COLUMNA
Cosmos
Héctor Contreras Organista
Bertha Rodríguez Castillo
A mi amiga y compañera periodista Berta Rodríguez Castillo (Berthita, le llamé con afecto y respeto siempre), la conocí cuando los diarios “El Gráfico” y “Prensa Libre”, de Acapulco, establecieron oficinas de corresponsalía en Chilpancingo, en las calles de Pedro Ascencio –entre Álvarez y Alemán- y el representante de esos medios en la capital del estado fue el también muy apreciado compañero don Federico Quiróz Suárez, “El Gitano”.
Era Berthita una de las tres o cuatro jovencitas colaboradoras del corresponsal quienes se encargaban de hacer la entrega de los ejemplares en las diversas oficinas de gobierno. Realmente quien más sudaba la camiseta era Bertha. A pesar de ser chaparrita y en ese entonces de pelo largo, era muy activa, de mirada avispada y de hablar franco. Muy seria y responsable en su trato y sus quehaceres. Siempre activa, siempre haciendo algo.
Al paso del tiempo sus relaciones se ampliaron con la gente de los medios y comenzó a escribir su columna “Berthisociales” en el periódico Expresión, de José Luis Nava Landa. Poco a poco el nombre de Bertha Rodríguez Castillo comenzó a ser conocido por los lectores de periódicos y después a alcanzar renombre por los trabajos periodísticos que hacía recorriendo las regiones de Guerrero. Los suyos eran reportajes atractivos, interesantes, aleccionadores y documentados con magníficas y valiosas gráficas.
Dueña de una facilidad increíble para hacer relaciones, sobre todo en los medios políticos, fue sumando amigos y amigas en los caminos de la información. Políticos y periodistas comenzaron a observar su trabajo, mismo que habría de culminar en uno de sus más caros propósitos, hacer una revista mensual a color: “Escenario Guerrerense”, cosa harto difícil para muchos por lo caro de la impresión y porque ese tipo de publicaciones, aunque parezca increíble, en Guerrero casi no hay patrocinadores para lograr el objetivo, Bertha, sin embargo lo hizo y por muchos años.
Y es que ella era así: No se limitaba y buscaba aquí, allá y acullá. No se sentía satisfecha hasta lograr concretar lo que se proponía. Llamó, para enriquecer las páginas de su publicación a varios amigos y colegas, plumas distinguidas y enjundiosas como la de Apolinar Palacios Guarneros (qepd) y otros muchos admirados colegas quienes participaron en las ediciones. Tenía Bertha preferencia por los Delfines y pidió al hacedor de la cabeza de su revista le dibujara un Delfín al extremo del titular y así se hizo. Gustaba además de coleccionar objetos bellos, casi siempre relacionados con el mar.
Por muchos años tuvo las oficinas de “Escenario Guerrerense” en la avenida Ignacio Ramírez, en las instalaciones de la Asociación de Editores de Periódicos y Revistas “Ignacio Manuel Altamirano” donde trabajaba redactando notas, reuniendo material de información y distribuyendo la publicación, siempre tuvo a su disposición gente que le ayudaba en sus quehaceres.
Hace un par de meses nos saludamos en el mercado donde de vez en vez junto con sus hijos atendía una carnicería que fue propiedad de su esposo, don Alejandro Vázquez, ya fallecido. Me pidió le enviara material para su revista y así lo hice. Quería temas sobre el Congreso de Anáhuac y se los envié. Hace cosa de dos semanas la volví a ver en el mismo lugar y le pregunté si había publicado los temas explicándome que próximamente lo haría. Fue la última ocasión que hablamos.
Hace unas horas supe la fatal noticia: falleció el 17 de este mes por la noche y hoy, 19 de de julio de 2013 sería sepultada en Chilpancingo.
Triste noticia que corrió como reguero de pólvora por la ciudad y por el estado porque Bertha Rodríguez Castillo fue una periodista muy conocida en Guerrero, sobre todo por su enjundia, por su forma de encarar la vida y porque la aprovechó.
Con el propósito de definir su personalidad, podríamos repetir aquella frase que dice que la vida es una extraña mezcla de azar, de destino y de carácter. Ella amasó su vida en esos términos y así vivió.
Hoy, cuando Bertha Rodríguez Castillo rinde tributo a la madre tierra, recordamos que su revista nació el 26 de noviembre de 1993. En un restaurante de Chilpancingo la presentó ante una gran asistencia de periodistas y políticos. Un año después la entrevisté sobre sus logros y me dijo no estar satisfecha, aunque reconoció que en los aspectos social y cultural se había cumplido. “A distancia vemos que la revista ha tenido buena aceptación y cuenta con la participación de jóvenes egresados de la Escuela de Ciencias de la Comunicación. Ellos han elaborado sendos reportajes, hemos abierto las páginas de la revista para que ellos pongan en práctica lo que aprendieron en la escuela”, dijo.
De su maestro, se expresó así: “Al señor Federico Quiróz Suárez tengo mucho que agradecerle. Él es una persona muy importante para mí porque me enseñó mucho de lo que ahora sé”.
De sus inicios recordó a José Luis Nava Landa cuando dirigiendo su periódico Expresión de Guerrero se dio a la tarea se dio a la tarea de hacer un curso de capacitación para jóvenes que traían la inquietud periodística a flor de piel, como era el caso de la propia Bertha. Nava Landa fue el primer editor en Guerrero en crear esas posibilidades y Bertha las aprovechó de la mejor forma, al grado que es considerada en los anales periodísticos como la primera mujer editora en la capital del estado.
Antes de convertirse en editora alcanzó fama y prestigio como redactora de su columna “Berthisociales”.
En la oportunidad que tuvimos hace años de charlar con ella escribimos lo siguiente: “Percibimos su total interés por el periodismo, pero nunca deja de lado la importancia de sus responsabilidades como mujer, como madre y como esposa”.
Descanse en paz nuestra apreciada amiga y valiosa colega, Berthita Rodríguez Castillo.
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