COLUMNA
LECTURA POLÍTICA
Noé Mondragón Norato
Paralelismos entre cetegistas y revolucionarios de 1910
La entidad retrocedió de golpe, más de cien años. Porque las actitudes vandálicas e incendiarias mostradas por los “maestros” disidentes de la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación en Guerrero (Ceteg), se parecen mucho a las de los revolucionarios de 1910. Con una sola diferencia: los “alzados” que llegaban en bola a las suntuosas haciendas de ricos terratenientes de la época porfirista, también les prendían fuego. Descargaban así, su agravio acumulado por la explotación de que fueron objeto durante décadas enteras. Los cetegistas incendian edificios
públicos y sedes partidistas. Descargan su ira derivada de la infructuosa búsqueda de los 43 normalistas desaparecidos. Hacen apología de la violencia y el desorden. Creen tener la razón de su lado. Pero hay hechos sospechosos en torno a su conducta y a las banderas políticas que explotan.
LA JUSTICIA A LA MITAD.- Si se mira bien, la justicia demandada por los padres de los estudiantes desaparecidos ya fue cumplida por el gobierno federal y estatal. Se resume así: hay más de 40 policías que participaron en los hechos detenidos y consignados; cayó la pareja formada por el ex presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca Velázquez y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa; confesaron otros tres sicarios del grupo delictivo Guerreros Unidos en torno a lo que presumiblemente, les hicieron a los estudiantes y pidió licencia al cargo de gobernador del estado, Ángel Aguirre Rivero. Pero ni los de la Ceteg ni los normalistas de Ayotzinapa han hecho la parte que les corresponde. Su lucha progresivamente, se desvirtúa y toma otros cauces. Y se resume así: 1.- De entrada, en Ayotzinapa se niegan reiteradamente a ubicar y castigar, a los líderes de esa normal que llevaron a los estudiantes de nuevo ingreso, a secuestrar autobuses al municipio de Iguala, la noche de 26 de septiembre. Ellos sabían que esa plaza estaba caliente por el dominio que mantenía sobre dicho territorio, el grupo delictivo Guerreros Unidos. Incluido desde luego, el edil municipal. Y aun así tomaron esa terrible decisión que hoy tiene seis hogares enlutados y 43 estudiantes normalistas desaparecidos. Un auto análisis terminaría castigando ejemplarmente a estos líderes estudiantiles. Pero lo más seguro, es que no conformes con el tamaño de su error, se encuentren encabezando hoy, los desmanes en Acapulco y la capital. Como para refrendar la impunidad que extrañamente, exigen castigar. Pero de la que ellos gozan y disfrutan ampliamente. La justicia en este sentido, se encuentra a medias. 2.- Ni el magisterio disidente de la Ceteg ni los normalistas de Ayotzinapa, se suman a la búsqueda de sus compañeros desaparecidos. En vez de ello, vandalizan, queman sedes partidistas y automóviles, secuestran autobuses y viajan en caravana hacia otras entidades del país. Eso desde luego, no ayuda a encontrar a los normalistas. Pero le atiza con fuerza, a la politización del conflicto. A la apuesta de la estéril confrontación. Y en una actitud puramente paternalista, apelan a que sea el gobierno federal y estatal, quienes se encarguen de hacer lo que ellos moralmente, también están obligados a emprender. 3.- Como ocurrió con los líderes de la Revolución Mexicana, la única propuesta del magisterio disidente agrupado en la Ceteg, consiste en vandalizar. Crear desorden y generar el miedo colectivo. Aterrorizar a las instituciones, a los comerciantes y al turismo. Y la razón es simple: no existen a su interior, intelectuales que alumbren correctamente el camino que debe seguirse. La envenenada formula de esa errada movilización, va dirigida exclusivamente, a provocar el caos. Pero sin un terreno firme hacia donde llegar. Ni una sola propuesta sólida para operar de fondo, la refundación de todas las instituciones del país, del sistema de justicia, y el acotamiento a la también impune actividad de los partidos políticos. Nada. Solo destrozos y fuego como forma de ganar inútilmente, los reflectores mediáticos. De mantener viva la flama de la inconformidad. De venderse como bárbaros y primitivos. De “agarrar valor” sintiéndose protegido por las multitudes. Y como los revolucionarios de 1910, los de la Ceteg cederán el paso a otros. Así como Pancho Villa le cedió el poder a Venustiano Carranza. Carlos Marx lo plasmó así: la historia se repite primero como tragedia y después como comedia. Es exacto lo que está ocurriendo en Guerrero por el caso Iguala. Y es la parte más deplorable del asunto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Aunque no hay consensos definitivos al interior de las tribus perredistas, todo parece indicar que será el ex diputado local y miembro activo de la tribu Grupo Guerrero (GG) Celestino Cesáreo Guzmán, uno de los finalistas en la carrera por la dirigencia estatal del PRD. A David Jiménez Rumbo, le fueron cerradas las puertas desde la dirigencia nacional del PRD. Desde luego, la tribu los chuchos se convirtieron en su verdugo político. Simplemente, le cobraron la factura.
dragonato@hotmail.com
He leído bastantes textos de este autor y concluyo que nunca cambiará su intención de opinar: tendencioso y especulador, escribe sin fuentes reales alejado de la objetividad y amparado en la subjetividad de sus intereses personales y no de la ética periodística.
ResponderEliminarsi tu lo catalogas asi, yo te catalogo y concluyo que tambien tienes intereses personales y q es mas eres uno de los delincuentes que andan causando tanto robo, destrozos y terror
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