COLUMNA

Entre la verdad y la ficción

Jorge Luis Falcón Arévalo
LA ESTÁTICA DE LA DEMOCRACIA.

 “El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros”  
                                                                                                                         -Ambrose Bierce-


Cuando ya se había decretado la defunción de las ideologías que sacrificaban la libertad en el altar de la justicia social o del crecimiento económico, y la democracia se consideraba el fin natural de la historia, el autoritarismo resucita con fuerza en todos los continentes. Cada vez menos gente vive en regímenes que serían considerados democráticos en Occidente.

 ¿Vuelven los tiranos o es que nunca se fueron? Las libertades han sufrido una regresión en varios Estados clave en sus respectivas regiones, como Rusia, Egipto, Nigeria o Venezuela. No se ha salvado un solo continente. En 2007, según Freedom House, hubo cuatro veces más países que sufrieron un deterioro de los derechos políticos que los que experimentaron mejoras.
 El número de democracias no ha aumentado desde el principio de la década. Las revoluciones de colores en Georgia, Ucrania y Kirguizistán no han logrado una democratización plena. Tailandia está retrocediendo a una forma suave de autocracia. Bangladesh ha sufrido una interrupción similar del proceso democrático.
 En África, incluso en muchos Estados que parecían ir por buen camino, la manipulación del poder todavía puede desencadenar con facilidad la violencia, como se vio en Kenia tras las elecciones presidenciales de diciembre de 2007. Las esperanzas de que haya una reforma política dentro del mundo árabe se han visto cada vez más frustradas.
 Oriente Medio sigue sin dotarse de democracias plenas; la primavera árabe que pareció surgir hace tres o cuatro años se ha visto ahogada por los gobernantes. El único Estado del mundo musulmán que ha desarrollado una política competitiva, Turquía, sufre hoy un tenso pulso entre el Gobierno, del AKP, y el aparato administrativo del Estado laico.
 México no es la excepción en un fantasioso izquierdismo, nos la llevamos en discursos y pleitos más de cantina, que de provecho político para las masas gobernadas.
 Hoy, de nuevo el PRI, se mantiene en otro panorama. Con su planta de desarrollo desmantelada (petroquímicos, refinerías, ferrocarriles, etc.) y viejos lotes turísticos. Un nuevo gobierno que empieza y esperemos que la democracia se ejercite, no tan solo de la más altas esferas de gobierno, sino de la propia sociedad, que guarde lo pusilánime y medrosa para ayer.
 * GradoCero_Gro

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