COLUMNA
Lectura Política
Noé Mondragón Norato
Ortega y Apreza; maniatados por conveniencia
El Congreso local es todo un caos. No hay orden ni disciplina partidista. Mucho menos cabildeos o negociaciones políticas. Cada legislador local hace lo que le viene en gana. Y los coordinadores de las fracciones legislativas mayoritarias –PRI y PRD-, soslayan atropellos y excesos. Hacen como si no pasara nada. Juegan su propia baraja y manejan la agenda política a su libre albedrío. Se hacen los disimulados. Ese tipo de actitudes son sintomáticas de una sola situación: la pérdida de control y liderazgo. Tanto del perredista Bernardo Ortega Jiménez, como del priísta, Héctor Apreza Patrón. Pero hay razones de fondo que explicarían esta apatía y abulia deliberadas por parte de ambos personajes.
CALLAR Y DEJAR CORRER.- Hay algunos políticos que manejan la estrategia de esconderse y guardar silencio, antes que exponerse torpemente ante los medios de comunicación. Los casos de Bernardo Ortega y Héctor Apreza, son una clara muestra de lo anterior. Se mide así: 1.- Ante la iniciativa gubernamental para despenalizar el aborto, la polémica involucró de manera directa al Congreso local, pues son los integrantes de ese Poder público quienes la votarán a favor o en contra. Al respecto, una legisladora perredista se le salió de control a Bernardo Ortega en su calidad de coordinador de la fracción del PRD: la diputada Ana Lilia Jiménez Rumbo, quien se ubicó en contraflujo a la posición de su partido que avala la despenalización. En ese carril, Ortega Jiménez no se atrevió a cuestionar ni a llamar a la disciplina partidista a su compañera de partido y de legislatura. Y dejó que las voces externas lo hicieran. Incluido su dirigente nacional, Jesús Zambrano Grijalva. Se entiende que el franco disimulo de Ortega Jiménez, respecto de la movilidad y comportamiento de la diputada Ana Lilia, se asocia a cuando menos dos maniobras políticas en concreto: no quiere operar una ruptura política profunda con el dirigente de la tribu Grupo Guerrero (GG), David Jiménez Rumbo. Porque necesitaría eventualmente, de sus favores políticos en el futuro y en el hipotético caso de que éste último se encumbrara como dirigente estatal del PRD. Y necesita llegar lo menos percudido a la disputa por la candidatura perredista a la diputación federal por el distrito 6 de Chilapa, su siguiente objetivo de poder. De esta forma, Bernardo Ortega prefiere salirse de la espiral de la polémica pública en relación a la despenalización del aborto. Deja que otros actores se desgasten. Pero al optar por esa vía, exhibe también su ausencia de liderazgo. Y por ese lado vendría el colapso de sus pretensiones de poder. Aunado a que, como presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso local, no ha logrado cohesionar el trabajo legislativo. 2.- El priísta y coordinador de esa fracción legislativa, Héctor Apreza Patrón, se encuentra en una situación similar. Carece de poder e influencia para meter al redil a la diputada tricolor, Julieta Fernández Márquez, quien se asume como propietaria del edificio legislativo y ordena a los guardias del mismo, dejar entrar a ciertos grupos de feligreses afines a su secta. Lo toma efímeramente, como templo de oración. Trasgrede el carácter laico del Estado que ella misma representa. Pese a la evidencia de esa violación institucional, Apreza Patrón calla y se esconde. Deja que otros grupos de ciudadanos la critiquen y promuevan demandas en su contra. Le metan ruido a sus radicales y controversiales posturas. Pero él, nunca. Opta por dejar correr las cosas. Y se entiende: recientemente y en su fiesta de cumpleaños, fue destapado como un aspirante más de su partido el PRI, a la candidatura a gobernador. Está lejos de lograr ese sueño, pero lo hizo movido por la influencia política del diputado federal, Manuel Añorve Baños, quien es pareja sentimental de la diputada local Julieta Fernández. Y es uno de los principales aliados políticos del coordinador de la fracción tricolor en el Congreso local. En cierto modo, Apreza Patrón depende de la movilidad política de Añorve Baños, para mantenerse con oxígeno político para cuando concluya su periodo como diputado local. Por eso no puede llamar la atención ni meter a la disciplina partidista, a Julieta Fernández. Literalmente, está maniatado e impedido para hacerlo. Porque la legisladora local no le pierde la vista a la candidatura del PRI a la alcaldía de Acapulco. Y la postura en contra del aborto, es su mejor divisa para ganar adeptos religiosos. Así, ni Bernardo Ortega ni Héctor Apreza, pueden. Les ganan sus intereses de poder.
HOJEADAS DE PÁGINAS…En la adecuación de las Leyes electorales federales a las locales, como consecuencia de la puesta en marcha de Instituto Nacional Electoral (INE), destaca un enorme vacío: no existen propuestas para sancionar o de plano, anular la candidatura a los aspirantes adelantados que gastan millones de pesos en promoción propagandística sutil y obvia. Esa democracia de juguete, solo les es benéfica a los propios partidos políticos. Y a las camarillas de poder. Ese es el punto.
dragonato@hotmail.com
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