ARTICULO

 Álvaro de mis amores

Esteban Mendoza Ramos
Algo muy grave debe estar sucediendo en el equipo de campaña de Beatriz Mójica Morga, que le recomendaron recibir con fanfarrias al polémico, por decir lo menos, Álvaro Leyva Reyes, que representa un auténtico “clavo ardiendo”, que le causará “graves  quemaduras” a sus intenciones de gobernar Guerrero.

Está bien que Beatriz no conoce la negra historia de traiciones y violencia que caracterizan a Leyva Reyes, por el poco tiempo que ha pasado por acá, pero alguien de su gente cercana debió alertarla acerca del peligroso alacrán que se acaba de echar encima. 
“Me caía bien”, me comentó un amigo, “pero no puedo creer que salga con ese cuate, levantándole la mano”, refiriéndose a las fotos que circulan de ambos personajes por todos lados. Para la información de la candidata perredista, aquí sólo enumeraremos unas cuantas de las “gracias” de Alvarito.
En 1993 se plantó frente al palacio de gobierno, en compañía de Félix Salgado Macedonio, para protestar en contra del triunfo de Rubén Figueroa Alcocer. Al final, Félix pactó con Figueroa y a Leyva Reyes lo dejaron “colgado de la lámpara”, porque no le tocó gran cosa del “pastel” que repartió el Tigre de Huitzuco.
En 1999 se abrazó a los pies de René Juárez Cisneros y lo defendió a “capa y espada”. Una vez en el poder, recibió favores del Gobernador en turno, haciéndolo subdirector del organismo MAQUINOP, cuyo director era Hubert de la Vega Estrada, a quien Álvaro Leyva Reyes lo agredió físicamente en su propia oficina.
La obsesión de Leyva Reyes es ser diputado. René Juárez Cisneros lo nombró delegado de gobierno en Tlapa de Comonfort, con la intención de que realizara trabajo político y poder ganar la diputación local, por el ahora distrito 27. Sufrió una apabullante derrota, porque en enero de 2003, en estado de ebriedad, atropelló y mató a la niña Lolita Ayala Leal, en su pueblo natal, Axoxuca, municipio de Tlapa de Comonfort.
Se integró la averiguación previa MOR/SC/045/2003, por el delito de homicidio culposo, por lo que fue procesado, pero obtuvo su libertad bajo fianza. Entonces la emprendió contra René Juárez Cisneros, a quien insultaba en sus escritos y de manera personal, hasta que el Gobernador ordenó su reaprehensión, en marzo del año 2004, siendo recluido en el penal de Tlapa de Comonfort, durante tres meses. Fue liberado por la intervención de Carlos Sánchez Barrios, para ese momento su ídolo.
Carlos Sánchez Barrios firmó un pacto para apoyar a Carlos Zeferino Torreblanca Galindo en su ruta a la gubernatura. Álvaro estaba eufórico con este acontecimiento; sin embargo, poco le duró la alegría y a los pocos meses de que Torreblanca Galindo asumió el poder estatal, Leyva Reyes ya realizaba conferencias de prensa, para insultar al gobernador, bautizándolo de “Borracho Seco”. ¿El motivo? No le cumplió la promesa de darle un buen cargo público.
Violencia, traición, ambición, frustración es lo que caracteriza al Alvarito de mis amores. En 1990 golpeó a un periodista, porque lo criticó en su columna. Lanzó huevos en contra de Rubén Figueroa Alcocer, en el teatro María Luisa Ocampo; lo mismo hizo en el PRI y con José Luis González de la Vega, secretario de Educación en el gobierno de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, durante su comparecencia ante el congreso del estado.
¡Ha! Y también sufre frecuentemente el “Síndrome Murat”, aquel exgobernador de Oaxaca que se mandó balacear, para ganar popularidad y, además, declaró en medios nacionales: “se me cayó la parabrisas”. En los noventas, Álvaro Leyva se dijo atacado a balazos en la puerta de su domicilio, repitió el mismo guión en el año de 2011. Después, realizó una “huelga de hambre”, para exigir “justicia por el atentado”.
En el presente proceso electoral, su “gallo” era Cuauhtémoc Salgado Romero, presidente del PRI estatal. Al recaer la candidatura en Héctor Antonio Astudillo Flores, Álvaro inició su acostumbrada práctica de ofensas y descalificación. Acorralado por el destino, buscó una salida y algún insensato le abrió las puertas del PRD. 
Después no se quejen, porque nuestro querido Alvarito les va a quemar hasta el propio partido, nada más que haga su primer berrinche, cuando no le den lo que pide.

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