COLUMNA

Einstein y la muerte 

Apolinar Castrejón Marino

Los países suelen ser industriosos, solidarios y conservadores; como China, Suiza e Inglaterra. Pero de entre ellos, se destacan los Estados Unidos por su esencia bélica y México por su “vocación Pacifista”.
A su conducta agresiva, los Estados Unidos agregan la falsedad, la manipulación y la hipocresía. Lo más reciente son las declaraciones de  cierta diplomática quien ofreció una conferencia de prensa en la cual dice esperar que Rusia piense lo que es bueno y lo que es malo, y rectifique su idea de dar asilo político al ex trabajador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Edward Snowden.

Al mismo tiempo que se declara defensor del “mundo libre” y de los derechos humanos, de erigirse como líder contra el terrorismo, mantiene una guerra sin cuartel con media docena de países. Pero el mundo ya no es tan tonto, y está más informado. En recientes sondeos se advierte que la popularidad de Obama ha descendido varios puntos.
Sabemos perfectamente del intervencionismo de Los Estados Unidos para torcer el destino de los países que tengan algún material o recurso que ambicionen: petróleo, diamantes, oro y plata. Aunque también sabe comerciar con esclavos, a quienes ahora les llaman maquiladores y manufactureros.
Pero la más grande farsa es que Obama se escandaliza por que haya países que se encuentren desarrollando planes para armamento nuclear, cuando los Estados Unidos tiene el más grande arsenal de bombas nucleares y armamento biológico, además de ser el único que ha utilizado esas armas de destrucción masiva contra gente indefensa.
El 6 de agosto de 1945, lanzó la primera bomba sobre Hiroshima, con un saldo de 140 mil víctimas, y 3 días después otra sobre Nagasaky donde se contabilizaron 80 mil muertos; más otros 50 mil personas que quedaron gravemente lesionadas y fueron muriendo paulatinamente o con secuelas que son perores que la muerte. 
Tales ataques fueron ordenados por Harry S. Truman, aunque la historia de la destrucción comenzó desde agosto de 1939 cuando el famoso físico Albert Einstein escribió una carta al presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt en la que lo animaba a desarrollar un programa nuclear. 
“Es concebible y pienso que inevitable, que pueden ser construidas bombas de un nuevo tipo extremadamente poderosas”. En octubre de 1942 se colocó al frente del proyecto el físico Robert Oppenheimer, y como responsable militar al general Leslie R. Groves. La operación estuvo coordinada desde el Laboratorio Nacional de los Álamos (Nuevo México) que fue especialmente construido para la ocasión. Entre los más cercanos colaboradores de Oppenheimer se estuvieron el premio Nobel de física Enrico Fermi, y Edward Teller, un científico de origen judío que huyó de Alemania tras la llegada de Hitler. 
Y estos son los personajes científicos que estudian los niños y jóvenes en sus escuelas.

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