OPINION

Patito, patito


Apolinar Castrejón Marino


En este año que comienza es necesario estar al día en cuestión de estudios, pues es muy fácil caer en manos de las llamadas escuelas «patito».
Y es que la gente es muy crédula cuando le dicen que tal o cual escuela es muy buena, que las carreras «tienen mucho futuro» y que los egresados de tal centro de estudios «ya están trabajando» en alguna escuela muy conocida.
Usted sabe que hay miles de «estudiantes rechazados» desde la educación secundaria hasta las carreras profesionales. Una de las principales razones es que ya no caben en las escuelas, otra razón es que carecen de los conocimientos mínimos del nivel que dicen tener.
Respecto a que ya no caben en las escuelas, pues resulta normal, si la población ha ido en aumento, mientras la construcción de escuelas se ha estancado. Por cuanto hace a los conocimientos correspondientes a cada nivel, es fácil constatar que los niños y jóvenes navegan a la deriva, sin tener la preparación para avanzar al nivel siguiente.
Recordaremos que en la educación básica, se manejan las disposiciones oficiales de que los alumnos no deben ser reprobados, es decir que aunque no sepan ni tengan las habilidades intelectuales correspondientes a su nivel escolar, los maestros deben «promoverlos» al grado siguiente.
El optimismo de quienes establecieron tales políticas educativas se inspiraron en el espíritu santo para suponer que el docente del año posterior se ocuparía de regularizar al alumno o alumna retrasados. En la realidad esto no sucede, y quien se atrasa en un año, continuará atrasándose en los grados subsecuentes.
Así terminan los niños su educación primaria, y llegan a la secundaria con un rezago significativo, que les impide aprovechar esta otra etapa. El mismo cuento se repite al pasar a la preparatoria o bachillerato. Pero ahora el nudo más grande se ha hecho al pasar a las carreras profesionales.
El asunto se convirtió luego en una bandera política y se inició el conflicto entre los jóvenes contra el gobierno y las «autoridades educativas». Vale decir que a ningún bando le interesa de verdad el estudio y la preparación. Los jóvenes ni siquiera tienen un perfil, ni preparación adecuados a sus pretensiones. El Ministerio de Educación solo es una agencia de colocaciones de políticos y cabecillas.
En una de estas maromas del juego político, el Secretario de Educación (que antes fue Secretario de Salud) se «chamaqueó» a los jóvenes: Les propuso que este año, estudien en cualquier escuela, y se comprometió a crear mil 100 nuevos bachilleratos y 140 nuevas universidades, y que el próximo año serán admitidos en las escuelas que ahora no cupieron ¡Já, ja, ja!
Así que el mismo Secretario abrió la posibilidad de que los jóvenes se refugien «temporalmente» en escuelas particulares. En el Estado de guerrero, el círculo se cierra con las ofertas del PRI, que a través de su Instituto de Capacitación (Clave de Incorporación a la SEG 12EPBT003J) está ofreciendo a los jóvenes cursar una carrera en 2 años: Corte y confección, secretariado en español con computación, cultora de Belleza, o auxiliar de enfermería ¿Así, o más falsedad?

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