ARTICULO

El arte de gobernar

“El Poder es el arte de mantener equilibrios entre fuerzas sociales en constante pugna”. J.A. Gramsci.

 Efraín Flores Maldonado. *
Primero es el hombre, el ser humano y después, el poder. En su génesis milenaria, el primer poder fue el del más fuerte físicamente capaz de someter a propios y extraños; el segundo poder es la “Autoridad Moral” presente o ausente en cada jefe de familia; en cada clan. Después surge el poder normativo.El de la costumbre convertida en ley; Luego vino el poder religioso, del chaman, del sacerdote. Samuel Huntington nos dice que es distinto gobernar en diversas culturas políticas.
La primigenia la llama “parroquial”, en la que hay obediencia en un ambiente de confusiones entre el poder terrenal y el espiritual; le sigue la cultura de “súbdito”, donde el gobernante es respetado y las leyes se aplican, pero el ciudadano es un ausente para enfrentar al poder. Por último, la cultura participativa, que produce ciudadanos en acción en torno del poder; Lo apoyan, critican, eligen… o lo derrocan. En esa línea el poder se forma y se transforma; influye y  se influye de las ideas y fuerzas sociales afines y adversas. Mi maestro Luis F. Aguilar en un interesante texto, dice que los Jefes de Estado,  son eficientes, legítimos y duraderos en su tiempo de mando si van más allá de la gobernabilidad y establecen lazos de fines comunes y compromisos con la pluralidad de grupos representativos de fracciones legitimas de la sociedad y juntos impulsan la acción política y la obra gubernamental: Entonces se construye lo que mi maestro denomina “gobernanza”. Pero ello no es fácil. Cuenta la Educación y cultura general de cada pueblo y de sus gobernantes. Implica, renunciar a la corrupción… y al nepotismo. Exige nombrar en el gobierno a los mejores, a los competentes y capaces y NO a los parientes rapaces. La Ciencia Política distingue entre el poder de facto y el poder legítimo. La legitimidad es un espacio que el gobernante gana o pierde todos los días en la conciencia de los ciudadanos. Esa legitimidad se traduce para el hombre de la calle corriente y común como “Autoridad moral”. Esto es, que los servidores públicos, los presidentes y gobernadores de los Estados, además de la autoridad legal necesitan también tener y mantener en movimiento una constante “Autoridad moral”, que se torna en complemento de todo gobernante legitimo. Norberto Bobbio en su excelente libro “filosofía y política”, nos ilustra sobre la importancia que tiene la palabra gobernar;  nos dice,  que significa guiar, impulsar, dirigir, marcar rutas… rumbos. Agrega que en latín la palabra  “guvernator” significa “timonel”. Ese timonel puede ser de hierro o madera, para que resista y por ello el timonel no puede ser de papel, porque entonces en cualquier contingencia se desbarata. Herodoto en sus “historias” se refiere al rey egipcio Amasis, que desde un origen humilde llego al poder ganado la confianza de su pueblo, pero el poder lo embruteció, de tal suerte que solo atendía los asuntos de Estado algunas horas de la mañana y de ahí en adelante, “se embriagaba y bromeaba con sus convidados, recitando poesías, cantando y manteniéndose alegre y juguetón”. Ello implicó que un buen día un grupo de súbditos valientes de manera pública le dijeron “oh rey, no te portas correctamente rebajándote de esta manera; Tú deberías estar sentado sobre un trono majestuoso despachando todo el día los asuntos de su pueblo; Así los egipcios reconoceríamos estar gobernados por un gran jefe, y hablaríamos en la calle mejor de ti; pero tú tienes una conducta que de ningún modo es digna de un rey.” Así de importante es la responsabilidad de gobernar. ¿Usted qué opina amble lector (a)? Es todo.*Doctorante en Ciencia Política.

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