COLUMNAS
Lectura Política
Noé Mondragón Norato
Renuncia sin disparos
Sin haber ordenado disparar un solo tiro, Ángel Aguirre Rivero, se ha encontrado en el centro de la polémica durante sus dos periodos de gobierno. E incluso, en la antesala de su renuncia como gobernante. Sin embargo, el peso de las evidencias pudo más, que el clamor de ciertos sectores radicales. Aunado a las intenciones perversas de sus adversarios políticos por verlo fuera del gobierno de la entidad. El recuento permite entender que existen fenómenos políticos y sociales extraños que han permeado y sacudido con fuerza, sus dos periodos como gobernador de Guerrero.
¿CRISIS POLÍTICAS INDUCIDAS?- La noticia comenzó a circular con fuerza desde la mañana del 7 de junio de 1998: en la comunidad de El Charco, municipio de Ayutla, un nutrido grupo de militares comandados por el general Alfredo Oropeza Garnica, disparó contra campesinos que pernoctaban en la escuela primaria Caritino Maldonado, de esa localidad. El saldo fue de 11 muertos. Ángel Aguirre llevaba poco más de dos años al frente del gobierno interino que asumió en sustitución de Rubén Figueroa Alcocer, tras el sangriento episodio de Aguas Blancas y su obligada salida. De inmediato, algunas voces demandaron la salida de Aguirre del gobierno estatal. Pero el mandatario curiosamente, nunca ordenó disparar contra los campesinos de El Charco. La milicia actuó bajo su propio y libre criterio, justificando la agresión bajo el pretexto de que se trataba de un segmento de la guerrilla perteneciente al Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI). Hubo una inusual batahola mediática. Pero fue extraño lo que sucedió después: la guerrilla del Ejército Popular Revolucionario (EPR) incursionó como nunca antes lo había hecho en territorio guerrerense. Los ataques contra el ejército fueron sistemáticos. Era como si se tratara deliberadamente, de operar crisis sociales con olor a debilitamiento político, cuyo destinatario fue el mandatario estatal. Porque sospechosamente y cuando el también priísta René Juárez Cisneros –hoy senador- arribó como gobernante de Guerrero en 1999, las cosas se tranquilizaron sustancialmente en la entidad. La guerrilla no traspasó la amenaza rupestre en carreteras y paredes de algunas ciudades importantes. René se la llevó tranquilo y de a muertito, durante todo su sexenio. Ninguna turbulencia importante manchó su periodo de gobierno, pese al manejo poco pulcro de los dineros públicos durante su administración. ¿Casualidad, protección o sospecha?
La actual crisis política, derivada del asesinato y desaparición de los normalistas de Ayotzinapa en el municipio de Iguala, lleva pegado ese fuerte aroma. Porque al igual que en los hechos funestos de El Charco, el gobernador Ángel Aguirre tampoco ordenó disparar. Ni desaparecer a los 43 normalistas. Fue el crimen organizado quien decidió abrir fuego contra ellos y llevárselos secuestrados. Por órdenes directas del alcalde perredista prófugo, José Luis Abarca Velázquez. El punto es que dicha acción la está cargando el mandatario estatal. Y también han surgido voces que claman su renuncia al gobierno estatal. Pero si se mira bien, desde que asumió como mandatario en abril de 2011, los hechos políticos y sociales en su contra se han acumulado. Comenzando con los acontecimientos cuyos personajes centrales fueron curiosamente, los mismos normalistas de Ayotzinapa, el 12 de diciembre de ese año. Y existen otros perturbadores escenarios: los eventos de Iguala ocurren sospechosamente, días después de que la tribu Izquierda Progresista de Guerrero (IPG) del gobernador Aguirre, ganó en la elección interna perredista del pasado 7 de septiembre, la mayoría de los Consejeros estatales. Y cuando ayer 7 de octubre arrancó oficialmente, el año electoral. Lo cual imbrica inevitablemente, la elección del candidato a gobernador por el PRD, que competirá en los comicios del próximo 7 de junio de 2015. Y en el PRI, también. En consecuencia, los “fierros en la lumbre” se incrementan notablemente. Los intereses y la operación política siniestra aparecen inevitablemente como forma de abortar escenarios en la prospectiva de los reacomodos del poder. A muchos de esos intereses les urge ver fuera del gobierno estatal al gobernador Aguirre. Son los que no admiten su intervención soterrada en los actuales escenarios de crisis. Ese es el punto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Uno de los pocos personajes de izquierda que se ha solidarizado con el actual mandatario estatal, es el edil de Acapulco, Luis Walton Aburto. Y ese gesto político nutre sus aspiraciones para encabezar una eventual alianza de los partidos de izquierda rumbo a la disputa por el gobierno estatal. Porque a los amigos se les conoce en las adversidades, no en la bonanza…Dos maniobras vistosas le dan realce y plusvalía política también, al rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán: la solución al plantón de los rechazados del kiosko en Acapulco, por encima de intereses ajenos a ese movimiento. Y la entrega del primer doctorado Honoris Causa, a la célebre y leída escritora, Elena Poniatowska. Las apuestas ya están tendidas.
dragonato@hotmail.com
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