OPINION
Aprender sobre la muertey gozar de nuestra vida
Tino Gatica/Colaboración Especial
*A la memoria de todas las personas que he conocido a lo largo de mis 43 años de existencia.
Una de las preguntas básicas que se hacen en terapias sicológicas, de acuerdo a quienes han transitado por consultorios de profesionales de la materia, es ¿qué harías si te diagnosticaran un mal terminal, sin posibilidades de recuperación?
Y otro de los conceptos que estos profesionales manejan es «lo pasado, pasado, el habría ya no existe, vive el presente como si fuera tu último día».
De esos dos planteamientos, en el primero la respuesta es amplia, pero se enfoca en que la persona a la que se le hace la pregunta es, que piensa de inmediato en tratar de arreglar su situación legal, familiar y de pareja sentimental, es decir se evalúa un cambio o modificación de vida de forma.
El segundo planteamiento, indica un cambio, una transformación plena si es que se entiende ese compromiso, o a medias, cuando existen otros factores que lo impiden, como por ejemplo la precariedad de recursos económicos o cuando no se pueden propiciar ahorros cuando un empleo no está satisfactoriamente remunerado.
Ahora, en tiempos en que está violencia está modificando drásticamente el entorno de vida, de las formas de ver ésta y de compartirla con familiares y amistades, es interesante buscar alternativas para mejorar todas estas relaciones, tanto en lo individual como en lo colectivo.
Ocurre que antes de esta «guerra» contra el narcotráfico, los asesinatos no ocurrían por racimos, como lo es actualmente, en donde la insistencia de este articulista fue manejar la presunción de inocencia.
Violentados por el Estado mexicano, representado por Felipe Calderón Hinojosa y su gabinete panista, los esquemas de control de poder mediante la conciliación y negociación en cuanto comprende a ese espinoso tema, es que será paulatino el reacomodo de estas fuerzas reales, pero que en apariencia están trasgrediendo las leyes. Por lo que se infiere que esta violencia decrecerá o al menos se estabilizará en meses que completen el año, tomándose de inicio el cambio de estafeta de la banda presidencial.
Ahora, los dos dilemas que anticipaban esta argumentación es que el entorno en el que vivimos está muy denso, no importa que sea en la ciudad, la dichosa zona urbana o en el campo, en lo rural, en donde se podría inferir que cualquier persona ha sabido de conocidos que han sido «tentados» por presuntos delincuentes que «trabajan» o «colaboran» para el narco.
Y son casi niños o adolescentes en su mayoría, quienes sucumben a estas tentaciones, sobre todo cuando se les ofrece dinero que nunca vería en un trabajo honrado. Las niñas o adolescentes mujeres, son menos propensas a involucrarse, aunque de los pocos casos que se manejan en medios informativos se deben a los asuntos del corazón o lo que es peor, cuando son obligadas por la fuerza a formar parte de estas acciones delictivas.
Lo que no se dice es que no van a vivir mucho tiempo, que lo que hagan en contra de sus semejantes, también lo podrán sufrir ellos... y hasta sus familiares, sin deberla ni temerla.
Pero, ¿por qué la pregunta medular de este artículo? Porque ocurre que ahora los signos de la muerte están registrándose en cualquier hora, tiempo y espacio, en donde las mismas autoridades encargadas para evitarlo o combatir a quienes provocan estos sucesos se muestran poco eficaces, dándoles el beneficio de la duda.
Y, también siempre es bueno recordar que la vida de los otros, de las otras, de las personas que frecuentamos, de nuestros seres queridos, mi propia vida, no se pueden recuperar. Y el oficio del periodista, está convirtiéndose en uno de los más peligrosos, por diversos motivos que también han sido expuestos en medios informativos, pero que cuyo origen es la cooptación, censura e inhibición de quienes consideran es mejor el silencio.
Finalmente, la pregunta inicial, no solamente se enfoca al ámbito sicológico, sino también a los espacios públicos y privados en donde esta violencia ha trastocado la lógica lineal de la vida, por lo que quienes están muriendo son personas jóvenes y de diversas edades las que están en los momentos y sitios que anteriormente se consideraban neutros.
Por lo anterior, se debe de buscar vivir la vida a plenitud, decirle a tus seres queridos cuánto los amas, aunque sea complicado expresarlo; vivir con intensidad el aquí y ahora, buscar propiciar la comunicación y agradecer a Dios, al Creador o a quien uno crea su ser superior por el milagro de nuestra propia existencia, de nuestra propia vida.
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