COLUMNA

El Grillito Sin Censuras

Alfonso Cerdenares Domínguez


**Los mitos comienzan a proliferar. -.Se dice que siguen vivos. -.¿Qué ocurrió realmente con los normalistas? -.No le echemos más leña al fuego.

Los mitos comienzan a proliferar en torno a los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” que, desde la noche del 26 y 27 de septiembre pasado, se encuentran en calidad de desaparecidos y que, a decir de la información emitida por la Procuraduría General de la República, en voz de su titular, Jesús Murillo Karam, fueron vilmente asesinados y masacrados a balazos para,
posteriormente, se cremados por integrantes de la delincuencia organizada en un basurero ubicado en el municipio de Cocula, en la Región Norte de la entidad; nosotros tenemos la teoría de que este caso, de desaparición forzada, quedará en la historia y en torno a él se tejerán las leyendas más fantásticas que pudiésemos conocer, tal y como ocurrió con los cientos o miles de desaparecidos durante la Guerra Sucia, allá por los años 70’s del siglo pasado, cuando el cacique guerrerense –irónicamente, también de la Región Norte –Rubén Figueroa Figueroa, propició que se esfumaran y no se volviera a saber nada de varios luchadores sociales; en mucho de esto tuvo que ver el entonces titular del área de seguridad en la entidad, Mario Arturo Acosta Chaparro, quien dio diversas órdenes para que nadie supiera de su paradero; así, se dice que muchos de ellos fueron arrojados al inexpugnable Pozo Meléndez o tirados desde un helicóptero en mar abierto, a fin de que fueran presas de los tiburones y demás animales marinos; ahora, en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos, se dice que siguen vivos y que sus plagiarios exigen una millonaria cantidad como rescate para dejarlos libres; otra teoría afirma que esos 43 muchachos son las mismas personas que, ocultándose tras una capucha, un pañuelo o una playera, se han dedicado a hacer desmanes en todo lo largo y ancho de la entidad; aunado a todo esto, el gobierno federal desde el descubrimiento de las primeras fosas clandestinas en La Parota, en las cercanías de Iguala, los dieron por muertos; ¡¡¡Vamos‼!, hasta el mismo cura Alejandro Solalinde ha dado su propia versión de los hechos, la cual curiosamente coincide con la dicha por el procurador en el sentido de que fueron asesinados e incinerados, una teoría que tiene una serie de lagunas que no permiten que sea del todo verídica; lo peor de todo –y por las palabras vertidas por el presidente de la República, el maquiavélico e ignorante muñeco de plástico, Enrique Peña Nieto –es que, al parecer, estamos en el preámbulo de un estallido social de lamentables consecuencias; es decir, si el gobierno federal no da una respuesta contundente para que todos sepamos qué ocurrió realmente con los normalistas, la situación tensa que vivimos puede agravarse; hasta ahora han sido “quemas” de edificios públicos, pero ¿qué va a ocurrir cuando los inconformes se dirijan a otras instancias que dicen brindarnos seguridad y no lo hacen?, ¿o cuando se les ocurra atentar contra algún político de marras que se burla de lo ocurrido a los muchachos?, seguramente va a estallar una guerra civil en donde se verá enfrentado el pueblo contra el pueblo, mientras los políticos y las élites de poder se rían a carcajadas de todos nosotros; por eso se hace necesario que toda la sociedad adquiera conciencia social, que no subestime la desaparición forzada de los estudiantes y que el estira y afloja llegue a lo máximo; es decir, que “aguantemos vara” con todo lo que está sucediendo y no le echemos más leña al fuego; en fin, estamos haciendo historia y una buena medida sería correr a todos esos diputadetes que, en realidad, no representan a nadie más que a su ambición por el poder y llegar a tener dinero a manos llenas; veremos qué pasa, si no, al tiempo y… ¿quién es el que anda ahí? Comentarios y sugerencias al E-Mail: alfcerdenaresd@hotmail.com

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