COLUMNA

El Grillito Sin Censuras

Alfonso Cerdenares Domínguez

-.Tal vez la iglesia tenga razón: vivimos en un Estado asesino…
-.Desde hace décadas criminaliza la lucha social…
-.Y… ¿la Santa Inquisición, señor cura?...
Tal vez la iglesia, los sotanudos esos que se han dedicado a abusar niños y a preñar a ingenuas beatas de rancho, tengan razón, pero solamente en parte, pues los luchadores sociales sabemos que, desde hace varias
décadas, casi desde la época revolucionaria –si no es que antes –el Estado Mexicano se ha caracterizado por ser un Estado homicida, fratricida y todo lo terminado en “cida”, pues solamente recordemos que muchas “autoridades”, sean locales, estatales o federales se han sostenido en base a la persecución, al hostigamiento y, peor aún, del asesinato de los líderes sociales que se convierten en una piedra en el zapato del gobernante en turno; nosotros recordamos la masacre ocurrida la noche de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, cuando las fuerzas armadas se cubrieron de gloria asesinando a estudiantes y maestros universitarios en la Plaza de las Tres Culturas, todo por las órdenes de Gustavo Díaz Ordaz; otra más lo fue el 10 de junio de 1972, cuando era presidente de la República Luis Echeverría Álvarez, donde una partida de sujetos, entrenados en artes marciales, agredieron a los estudiantes durante una manifestación en la Ciudad de México; de ahí vinieron los crímenes de Acteal, maquinado por el ahora secretario de Educación, Emilio Chuayffet Chemor; también recordamos la masacre de Aguas Blancas, ordenada por el exgobernador de Guerrero, Rubén Figueroa Alcocer, y después la de El Charco, cuando ya era gobernador interino Ángel Aguirre Rivero, que ahora está vestido de amarillo, presumiendo de ser militante de izquierda, una línea posicional del ramo político que ni siquiera conoce; tampoco hay que olvidar esos crímenes de Estado, esos homicidios que bien pudieran calificarse como magnicidios, como el de Luis Donaldo Colosio Murrieta, allá por 1994, en la Col. Lomas Taurinas de Tijuana, Baja California; el de José Francisco Ruiz Massieu, en ese mismo año, pero durante el mes de septiembre, en una calle de la capital del país; luego, aquí en Guerrero, el de Armando Chavarría Barrera, cuando éste el presidente de la Comisión de Gobierno en el Congreso del Estado; a todo esto habrá que agregarle las decenas de crímenes perpetrados en contra de los demás luchadores sociales, ocurridos en todo lo largo y ancho de la entidad; en fin, en ese sentido, la iglesia tiene razón: vivimos en un Estado asesino, porque nos ha matado y seguirá matando a nuestra gente, a los que velan por la seguridad del pueblo, aunque los clérigos no se mordieron la lengua, pues en su caso, solamente baste revisar la historia de la Santa Inquisición; como quien dice –revirándoles uno de los tantos dichos –“ven la paja en el ojo ajeno, pero no la viga que tienen en el propio”; veremos qué pasa con todo este rollo del aborto, pues laicos, protestantes, a favor o en contra, se han enfrentado; lo que sí es cierto es que debe de terminarse con ese negocio clandestino y evitar más muertes por legrados mal practicados, a ver qué pasa, si no, al tiempo y… ¿quién es el que anda ahí? Comentarios y sugerencias al E-Mail: alfcerdenaresd@hotmail.com

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