COLUMNA
Héctor Contreras Organista
Javier Francisco Reyes dio la orden: «Encárgate de apoyar a los padres de familia de la colonia El Tomatal en su gestión, quieren construir una escuela pero las autoridades de la Secretaría de Educación Pública se oponen. Los colonos solicitan el apoyo del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa y nosotros estamos con ellos, los vamos a apoyar. Llevas la representación de nuestra Delegación en todas sus gestiones».
Palabras más palabras menos, esa fue la indicación que el autor de esta columna –miembro del SNRP- recibió del periodista Javier Francisco Reyes hace veinte años, cuando el editor de La Crónica, Vespertino de Chilpancingo fungía como secretario general de la Delegación 17 del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa y esa tarde se habían presentado a las oficinas de nuestro sindicato –Juan Ruiz de Alarcón y Valerio Trujano- doña María del Consuelo Urióstegui, líder de la colonia el Tomatal (al Oriente de Chilpancingo) con un contingente de padres de familia para solicitar el apoyo del SNRP, y Javier Francisco Reyes dispuso que de inmediato se les diera.
Esa colonia y las de los alrededores necesitaban contar con una escuela de Instrucción Primaria para evitar que los niños se trasladaran desde muy temprana hora caminando a escuelas lejanas o en su defecto pagar pasajes, considerando que significaba una erogación enorme que los colonos no estaban en condiciones de cubrir.
Fueron dos mujeres: Doña María del Consuelo Urióstegui y la Profesora Consuelo Sánchez Avilés quienes tuvieron una plática inicial para echara a andar una escuela primaria en la colonia. Luego de conocerse la inquietud fue apoyada por los padres de familia. Invitaron a los profesores Leoba Mares Justo, Benito Suárez Martínez y Sabino Barón Venancio para que comenzaran a dar clases.
La lideresa de la colonia proporcionó un local donde se construyeron dos galeras hechas de madera con techo de lámina de cartón y piso de tierra. Obviamente que no contaban con mobiliario. Algunos niños trasladaban de su casa una silla y otros se sentaban en unas bancas que no eran más que tablas colocadas sobre tabiques. Esos fueron los «salones de clases» con que inició sus actividades la escuela, y en medio de ello las gestiones de los padres de familia ante la SEG y las puertas de esa dependencia cerradas y las orejas de sus titulares, tapadas. Una cerrazón criminal contra la educación por lo que hubo caminatas, paros y las protestas menudearon.
Arreció la lucha. Las madres de familia se instalaron en el quiosco de la plaza central de Chilpancingo e iniciaron una huelga de hambre. Los medios de comunicación de hace dos décadas se unieron a la protesta y al rato otras colonias se fueron solidarizando con la lucha de «El Tomatal» al grado que por la presión la SEG tuvo que aceptar que era no sólo necesario sino urgente que se autorizara la creación oficial de la escuela.
Cuando ello se logró, los dueños de la SEG querían que se impusiera el nombre de José Francisco Ruiz Massieu a la escuela, a lo que los colonos se negaron porque era precisamente de parte del gobierno de donde recibieron los mayores obstáculos para la fundación de la institución. Al parecer el propio Ruiz Massieu se negó a aceptar el rastrerismo de su personero en la secretaría de Educación, Amín Zarur Ménes y del secretario de este, Efraín Flores Maldonado.
Pidieron el nombre de un periodista al SNRP y se les sugirió el del fundador del diarismo en Guerrero: Humberto Ochoa Campos y por eso la escuela lleva ese nombre.
El 12 de octubre de 1992 se tomó la protesta a los profesores fundadores. En noviembre de ese año inició la construcción de algunas aulas que se terminaron el 31 de marzo del año siguiente.
La primera generación de egresados fue de dos alumnos. En la segunda ya fueron 10; en la tercera generación fueron 17 y para la cuarta generación fueron 27 alumnos que terminaron su Instrucción Primaria.
Este 12 de octubre a las 8 de la mañana habrá de celebrarse en esa institución el programa escolar con motivo del vigésimo aniversario de la fundación de la Escuela Primaria «Periodista Humberto Ochoa Campos».
Los colonos pioneros de la iniciativa, propiamente doña María del Consuelo Urióstegui y la muy estimada profesora Consuelo Sánchez Avilés, deben sentir muy satisfechas por haber iniciado esta tarea titánica a favor de la educación, empresa en la que fueron acompañadas y apoyadas por las valientes, unidas y entusiasta madres de familia de la colonia El Tomatal y por los valiosos maestros Leoba Mares Justo, Benito Suárez Martínez y Sabino Barón Venancio.
A Javier Francisco Reyes, en ese entonces secretario general de la Delegación 17 del SNRP, mi especial gratitud, afecto y saludo fraterno por haberme dado la oportunidad de representar a nuestro sindicato en esta lucha.
En ella participamos con modestia pero con decisión y coraje, por ver las condiciones físicas de los galerones en que los niños recibían las clases y la cerrazón estúpida de los funcionarios de la SEP –esa yunta que mencioné líneas arriba-, las protestas y huelga de hambre de las madres de familia que no hacían mella en quienes deberían velar y también luchar por dar lo mejor a nuestra niñez.
La educación, el estudio, la instrucción, el conocimiento, la cultura son al fin de fines lo único que puede salvar a México en este tropel apocalíptico.
Gracias, Javier Francisco Reyes y gracias a todos los vecinos de la colonia El Tomatal por permitirnos solidarizarnos con ellos… ¿Veinte años, no es nada?
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