COLUMNA

La hiena y el cocodrilo 

Apolinar Castrejón Marino
Una noche, a orillas del río, se encontraron una hiena y un cocodrilo. Amablemente se saludaron, como si fuesen amigos. La hiena dijo:
-¿Cómo pasaste el día, amigo cocodrilo?
-Muy mal. Dijo el cocodrilo.
-A veces paso hambre, y en mi dolor y tristeza, lloro. Y entonces los animales del bosque dicen: "Mira, son lágrimas de cocodrilo". Y eso me hiere mucho.

Entonces la hiena dijo:
-Hablas de tu dolor y de tu tristeza, pero no se compara con lo que me pasa a mí: Contemplo la belleza del mundo, y lo deliciosas que son las criaturas del bosque, y elevo mi voz agradeciendo a Dios. Pero todos los que me oyen en la llanura dicen: "Oye la risa despreciable de la hiena".
Este es un pequeño fragmento del cuentecito que escribieron Robert Fisher y Bett Kelli, en 1999, pero que tiene la suficiente vigencia para aplicarla al caso de las autoridades electorales, que están muy empeñadas en que los mexicanos voten, para elegir a los gobernantes y representantes, el próximo 7 de junio.
Con mucha anticipación, les han tendido su camita a los atarantados electores mexicanos, con una costosísima campaña mediática, en la cual más parecen estar anunciando un producto milagroso, que todo lo cura.
También se sacaron de la manga, unas leyes recalentadas, para recordar a los comunicadores, opinadores y cualquier persona que tenga cierta influencia pública, que es delito grave decir a la gente que no vote.
Los anuncios televisivos están específicamente dirigidos a la gente de escaso criterio, a la que espantan con el petate del muerto de que México sería una catástrofe si no hubiera democracia, y que el voto es una conquista de los ciudadanos, en la construcción de un país soberano. Ja, Ja, Ja.
Desde luego que nosotros acatamos perfectamente las leyes, por lo cual no vamos a decirles que no voten; pero si vamos a recordarles que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) es la organización de las gentes más perversas, quienes “crearon” una banda mafiosa para dominar y extorsionar a la población.
Aprovechándose de la ignorancia de los mexicanos, hicieron leyes que les aseguraran ventaja e impunidad. Durante 70 años dominaron el poder de manera absoluta, sirviéndose de todo tipo de estratagemas, las más cínicas y viles. Los historiadores, sociólogos e investigadores llaman a esta, etapa del “partido hegemónico”, aunque deberíamos llamarla el absolutismo.
En 1933 apareció el Partido Acción Nacional (PAN), que fue fundado por grandes hombres como Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Aquiles Elorduy, Luis Calderón Vega, Francisco Fernández Cueto y Rafael Preciado Hernández. Era el partido de los ricos: empresarios, religiosos, y banqueros.
Durante muchos años anduvieron “haciendo ruido” contra el partido oficial, y cuando llegaron al poder “haiga sido, como haiga sido” salieron más malos que la carne de “cuche”. Carentes de ideología, faltos de contacto con el pueblo y con la realidad, y “mochos”; solo son unos necios que se dedican a desprestigiar “la política” de manera profesional. 
La reforma política de 1978, permitió la aparición de organizaciones “de izquierda” como el Partido Socialista Revolucionario, el Movimiento de Acción Política, y el Movimiento de Acción y Unidad Socialista. Entre el Partido del Pueblo Mexicano, el Movimiento de Acción Popular, destaca el Partido Comunista Mexicano. 
En la práctica, todos debieron sospechar que era una garza de “apertura”, desde el momento que venía “impulsada” por el Secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles, del gobierno de José López Portillo, “El Perro de la Colina”.
Pero para impresionar a los más incrédulos, el 1 de abril de 1977, en gira por el Estado de Guerrero, en la capital Chilpancingo, se refirió a un nuevo esquema electoral para poner a las instituciones con la realidad política nacional. Este estado fue elegido, debido a que aquí habían surgido los movimientos campesinos y armados de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas. 
En 1928, Plutarco Elías Calles y sus compinches, crearon el Partido Revolucionario Institucional, juntando a todas las bandas de forajidos y delincuentes, para que se pusieran de acuerdo como repartirse el poder, el dinero y las armas de México. 
Todos los partiditos y partiduchos ezquierdozos, nunca se han podido poner de acuerdo en cómo conquistar el poder, y quienes deben ser seleccionados. Tampoco han tenido la capacidad para administrar el poder, en el momento que lo han conseguido. 
Finalmente se han convertido en refugio de los “políticos” que son desechados de otros partidos. Resulta particularmente atractivo para aventureros, delincuentes y oportunistas. Han llevado a ocupar cargos importantes a vagos sin oficio ni beneficio, gente vulgar y arbitraria, y hasta asesinos ¿Por quién va usted a votar?

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