COLUMNA

Entre la verdad y la ficción

Jorge Luis Falcón Arévalo 


LA TORRE DE BABEL, EN LA POLITICA

“Cuando la realidad se vuelve irresistible, la ficción es un refugio. Refugio de tristes, nostálgicos y soñadores”.
Mario Vargas Llosa,-

Después de 12 años, regresó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), a la presidencia de la República, en ello, las mismas prácticas de hacer politiquería; más no lo enseñado por los que han revolucionado esta ciencia y éste arte del protocolo y la diplomacia. Aristóteles, Platón, Cicerón, Maquiavelo, Hobbes, Rousseau, entre otros son leídos; pero, no aprendidos para en la praxis la mejor obra político-social.
La “Ciencia política empírica”, para distinguirla de la filosofía política o teoría política normativa, la otra parte de estudio de la disciplina, es la que hace gala y se apersona en cualquier rincón de las alas del poder o forma ficticia del poder en enajenados de apariencia de políticos; pese en muchos de trabajar tras un escritorio y hacer de manera ineficiente una labor administrativa. Esto es abusar del término político.

La práctica profesional del cientista político o politólogo se concentra en la aplicación de las políticas, en diferentes organismos y ámbitos, tanto privados como estatales, como asimismo en el análisis de los fenómenos sociales y procesos derivados del ejercicio del poder político y gubernamental, y de los procesos de movilización y cambio social. Puede efectuar un diagnóstico politológico en grupos, organizaciones e instituciones; realizar diagnóstico y asesorar acerca de las interacciones entre naciones, conjunto de naciones e instituciones supranacionales; participar en el planeamiento, implementación y evaluación de campañas políticas; interpretar y evaluar mensajes y discursos de índole político y asesorar en su elaboración; asesorar en la producción de normas referidas a las estructuras, procedimientos y procesos a través de los cuales se llega a las decisiones políticas.
¿Habrá quien lo haga en ciencia y arte? Nuestro país, versado en otras capacidades y actitudes de hacer política, se aleja de estos conceptos,  como lo es el ejercicio del poder que se sustancia en la guerra, la paz, la negociación, el consenso y el disenso; la autoridad, la dominación, la obediencia, la justicia, el orden, el cambio, la revolución, la participación política y cualquiera otra situación donde exista el potencial o real encuentro de dos actores sociales con intenciones manifiestas o latentes, de enfrentar sus intereses a los intereses del otro. Para adentrarse en preceptos de la simulación, el engaño, la trampa, la hipocresía y la falsedad.
A 12 años, regresan sino los mismos; al menos lo que saben del “negocio”, la disciplina partidista, el secreto de sucesión y más mañas. La historia nos lo muestra, nos lo ha indicado, no en las aulas universitarias que se siguen los mismos patrones de muchos maestros subversivos, agitadores y nada pedagógicos; sino más bien en otras latitudes del saber, del conocimiento y gente patriótica.
El PAN, gimotea las deslealtades internas de sus correligionarios de quienes arribaron al poder para cumplir su “misión” de gobierno (sic). Hoy, se descuartizan ante el respetable y muestran lo inmoral que han sido. Fox, promueva la mota; Calderón, quiere dar la “cátedra”. El PRD, el ala radical -entre ellos mismos- con diversas corriente en nombre; y, de las mismas ambiciones inhumanas; pero además, manejando un sombrío y canallesco lenguaje de la izquierda que insulta a cualquier estudioso de esta ciencia. La que debe conllevar a la democracia. Los demás organismos políticos, llámese Panal, Verde Ecologista, Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo (organismos que han sido refugio de grillos, polacos en el abandono o de manufactura hechiza para ejecutar trabajos pago por evento) donde sus integrantes son esquiroles, deshonestos y miserables entes que lucran con su propia condición humana y sus vejaciones internas de un yo estropeado, que ni con ayuda de psicoanálisis logran sobrellevar. Porque su circunstancia, es esa, la deslealtad. La que se empata con los que detentan el poder.
Dejemos de vivir en una especie de dictadura del presente, creyendo que el presente se entiende por sí mismo, y no es verdad: el presente no se entiende sin el pasado. Destruidos en 1945, los japoneses; es hoy una potencia económica que invierten por docenas los empresarios en México. 1910, una Revolución, con los mismos añejos problemas, sin solución: y, la igual bota yanqui en el sistema comercial.
En tanto, mientras esta política siga en manos de seres comprometidos con fuerzas extranjeras; se puede trabajar más desde la derecha, siempre y cuando el pensamiento libre de paso a hombres y mujeres con la necesidad de hacer de la política, un arte de convivencia, por el bien de México y los mexicanos.

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