PRIMERA PLANA
Busca Peña diluir y eludir el
crimen de Iguala:PDPR-EPR
Los cuerpos represivos desangran al pueblo y en específico a la juventud proletaria con fines contrainsurgentes para tratar de abortar el estallido social latente en el país con una política profascista y neomaltusiana.
El Insurgente, órgano de análisis y difusión del Partido Democrático Popular Revolucionario (PDPR) y del Ejército Popular Revolucionario (EPR), en su número 160 del mes de febrero del 2015, establece que en los últimos acontecimientos que vive el país a partir de septiembre del 2014 ilustran que los mexicanos somos objeto de un gobierno represivo que se sostiene solo y únicamente con el puntal del aparato represivo y el terrorismo de Estado para imponer la voluntad oligárquica, las miles de ejecuciones extrajudiciales y de desapariciones forzadas lo confirman con creces.
A través del correo electrónico, el Comité de Prensa y Propaganda del PDPR-EPR, hizo llegar a la redacción de La Crónica, Vespertino de Chilpancingo su publicación El Insurgente, en la que indica que la detención desaparición forzada y la ejecución extrajudicial constituyen política de Estado desde los años sesenta y exigencia de la oligarquía en la actualidad, esa política tiene por objeto quebrar la voluntad popular de combatir ante un gobierno antipopular, represivo y proimperialista; los cuerpos represivos desangran al pueblo y en específico a la juventud proletaria con fines contrainsurgentes para tratar de abortar el estallido social latente en el país con una política profascista y neomaltusiana.
La cifra de más de trecientos mil detenidos-desaparecidos de manera forzada bajo la aquiescencia del Estado mexicano no es casual, no es una invención, no es una exageración; tampoco el responsable es el narcotráfico o la delincuencia organizada, mucho menos responsabilidad de un funcionario menor o de sujetos sicópatas aislados, es violencia pura que emana de la actual junta administrativa de los intereses oligárquicos; política de Estado demandada y emanada desde los designios del imperialismo; terrorismo de Estado que tiene sustento en la exigencia de la burguesía para la defensa de sus intereses y privilegios; y corresponsabilidad de los políticos de oficio que han promovido y avalado el estado de derecho oligárquico.
La versión del gobierno antipopular de Enrique Peña Nieto sobre los múltiples crímenes de Estado cometidos en Iguala de la Independencia, Guerrero contra los normalistas de Ayotzinapa, tiene como propósito diluir el abominable crimen de lesa humanidad en secuestro y homicidio múltiple, lo que constituye una burda farsa y una maniobra mediática para eludir la responsabilidad del Estado mexicano en el cometido de los crímenes de lesa humanidad y tratar de evitar la condena y el juicio internacional al Estado mexicano.
La única verdad histórica que conoce el pueblo es un múltiple crimen de Estado y el único responsable, valga la redundancia es el Estado.
Amparados en un estado de derecho oligárquico y en una campaña mediática de linchamiento político contra los sectores que exigen justicia y castigo a los responsables de los crímenes de lesa humanidad; políticos de oficio, plumas y voces mercenarias, los cancerberos del capital vestidos de amarillo, tricolor, blanquiazul, de verde asesino, o de turquesa, los burgueses profascistas haciendo política desde las banderas supuestamente pacifistas y antiviolencia claman la represión contra los padres de familia que exigen la presentación con vida de los 43 normalistas, exigen con gritos histéricos un baño más de sangre contra todos aquellos que han brindado la solidaridad a las víctimas del terrorismo de Estado.
La represión está en ciernes y viene de la mano de los politicastros que se dicen ser de izquierda moderna que han resultado copartícipes en los crímenes de lesa humanidad y administradores de la crisis del régimen neoliberal, comprobándose una vez más que la violencia que azota al país y al pueblo de México emana de todas las estructuras del Estado mexicano.
Ante este panorama represivo para el pueblo es una necesidad urgente avanzar en la construcción de la unidad popular haciendo a un lado actitudes y conceptos que la entorpecen, debemos comprender a base de experiencia que la unidad es una invaluable arma del pueblo en la lucha contra sus opresores; la organización, estructuración y generalización de la autodefensa armada de las masas es una exigencia histórica, pero ésta debe estar fuera de toda lógica mediática y corporativizante.
Para los luchadores sociales, para quienes asumen una posición progresista, para todo aquel que es sensible a la injusticia y a la iniquidad social, para todo aquel que se precie como revolucionario debemos comprender la necesidad histórica a la que nos enfrentamos, a la exigencia de instrumentar formas de lucha superior y actuar en consecuencia. ¡Organicemos a las masas para hacer la revolución socialista!
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