado por la PGR ante un juez sólo aparece la versión de que ese quinto autobús fue destruido por los estudiantes, hecho que  los normalistas nunca reconocieron. Por el contrario, sólo relataron cómo huyeron durante toda la noche.
El  GIEI destacó lo siguiente:
“En resumen, según las informaciones recogidas, Iguala es un lugar de tráfico de heroína muy importante y, según la información pública, una parte de ese tráfico se haría mediante el uso de algunos autobuses que esconden dicha droga de forma camuflada.
“Los estudiantes tomaron 5 autobuses, y como se señaló, la propia existencia de uno de los autobuses Estrella Roja no fue presentada en la investigación. El testimonio del chofer de este autobús, es contradictorio con los testimonios de los normalistas y con la hoja de ruta del propio autobús, pero un manuscrito en el expediente confirma en cambio la versión de los normalistas.
“A falta de otros análisis más profundos, el autobús presentado parece no corresponder con el autobús, registrado en las cámaras de video de esa noche. Examinadas todas las hipótesis posibles de esos hechos probados, la única circunstancia que explica las contradicciones entre los hechos sobre este autobús, y su trayecto en la ciudad esa noche, las versiones opuestas del chofer, y sus distintas versiones en dos documentos, las diferencias con los normalistas testigos y otras circunstancias probadas, las ausencias en el expediente de dicho autobús, y los documentos contradictorios obrantes en él, es que dicho autobús, sea un elemento central del caso”.
Por otro lado,  el GIEI enfatizó que  no existe evidencia de que alguno de los autobuses fuera destrozado y dejado a las afueras de la central camionear, como lo consignó la PGR en la “verdad histórica”.
El Estrella Roja –continúa el expediente- fue abordado por un grupo de 14 estudiantes, los cuales se dirigieron hacia el Periférico sur. El retraso en la salida de este autobús se debió a que el chofer necesitaba que su esposa le llevara unos documentos:
“Y al salir el chofer nos iba diciendo que quería que le diéramos tiempo como 5 minutos para que le llevaran unos documentos que iba a utilizar y le dimos chance al chofer para esperarlo cinco minutos y al transcurrir los cinco minutos sólo avanzamos una cuadra y nos dice que por favor espérenme otros cinco minutos porque mi esposa ya viene”.
Declaración tardía
Según el informe, la invisibilización de este autobús tuvo serias consecuencias para la investigación, ya que no se indagó la posible presencia de Policía Federal en la escena del crimen del Palacio de Justicia.
El chofer del quinto autobús no había sido interrogado por la PGR sino hasta que el GIEI pidió una entrevista con él, el 15 de abril de 2015. No fue sino hasta el 8 de junio de 2015 que la Procuraduría tomó la declaración al chofer, pero sin la presencia de los expertos de la CIDH.
La versión dada por el chofer de ese autobús ante la PGR no es coherente con lo declarado por los estudiantes normalistas ante la PGJ el 27 de septiembre de 2014, ni con los testimonios recogidos por el GIEI o su ampliación de declaración ante la PGR realizadas en octubre y julio de 2015.
La casa blanca de Iguala
Por otro lado, el chofer del autobús Estrella de Oro, del cual fueron desaparecidos al menos 14 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, reveló al GIEI que fue detenido por policías estatales y llevado a una casa blanca en el centro de Iguala, donde al parecer había un sujeto atlético dando órdenes.
De acuerdo con este reporte, los operadores de los autobuses fueron detenidos, interrogados y liberados la misma noche, pero uno de los casos abrió la duda a los expertos independientes sobre si había un centro de operaciones que coordinó la desaparición de los normalistas.
Se trata del operador del autobús Estrella de Oro 1531, uno de los más adelantados de la comitiva y que fue detenido frente al Palacio de Justicia de Iguala.
Según sus testimonios, las patrullas le cerraron el paso y los policías dispararon contra el autobús:
“Ahí aproximadamente veinte policías se bajaron de la patrulla, la mayoría encapuchados, se escucharon varias detonaciones y me poncharon las llantas con navajas y gritaron diciendo ‘Los vamos a matar a todos’ y se me acercó un policía y me dijo ‘Hasta a ti también hijo de la chingada’ y me puso la pistola en el pecho por la ventanilla. Mientras trataban de entrar los policías y los estudiantes se lo impedían, uno de ellos dijo ‘Recuerden compañeros, todo esto es por Ayotzinapa’”.
Un elemento de “inteligencia militar” declaró ante PGR que estuvo en ese lugar al menos 45 minutos, mientras los policías sometieron a los estudiantes.
El soldado reportó los hechos a su superior e incluso sacó varias fotografías, aunque éstas no se encuentran en el expediente.
El chofer del autobús declaró que los jóvenes fueron sometidos a golpes, con granadas de gas (en teoría, la policía municipal no debía tener este equipo) y finalmente llevados en patrullas.
Todos los estudiantes que iban en ese autobús fueron desaparecidos por las autoridades y los videos del Palacio de Justicia de Iguala nunca se integraron a la investigación.
Gracias al cruce de declaraciones se sabe que en el lugar había policía municipal, estatal, ministerial y Ejército.
El chofer del autobús Estrella de Oro 1531 declaró que fue subido a una patrulla de la policía estatal, donde pudo ver cómo sometían a los normalistas.
El informe del GIEI dice que el operador fue llevado “a una casa de dos pisos de color blanco con portón negro que se encontraba a quince minutos de donde me agarraron, siendo en el centro, en la zona del centro de la ciudad de Iguala”, donde recibió amenazas de seguir el mismo destino que los normalistas.
En ese punto, el chofer reveló la existencia de un testigo clave:
“Al llegar me sentaron entre dos policías encapuchados y salió un señor con camisa blanca y pantalón negro, el cual se veía con el cuerpo de una persona que hace ejercicio” (de unos 40 años), y quien dijo ‘quién chingados es este cabrón’. Los policías le dijeron es el chofer del autobús, y dijo el señor ‘pues llévenselo también ya saben dónde’, y se fue caminando hacia su camioneta, la cual no pude ver bien, y les gritó: ‘Déjenlo que se largue’”.
El chofer salió corriendo sin saber hacia dónde y caminó rumbo a la terminal, “mientras seguía lloviendo moderadamente”.
Para el GIEI, el testimonio de este conductor revela que al menos una parte del operativo estaba siendo dirigida y coordinada “por un hombre sin identificar, quien proporcionaba las órdenes”.
Los investigadores buscaron la casa blanca en julio de 2015, pero en el informe consta que no tuvieron la ayuda del testigo clave.
Desde diciembre pasado, el pograma de Periodismo de Investigación en la Universidad de Berkeley ha  publicado en la revista Proceso y en Univisión la presencia del Ejército y de la Policía Federal, así como la existencia de un quinto autobús y la manipulación de testimonios. 

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