COLUMNA
Lectura Política
Noé Mondragón Norato
Añorve y Zeferino: partidos políticos fracasados
El tiro les falló. No dieron en el blanco. Y desde luego, los pronósticos políticos no son nada alentadores para ellos. Así, tanto el diputado federal priísta, Manuel Añorve Baños, como el ex gobernador perredista, Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, no pudieron concretar la intención de crear su propio partido político. Se quedó en frustrada intención. La pugna por el gobierno estatal los movió no solo a buscar un registro partidista que fracasó, sino que esa negativa por parte de los órganos electorales locales, se está midiendo con otras formas de presión política. Hay que verlas.
CREACIÓN PARTIDISTA NULIFICADA.- El ex diputado local priísta, Rubén Valenzo Cantor, se quedó con las ganas de fundar el pomposamente llamado Partido de los Pobres –una grotesca y ridícula alegoría de la verdadera organización que llevó ese nombre y fundada por el guerrillero, Lucio Cabañas Barrientos-, con la intención de participar en la elección del 7 de junio de 2015. Pero detrás de Rubén Valenzo Cantor, se encuentra el verdadero titiritero político: el diputado federal tricolor, Manuel Añorve Baños. Los cables se conectan con facilidad: Valenzo Cantor llegó como diputado local en la pasada legislatura, de la mano del también ex edil de Acapulco. Improductivo y folclórico –porque irrespetuoso, nunca se quitaba su sombrero calentano en las sesiones legislativas-, Valenzo encontró acomodo y tras concluir su gris desempeño como legislador, en la subdelegación del Registro Agrario Nacional (RAN). Curiosamente, la delegación federal de esa dependencia, la encabeza el priísta Oscar Ignacio Rangel Miravete, un cuadro político legítimo del grupo añorvista, quien también arribó como diputado local en la 56 legislatura local (1999-2002), cobijado por Añorve Baños. Y cuando éste último fungió como presidente municipal de Acapulco (2009-2012), Rangel Miravete, fue designado como secretario de Desarrollo Social en esa demarcación. Es claro entonces, que muchos de los apoyos financieros para dar vida al Partido de los Pobres, pudieron salir de la delegación del RAN. Es un asunto que deben investigar las autoridades electorales. No nada más utilizar esa información para negarle el registro como partido político. Como sea, la intención de Añorve a través del Partido de los Pobres, era obvia: utilizar esa plataforma electoral y política, como eje de presión para lograr por segunda vez la candidatura del PRI a gobernador. Al caerse esa maniobra, Añorve utilizó el asunto de la despenalización del aborto –a través de su esposa, la diputada local Julieta Fernández-, para meterle ruido a la agenda política gubernamental. Abrir una negociación que lo beneficiara. Y tiene además, otra perturbadora lectura: buscaba unir fuerzas políticas con el ex gobernador perredista Zeferino Torreblanca, con el fin de acomodar candidatos no solo en el gobierno estatal, sino en la alcaldía de Acapulco. El dato no puede pasar desapercibido: Zeferino y Añorve vivieron una romántica luna de miel política cuando el primero fungía como gobernador y el segundo como alcalde porteño. Por eso se entiende que el ex mandatario perredista decidiera, al cuarto para las doce, formar el partido Sinergia Social. Al final de cuentas, éste no alcanzó los quórums necesarios en las asambleas municipales. Pero Zeferino no insistió demasiado. Admitió su error en cuestiones de tiempo, organización y dinero. Se retiró cauteloso. Porque de haberse empecinado con la idea, las auditorías a su administración se hubieran incrementado. Y el ex gobernador tiene mucha cola que le pisen. Así, la creación del Partido de los Pobres y del partido Sinergia Social, llevaban toda la intención de convertirse en factores electorales importantes en relación con los partidos dominantes en la entidad. En este caso, el PRI y el PRD. Y en última instancia, formar coaliciones electorales con otros partidos pequeños, como el PT, Movimiento Ciudadano o incluso, el PAN. Unidos como en el pasado, tanto Añorve como Zeferino, tendrían una cancha política más despejada para jugar con amplitud todas sus canicas. Pero esa intención ya se cayó. Es obvio que seguirán jugando en otras canchas. Aunque con menos posibilidades de lograr sus objetivos. Y menos poder.
HOJEADAS DE PÁGINAS…La delincuencia organizada le ha servido como coartada al empresario capitalino, Pioquinto Damián Huato, para acercarse al PRI. Y en ese partido ya se hornea su eventual postulación como candidato a la alcaldía de Chilpancingo, lo cual pondría en serio predicamento político al diputado federal perredista Jorge Salgado Parra, quien ya se asume como el candidato de su partido a la comuna capitalina. Los reacomodos políticos se muestran interesantes…El dirigente de la tribu Unidad de Izquierda Guerrerense (UIG) y Coordinador General del Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado de Guerrero (Copladeg), Víctor Aguirre Alcaide, es otro de los funcionarios de Ángel Aguirre, que deben irse. Porque apenas hace unas semanas, fue destapado por el Señor de las Ligas, René Bejarano y su esposa Dolores Padierna, como su precandidato a gobernador. Y si va por esa ruta, también debe madurar la idea de renunciar. Porque no puede chiflar y comer pinole a la vez.
dragonato@hotmail.com
Comentarios
Publicar un comentario
Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.