PRIMERA PLANA

Único político sospechoso Zeferino 
Torreblanca, en el caso Chavarría B.

Marco Antonio Mönge Arévalo. (Tercera Parte).SALT LAKE CITY, UTAH, USA, a 01 de agosto de 2015.— La línea de investigación de mayor interés público en el caso del asesinato del presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso de Guerrero, Armando Chavarría Barrera, es la política. El principal y único señalado en esta indagatoria es el exgobernador, Zeferino Torreblanca Galindo.  

Al iniciar la averiguación previa BRA/SC/02/1751/2009, siendo aún gobernador, a Torreblanca Galindo se le hizo llegar, por escrito, un interrogatorio desarrollado por el fiscal encargado del caso.
Años más tarde, en 2014, se le requirió personalmente a la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE); de esa comparecencia, sólo se sabe que negó haber ordenado el asesinato del entonces líder del Congreso de Guerrero.     
Hoy, a casi seis años de distancia, Interacción tuvo acceso a la síntesis del interrogatorio escrito, que Torreblanca Galindo retornó a la PGJE. 
Un texto de siete puntos, que se centra básicamente en la explicación del retiro de las escoltas y su relación personal con Armando Chavarría; las respuestas permiten apreciar que el fiscal encargado del caso no hizo la pregunta incómoda: ¿Usted lo mandó a matar?    
Según la síntesis del expediente, el domingo, 30 de agosto de 2009 Zeferino Torreblanca retornó el cuestionario. Salta a la razón que haya sido a sólo diez días del asesinato de Chavarría. No se aclara cuántas preguntas fueron realizadas, ni qué se le preguntó.
En los siguientes párrafos, transcribimos el texto de lo que la Fiscalía estatal cree que fue lo más relevante que declaró este personaje, con sus faltas de redacción, sintaxis y ortografía; además, ponemos en sus manos parte de una entrevista realizada por este autor en 2014, cuyo contenido pudiera ser parecido a lo declarado por el exgobernador a la PGJE en septiembre de 2014:
(…) “Que su relación política laboral con el agraviado fui fluida, respetuosa. 
”Que sus diferencias se aclararon con el paso del tiempo, que finalmente a través del diálogo encontraron respuestas a sus discrepancias. 
”Que en una ocasión fue al domicilio del agraviado y comió con él y su familia. 
”Que la seguridad le fue retirada porque al principio no forma parte del decreto que tenga derecho de hacer uso de la seguridad personal y en segundo término porque el gobierno determino que todos los servidores públicos de seguridad pública que estuvieran a cargo de algún servidor público o dependencia había que concentrarse. 
”Con motivo del programa iniciativa Guerrero, a cargo del Secretario Jorge Peña Soberanis y para mejorar la cobertura de los operativos, a petición de los titulares de la Secretaría de Seguridad Pública y de la Procuraduría General de Justicia del Estado, se concentró a los escoltas comisionados con ex funcionarios del ejecutivo del estado. 
”Que el agraviado le solicito que permanecieran con el uno de los policías comisionados, que es el que se encuentra comisionado con la familia. 
”Que se retiró la seguridad a todos los que tenían escoltas que eso no fue particular” [sic]. 
 ¿Usted lo mandó a matar?
El año pasado, a casi cinco años del asesinato de Chavarría, este autor entrevistó al ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo. 
Es posible que lo expuesto en esta entrevista, haya sido lo mismo que planteó en su declaración ministerial aquel martes, 2 de septiembre de 2014, pues pesaba sobre él la supuesta acusación de Trinidad Zamora Rojo, de que le había dado la orden de matar a Chavarría.
¿Usted lo mandó a matar? —pregunté. “No, absolutamente que no”, contestó Torreblanca Galindo, a una pregunta que veía llegar, pues la entrevista había tomado un rumbo distinto, pero obligado. La conversación giraba en torno a la alternancia en el proceso democrático de Guerrero. 
Antes, solté la primera pregunta que encaminaba a las demás interrogantes exigidas:
—  ¿El Estado es asesino, contador? 
—  ¿El Estado qué? —sorprendido, contestó el exgobernador con otra pregunta. 
—  ¿Es asesino? —repliqué. 
—  ¿El Estado? —volvió a contestar con otra pregunta.
—  Mjm —atajé. Si él contestaba con preguntas yo lo podía hacer con una onomatopeya  
—  No, de ninguna manera.
