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Héctor Contreras Organista

Mucho tiempo antes que el sacerdote José María Morelos y Pavón celebrara el 13 de septiembre de 1813 el Primer Congreso de Anáhuac en el templo, el pueblo católico de Chilpancingo ya reconocía como la patrona a la virgen de Santa María de la Asunción.
Es hasta el 1 de noviembre de 1950 cuando el papa Pío XII la proclama así pero fijándose desde antaño el 15 de agosto como la fecha de su festividad. 

La iglesia de la Asunción dependió por mucho tiempo de la de Zumpango del Río. 
La diócesis tuvo por más de cien años como sede la ciudad de Chilapa, que por su acendrado catolicismo fue calificada como levítica, término que allá se quedó pero con resquemores de parte de los feligreses cuando se cambió la sede a Chilpancingo y por mucho tiempo prácticamente pelearon para que el Vaticano les devolviera el obispado, sin lograrlo.
La catedral en Chilapa, obviamente dejó de serlo, o lo es a medias por aquello del doble remoquete: “Chilpancingo-Chilapa”, pero sabido es que el obispo despacha –cuando lo llega a haber- en Chilpancingo. 
Desafortunadamente se comprueba que quien llega al sitial, al poco tiempo muere o se jubila gravemente enfermo, casi agonizando, pero eso sí, protegido cálidamente por el  manto de la Asunción.
La de Chilapa, desde hace años es una iglesia, un templo más de la diócesis. Cuando era catedral, un grupo de reporteros del desaparecido periódico El Heraldo de México hicieron un gran reportaje donde además de documentar con gráficas dieron con el hallazgo que esa catedral era la más grande de América Latina, lo que causó revuelo entre el catolicismo en varios puntos del país ya que se disputaban esa primacía.
Se ha comentado con insistencia que cuando Morelos hizo el Congreso del Anáhuac, el templo de la Asunción, que era una “media agua”, estaba localizado donde ahora se encuentra lo que queda del Museo Regional y que por muchos años fue sede del Poder Ejecutivo. 
El Palacio de Gobierno exhibía murales elaborados por Luis Arenal y Cueva del Río,  que se dice que han sido separados de las paredes del ex palacio de gobierno en el proceso de remodelación –sólo es rumor- y donde por años se hicieron grandes bailes llamados “posadas” con la participación de grandes bandas danzoneras y orquestas locales: Carlitos Quiróz y Abercio Cortés.
Pese a lo que se diga del templo como motivo relevante de la historia de México, debido a los temblores de tierra que ahora los nombran “sismos”, ha sufrido la pérdida de sus dos torres que han vuelto a levantar con las características originales. Después de los movimientos de tierra se han tomado gráficas que demuestran que hay cuarteaduras en las paredes. Los albañiles sólo las pintan para desaparecerlas ante los ojos de los católicos que ahí acuden a sus eventos religiosos.
Los 13 de septiembre perdieron importancia para el pueblo porque los políticos se adueñaron de la ceremonia que se debe a Morelos, rodea la soldadesca el edificio y colocan mallas metálicas reforzadas y nadie más que los funcionarios pueden ingresar al templo.
Posiblemente debido a que Chilapa perdió el privilegio de ser sede diocesana, algunos católicos cambiaron de religión. En Chilpancingo, a grandes pasos ha ocurrido lo mismo, aquí debido en parte a lo descrito del 13 de septiembre. Los más fervorosos católicos militan ahora en iglesias del protestantismo y tal vez debido a ello ya no se vio en agosto de este año de 2015 las grandes peregrinaciones que en años idos se hacían. 
Estas eran hechas por agrupaciones, una cada día realizaban sus enormes procesiones que llegaban al templo con música, flores, cohetes, danzas, arcos y mucha alegría dedicada a la patrona de Chilpancingo.
El 15 de agosto, ya no es como antes. Ya ningún recuerdo ni remembranza alguna de parte de los nuevos guías católicos para los sacerdotes Margarito Escobar, Agustín M. Díaz y Humberto Osorio Refino, tres de los más significados y queridos sacerdotes que van disminuyendo en la memoria católica local.
Hasta el Laurel de la India, árbol señorial de junto al templo al que le cantó Lamberto Alarcón, ya no es el mismo…
El Laurel como el templo, ya son otros… Tal vez no falte mucho para que a la catedral le ocurra lo mismo que a algunas europeas que, por los mismos motivos, ahora son museos. Toledo, por ejemplo.
¡Todo por servir se acaba… y acaba por no servir!

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