COLUMNA

Si hubiera parque, 
no estaría aquí

Apolinar Castrejón Marino

La historia patria tiene por propósito enaltecer la vida y obra de algunos personajes, para que las generaciones de niños y jóvenes se sientan satisfechas de tales antecedentes. También se busca que esos héroes sean tomados como modelos, y las generaciones de pequeños, quieran repetir sus hazañas.

 Lamentablemente, en muchos casos, las acciones heroicas han sido magnificadas hasta lo increíble. Vamos a recordar una anécdota histórica que ha llenado de orgullo a muchas generaciones, y se recuerda por la frase “SI HUBIERA PARQUE USTED NO ESTARIA AQUÍ”.
 Según la historia patria, durante una de tantas invasiones de los Estados Unidos a nuestro país, en las inmediaciones del convento de Churubusco, en Coyoacán, Ciudad de México, el ejército norteamericano, avanzaba incontenible sobre las tropas nacionales.
 Por la línea de abastecimiento, llegó un cargamento de balas, que enviaba el Presidente Santa Anna. Debido a lo apresurado de las acciones, el parque recibido no era del calibre que necesitaban los soldados. Con la desesperación e impotencia reflejadas en el rostro, el General Anaya subió a su caballo a dirigir un ataque a bayoneta calada, que quiere decir que a los rifles se les colocaba un puñal en el extremo, para enfrentarse cuerpo a cuerpo, sin necesidad de disparar.
 Con la misma rapidez, regresó al convento para continuar peleando con las pocas balas que tenían. Cuando ya no tuvieron más con que pelear, los soldados norteamericanos entraron al convento y los tomaron prisioneros. Como es regla en la guerra, el comandante en jefe norteamericano David Emmanuel Twinggs, exigió las municiones que tuvieran.
 Entonces, el insigne general mexicano Pedro María Anaya le respondió con su frase histórica e inmortal: "Si hubiera parque no estaría usted aquí". Así se escribió uno de los grandes pasajes de la historia patria. Y así se forjó la idiosincrasia nacional, vinieron y nos pegaron, pero no nos “rajamos”. Conocemos un teporochito un poco belicoso, que cuando se le complican las cosas y están a punto de partirle su mandarina, suele decir "Si hubiera parque no estaría usted aquí".
 El General Anaya y el General Manuel E. Rincón, dirigieron la defensa del puente y del Convento de Churrusco durante la invasión norteamericana, el 20 de agosto de 1847. El combate inició a las 11:30 de la mañana, y el ejército norteamericano entró al convento a las 5 de la tarde.
 Anaya y los demás generales fueron encarcelados, y al finalizar la invasión norteamericana, ocupó la silla presidencial interinamente, el 8 de noviembre de 1847 al 8 de enero de 1848, cargo al que renunció porque el gobierno de Estados Unidos le exigía parte del territorio nacional a lo que se opuso férreamente. 
En la línea 2 del Servicio de Transporte Colectivo (metro) de la Ciudad de México, hay una estación que lleva su nombre. En dos ocasiones ocupó la silla presidencial de forma interina con autorización del Congreso de la Unión. Fue Presidente Interino de México en 2 ocasiones. Durante su mandato obligó al clero a contribuir con dinero, para poder seguir y sostener la lucha en contra de los invasores americanos, y estableció que el servicio militar fuera obligatorio para los mayores de 16 años.
Durante la presidencia de Mariano Arista, fue nombrado Ministro de Guerra y Marina. En 1982 fue diputado en el Congreso de la Unión. En 1853 fue nombrado Administrador de Correos, cargo que ocupó hasta su muerte, el 21 de marzo de 1854, víctima de una pulmonía fulminante.
Pedro Bernardino María Anaya, nació en San Mateo Huichapan en el estado de Hidalgo, el 20 de mayo de 1795, hijo de Pedro José Anaya y Maldonado y María Antonia de Alvarez, ambos españoles. Tuvo dos descendientes: Soledad y María Teresa Chávez Nava, sobrina nieta y sobrina bisnieta por vía paterna.
Inició su carrera militar a los 16 años en el ejército realista, con el cargo de cadete en el regimiento de Tres Villas; ya como capitán se integró al ejército insurgente en junio de 1821, después de que Iturbide había proclamado el plan de Iguala. Todo lo que hay que hacer para que una estación del metro lleve el nombre de uno ¿Verdad?

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