Sentado frente a su escritorio de su oficina en Costa Azul, Acapulco, el exgobernador  reclinó su sillón y abrió los ojos cuando solté la primera pregunta incómoda. La analizó:
—  ¿Quién mató a Armando Chavarría?
—  La información que nosotros tenemos es que fueron grupos que no estaban de acuerdo con él y que tienen que ver con la subversión —contestó, el exgobernador sin querer dar detalles.
—  Qué significó Armando Chavarría para usted? —volví a ser sutil para reencaminarlo.
—  Un contrincante, un compañero, un colega, una gente con la que finalmente pudimos tratar, pero dos formas distintas de hacer política.
—  ¿Llegó a algún acuerdo con él?
—  No. Al contrario, él platicó (…), y las últimas veces que platicamos, él cambio radicalmente la postura, que seguramente alguien le dijo que era peleando con Zeferino como lo iba a lograr. Es más, yo le dije, en esta oficina, que le sugería que mejor fuera diputado federal, para que se moviera en el estado y así no tuviéramos de alguna manera confrontación para su futuro.
—  ¿Ése fue el error de Chavarría?
—  Yo creo que, éh… no, no sé si sea el error… no sé si le haya ocasionado la muerte, ¿no? Son muchos factores, ¿no? Muchos análisis, pero yo creo que en el caso particular de Armando, debería de haber sido diputado federal, para poderse mover plurinominal en todo el estado, y estar en una actitud de menos confrontación y de mayor suma. Como candidato eres más light, como gobernante empiezas a ejecutar acciones. No. Platicamos muy bien con él. Él me dijo claramente: “Sí usted no quiere que yo sea gobernador, yo no voy hacer gobernador. Quiero pedirle que me ayude. Écheme la mano”…
—  ¿En esta pasada elección (2011)?
—  ¿Armando?
—  Sí, ¿o en el 2005?
—  La que hablamos un poco antes de su cumpleaños. Que me invitó el 27 de agosto a su cumpleaños. Las últimas veces que hablamos.
—  ¿Textual, le dijo “si usted no quiere que yo sea”...?
—  Así me lo dijo Armando. Claro, y eso yo lo he comentado. Él vino a platicar de la seguridad, vino hablar de las hermanas, como quién dice vamos a encontrar un acuerdo. Yo lo único que le dije, en alguna ocasión, nadie en sus cinco sentidos entrega la gubernatura a los tres años. —Relató exaltado, al momento que abrió los brazos y las palmas de las manos para reafirmar sus palabras. 
Personajes afines a Armando Chavarría, han referido que Zeferino Torreblanca es el autor intelectual del asesinato del presidente de la Comisión de Gobierno el Congreso de Guerrero, por ello la pregunta: 
—  Usted fue el sospechoso número uno.
—  ¿De lo de Armando?
—  Sí. 
—  De hacer novelas se pueden hacer muchas novelas. ¿Cuál sería el fundamento? Quitar a Armando Chavarría, ¿para que llegara quién? Para que llegara Ángel Aguirre. Solamente que fuera yo un loco. 
Aquel martes, 29 de abril, la aparente calma para Torreblanca Galindo en lo político y mediático, me dio la oportunidad de preguntar:  
—  ¿Usted lo mandó a matar?
—  No, absolutamente que no.
—  ¿Por qué lo mataron?
—  Los argumentos que yo tengo, que no quiero profundizarlos. Que por cierto...
—  ¿Por qué, exgobernador?...
—  ¿Mande?...
—  ¿Por qué (no quiere profundizarlos)?
—  Porque están… constan en autos, en el expediente, allí están. Usted oiga, las declaraciones de gente que fue interrogada. Léalas, es un expediente amplísimo. Yo tuve acceso y lo estuve viendo. Además una cosa muy importante, acuérdese que desde el principio, en ese tipo de asesinatos, lo que dije es: ayúdeme la PGR (Procuraduría General de la República). Desde un principio hubo coadyuvanza de la familia. Ellos nombraron (sic). ¿No? Y desde un principio recibimos apoyo y después fue atracción y después (sic) lo manejaron como perdido (el expediente) de manera perversa, y que la señora lo sigue manejando de manera equivocada un asunto que atrajo la PGR.
—  ¿Tiene copia del expediente? 
—  No me haga esa pregunta. Lo conozco, es lo más que le puedo decir. Sería un delito decirle que sí.  
—  ¿Se siente culpable de esa muerte?
—  De ninguna manera. 
—  ¿Qué tanto conoció a Armando?
—  Yo creo que lo conocí más al final. Armando fue un hombre hecho para el sistema, él supo aprender del sistema y supo negociar con el sistema. Acuérdese que con Ángel Aguirre él fue el director del INEA (Instituto Nacional para la Educación de los Adultos). Él era un gran negociador en las formas de la política antigua...

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