COLUMNA
Lectura Política
Noé Mondragón Norato
Los mensajes de Carlos Navarrete
Los puntos quedaron bien puestos sobre las íes: si el mandatario estatal perredista, Ángel Heladio Aguirre Rivero, se va del gobierno estatal por las secuelas de los hechos que le pegaron con fuerza a los normalistas de Ayotzinapa, entonces también deben irse los gobernadores del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas y de Tamaulipas, Egidio Torre Cantú. Porque los niveles de la violencia atribuida a la delincuencia organizada en ambas entidades, son muy similares a los que ocurren en Guerrero. Pero tienen otro trato por parte de la Federación. Esa fue la condición política que puso, en una de sus primeras intervenciones como recién estrenado dirigente nacional del PRD, Carlos Navarrete Ruiz. Porque al final de cuentas, los hechos nebulosos del caso Ayotzinapa, no se resuelven con la destitución de un gobernante que nunca dio la orden para disparar ni para desaparecer, sino de tres únicas formas: que los estudiantes desaparecidos regresen sanos y salvos; castigando con todo el peso de la Ley a los responsables de operar este cruel y primitivo evento; y restituyendo el tejido social groseramente violado por los grupos delictivos y algunos políticos que se han coludido con ellos. Hay que pulsar el escenario
LOS RIESGOS POLÍTICOS PARA EL PRD.- La purga política emprendida por la dirigencia nacional del PRD, con la expulsión de sus filas del ex edil de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, debería extenderse por elemental sentido común, hacia otros destacados miembros de esa militancia con asiento en la entidad. O en el largo plazo podrían reventar eventos de igual o peor magnitud al ocurrido en Iguala. Para el PRD, esto significa un riesgo latente que abanica en varios frentes: 1.- En la caliente coyuntura y tal como lo haría cualquier partido en un momento de crisis política, el PRD está cerrando filas con su gobernador. La condicionante política del dirigente nacional perredista, Carlos Navarrete, hacia el presidente Peña Nieto, se lee en ese contexto. Es decir, exigió un trato para Guerrero en materia de seguridad pública, similar al del Estado de México y de Tamaulipas. Y el presidente del país acusó de recibido. De inmediato desplazó a la Gendarmería Nacional al municipio de Iguala. Apoyada desde luego, por la Policía Federal y el Ejército Mexicano. También el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, se sumará a las investigaciones en torno a los 43 estudiantes desaparecidos. La federación le echó toda la carne al asador. Y también asumió su responsabilidad. 2.- Para el PRD nacional, aceptar la salida del gobernador Aguirre Rivero, por las presiones de una variopinta gama de actores sociales y políticos significaría en esencia, ponerle en bandeja de plata al PRI, su retorno al gobierno estatal para la elección del 7 de junio de 2015. En el juego de la estadística del poder político, el partido del sol azteca perdería una gubernatura de las cuatro con las que actualmente cuenta (Distrito Federal, Guerrero, Morelos y Tabasco). Y se quedaría con tres. Es decir, en vez de avanzar, retrocedería. Desde la perspectiva del control territorial y los equilibrios políticos, el PRD es el partido que menos gobiernos estatales acumula en todo el país. Y eso es en esencia lo que pelean los perredistas: sumar en vez de restar. El PRD le apuesta a que la crisis política actual todavía puede recomponerse. Y en ese carril, apoya moral y políticamente al actual mandatario estatal. 3.- En el centro del debate aparece la tribu Nueva Izquierda (NI). Y es un parámetro ineludible que está tomando en consideración el dirigente nacional del sol azteca, Carlos Navarrete. Porque de NI era el ex alcalde de Iguala y prófugo de la justicia, José Luis Abarca Velázquez. También el presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso local, Bernardo Ortega Jiménez, quien dilató –y retarda- la petición de juicio político y desafuero contra el polémico ex edil igualteco. Se suma como integrante de esa misma tribu, el candidato del Morena a gobernador y actual secretario de Salud, Lázaro Mazón Alonso, quien también arropó a José Luis. Y finalmente, el diputado federal y frustrado aspirante a disputar la candidatura a gobernador por el PRD, Sebastián de la Rosa Peláez, quien fue otro de los personajes que cobijó en todo momento, al defenestrado ex edil. No solo el PRD, sino NI tienen mucho que perder en la actual coyuntura. Y por eso mismo, Navarrete Ruiz, endureció su postura frente al gobierno federal de Peña Nieto.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Ambiguo y poco convincente, el diputado local tricolor, Rubén Figueroa Smutny, se quejó en el sentido de que el gobernador Ángel Aguirre “le mandó un mensaje amenazante”. Pero se nota que dicho legislador busca acaparar los reflectores por donde se le presenten. Y su grupo político aparece como uno de los más favorecidos en términos electorales, por los deleznables hechos ocurridos en Iguala. El grupo Figueroa explota puntual, los escenarios de crisis.
dragonato@hotmail.com
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