NOTA
Violentos reacomodos
de cárteles en Guerrero
Ezequiel Flores Contreras.(Proceso).–La brutal confrontación entre las organizaciones criminales que se disputan los principales corredores de drogas del Pacífico y el centro del país –los remanentes del Cártel de los Beltrán Leyva, La Familia Michoacana, el Cártel de Sinaloa y Los Caballeros Templarios– potencia la inseguridad en esta entidad, así como en Morelos y Michoacán.
Los secuestros del sacerdote ugandés John Ssenyondo en Chilapa de Álvarez a finales de abril y del diputado local del PRI Olaguer Hernández Flores el martes 6, exhiben de nueva cuenta los presuntos nexos de políticos con la delincuencia organizada.
Entre los señalados destaca el diputado perredista Bernardo Ortega Jiménez, presidente del Congreso local. Es hijo del extinto narcotraficante Celso Ortega Rosas, La Ardilla, fundador del grupo delictivo denominado Los Ardillos, quienes operan en la parte baja de la Montaña y la región Centro.
Según las autoridades federales, ese grupo controla el trasiego de droga y procesamiento de heroína en narcolaboratorios que el Ejército ha desmantelado en Tlanicuilulco, municipio de Quechultenango.
También está su correligionario Roger Arellano Sotelo, quien tiene vínculos con el empresario melonero Santana Ríos Bahena, presunto narcotraficante que es mentor de Eleuterio Aranda Salgado, El Solitario del Sur, alcalde de General Canuto A. Neri (Acapetlahuaya). Aranda es cantante de narcocorridos, en los que con frecuencia exalta al grupo delictivo de La Familia Michoacana en la zona norte de la entidad.
Otro legislador perredista señalado es Elí Camacho Huicochea. Él mismo admitió que durante su gestión en el ayuntamiento de Coyuca de Catalán tuvo que pactar con los grupos delincuenciales de Tierra Caliente para poder trabajar…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1959 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
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