COLUMNA

Cosmos
Héctor Contreras Organista

PEPE CASTAÑÓN
Todavía, cuando se canta o se escucha la canción de Pepe Castañón: “Soy costeño nacido en Guerrero, no me afrento de ser lo que soy, a mí nunca se me arruga el cuero, si me buscan dondequiera estoy” como que se encuera el chino.
Es parte importante de nuestra identidad suriana, es nuestra esencia guerrerense, es el resumen musical que Pepe Castañón supo poéticamente colocar en el corazón del pueblo y se quedó ahí porque es parte de nuestra idiosincrasia y la convirtió en canción. 

Pero no sólo en eso, sino tal vez en himno, uno de los himnos del pueblo de Guerrero, tan grande como “La Sanmarqueña”, de Emilio Vázquez Jiménez;  “Acapulqueña”, de José Agustín Ramírez; “Zirándaro”, de Bolívar Gaona o “Viva Guerrero” de Pancho Padilla. Con la salvedad que “Tierra Colorada” nació más o menos en la época que surgió “La Sanmarqueña”, dedicada a doña Flor Baltazar por parte del sacerdote ayutleco y no a doña Eleuteria Genchi, como siempre se dijo.
La canción de Pepe, “Baila, costeñita, sin perder el compás de este son, no te olvides linda morenita ser la dueña de mi corazón”, habrá de explicarse en otra oportunidad. Lo que hasta la fecha se sabe es que don José Castañón Reynoso, siendo muy joven, al igual que otros paisanos, trabajó en la construcción de la carretera Chilpancingo-Acapulco.
Fue en su larga estancia en esa población, que es donde comienza la Costa de Guerrero, donde se inspiró y dijo: “Soy nacido en Tierra Colorada, donde todos se nombran de tú, y por eso no me importa nada, así somos todos los del sur”.
Su canción, de ritmo contagioso y de un sonar guerrerense muy peculiar en la guitarra, pronto se popularizó. Pepe Castañón se trasladó a la ciudad de México a probar fortuna y allá la dio a conocer en las antiguas estaciones de radio con su trío “Los Gavilanes del Sur”. En los Estados Unidos de Norteamérica fue muy cantada por los paisanos que se iban a trabajar con los gringos y  la fama de Pepe Castañón creció y llegó a ser, como casi todos nuestros antiguos compositores, uno de los más queridos.
Pese a la fama y al éxito de sus muchas canciones como “La Feria de Chilpancingo”, “El Gavilán del Sur” o “Trovador sin Estrella”, a Pepe jamás se le subieron los humos a la cabeza. Se mantuvo siempre humilde, sencillo, accesible y le llenaba de orgullo su trabajo modesto, fue bodeguero de la Secretaría de Salubridad y Asistencia y esa característica de humildad lo hizo más grande y más querido entre sus paisanos.
El 3 de julio se cumplirán 35 de años de que nos dejó. Fue esposo de doña Sofía Vázquez, hermana de los famosos ganaderos a los que cita en su canción “La Feria de Chilpancingo”, mujer a la que amó y ella lo quiso mucho y tuvieron hijos, todos muy trabajadores y productivos. Ojalá el próximo 3 de julio se le haga un homenaje digno, respetuoso, bien elaborado. Pepe merece eso y más.

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