COLUMNA

Sin Concesiones

Armando Patrón

*Brutal represión de Peña Nieto y Rogelio Ortega

La brutal represión en contra de los maestros el día de ayer en el Puerto de Acapulco, exhibe en todo su talante la forma de gobernar de Enrique Peña Nieto, el PRD y el PRI. El PRI es un partido que regresó al poder sin haber cambiado en nada, sin haber modificado su ideología del saqueo, de la violación a los derechos humanos, de corrupción, de asesinatos, de protección a la delincuencia organizada, etcétera.

La bestial golpiza y la muerte del maestro jubilado Claudio Castillo Peña, a manos de elementos de la policía federal y de la Gendarmería,  monstruos al servicio de Enrique Peña Nieto y el PRI, demuestran que el PRI no cambia, que persisten en su política de represión y de crímenes selectivos. Han rememorado la matanza del 68, la masacre de los copreros en Acapulco, la carnicería en las minas de Cananea, la hecatombe el 10 de junio del 71, la aniquilación de campesinos en Aguas Blancas, y muchas otras más barbaries a lo largo y ancho del país.

La desaparición de normalistas de Ayotzinapa el pasado 26 y 27 de septiembre, apuntan a que fue una acción planeada y ejecutada, no por el matrimonio Abarca, sino por el gobierno federal que encabeza Peña Nieto en coadyuvancia con el ejército mexicano y la delincuencia organizada que operaba y aún sigue operando en el municipio de Iguala con la protección de instituciones de seguridad pública.

La política del gobierno federal encabezado por Enrique Peña Nieto y una camarilla de empresarios que buscan adueñarse por completo de las riquezas del país, entre ellos Televisa y TV Azteca, está llevando al país a la hecatombe. En lugar de resolver los problemas del magisterio y decir la verdad sobre el paradero de los estudiantes de Ayotzinapa, se ha dedicado a ocultar la  verdad y a retener el pago a maestros que han dedicado su tiempo y esfuerzo al desarrollo de la educación en la entidad.

Su argumento de que los maestros a los que se les ha retenido el sueldo porque no existe el techo presupuestal, se va al cesto de la basura cuando de todos es conocido que fueron los gobiernos del PRI encabezados por Rubén Figueroa y René Juárez Cisneros, quienes hicieron entrega de las claves a los profesores. Ellos son los responsables, y ellos deberían estar en la cárcel.

Lo que sí es cierto, es que estamos ante una posible devaluación que enviará al país al estiércol debido a las  políticas perversas de Peña Nieto que ha entregado todas las riquezas al extranjero. Pronto vendrán por las propiedades de los ciudadanos, al parecer.

El gobierno del estado es el principal responsable de lo que acontece en la entidad guerrerense,  el problema del magisterio y de los estudiantes podría resolverse si el gobierno diera muestras de sensibilidad y se condujera con honestidad y respeto a la sociedad, pero no, oculta la verdad sobre los jóvenes desaparecidos, aprueba reformas que atentan contra los derechos de los trabajadores del magisterio y retiene pagos a miles de trabajadores de la educación.

La sociedad no puede permitir estás acciones atroces, si el gobierno logra desactivar el movimiento magisterial, después vendrán las reformas en contra de los trabajadores de la salud –ya lo hicieron con las enfermeras--, contra los policías, contra los periodistas, contra los empleados de gobierno y federales, contra los hombres del campo, contra los burócratas. El país está al borde del colapso.  Después de las elecciones se viene la devaluación. Ahorita están aguantando porque vienen las elecciones y buscan ganar a cómo de lugar.

Los miles de trabajadores despedidos en Pemex y otras dependencias gubernamentales, son sólo una pequeña muestra de la descomposición del país, de que el gobierno de Peña Nieto ha sido un completo fracaso.

Pero lo importante es que hay una rebelión de las masas en puerta. Se dijo que acabaría con la delincuencia organizada, pero los hechos demuestran que hay connivencia entre el PRI y los malos.

La Gendarmería que envió Peña Nieto, no llegó a Guerrero a brindar seguridad y paz a los guerrerenses, vino a matar a maestros.