COLUMNA

Destiempo


Francisco Rangel


—LA TORTUGA DE LA CONTRALORÍA DEL ESTADO
Las promesas del gobierno de Ángel Heladio Aguirre Rivero de castigar a quienes usaron los dineros públicos, se quedaron en eso: viles promesas.
El primer error fue haber nombrado a Julio Cesar Hernández Martínez como contralor general del estado de Guerrero, ya que a pesar de tener buenas intenciones solo se ha quedado como si fuera sastre, tomando medidas y medidas, pero con poca eficacia en cuestión de castigar a quines se robaron, al menos en lo que se sabe, más de diez mil millones de pesos tan solo en el último año del gobierno de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, del que nadie se acuerda ni persigue.
Hernández Martínez acaba de anunciar que hay otros 30 funcionarios con averiguaciones previas en la PGR y en la PGJE, que se suman a las otras 23 que ya están en proceso y que parecen estar paralizadas tras poco más de un año y cinco meses del gobierno aguirrista.
Sospechosamente tampoco ha iniciado la revisión los malos manejos del ahora Auditor General del Estado, Arturo Latabán López, cuando trabajaba en la SEG, una de las dependencias que más saquearon recursos económicos en el anterior gobierno zeferinista, quien tampoco cumple con los requisitos para ocupar la AGE, quien tampoco abre la boca porque sabe que todo lo que diga será utilizado en su contra, pues tiene tremenda cola que le pisen.
Tampoco han hablado de todas las tropelías y excesos que tuvo el anterior Auditor General estatal, Ignacio Romero Rendón, quien fuera exhibido en fotografías rodeado de jóvenes edecanes y yate, quien fuera acusado de pedir «mordida» por dar constancias de entrega de recursos a los alcaldes y funcionarios estatales.
Si bien es cierto que todos los funcionarios sean del PRI, del PRD o del partido que sea, cuando llegan a los cargos públicos aprovechan para saquear el dinero que debiera aplicarse en los programas y las obras sociales y que va a parar a sus bolsillos, porque ninguna instancia es efectiva para hacer que devuelvan ese dinero o en su defecto sean castigados con cárcel o con la inhabilitación efectiva para ocupar cargos públicos.
Pero estas revisiones han sido lentas, a paso de tortuga, con los anuncios cada vez que el contralor estatal es entrevistado por los periodistas y en que anuncia que ahora si se va a detener a quienes saquearon las arcas en el anterior gobierno de Carlos Zeferino Torreblanca Galindo y del propio ex mandatario estatal, quien nadie sabe en donde anda y que hubiera prometido que todo se aclararía desde hace ya varios meses y nomás no ha aclarado.
La agilidad de las investigaciones del contralor Julio Cesar Hernández Martínez han sido a paso de tortuga y con una concha que rodea su cuerpo como el quelonio referido, que entierra sus huevos blandos en la arena, para que con suerte paren en un caro coctel o sean tragados por los depredadores.
Y para ser más claros la contraloría hasta ahora nos ha ido llevando con los anuncios de que pronto serán encarcelados los funcionarios que robaron durante el gobierno zeferinista y en esto se incluye al propio ex gobernador, pero se duda que un gobierno perredista «pirata» como el de Angel Heladio Aguirre Rivero, castigue y no proteja aun gobierno perredista que se fue «porque hay valores entendidos».
El castigo ejemplar contra los funcionarios saqueadores de que el pueblo quiere no llega y es poco probable que llegue en los dos años y meses que le falta a este gobierno para poder hacerlo como lo prometió en su campaña.
Las promesas fueron muchas y pocas se han cumplido. Eso lo sabe Aguirre Rivero, pero lo sabrán acaso sus colaboradores, que lo hacen quedar como mentiroso y «rollero».
Si Julio César Hernández Martínez no puede que pongan a alguien que si pueda cumplir con las funciones de la contraloría estatal, porque hasta ahora no tienen anda en concreto.
Y mucho menos con los funcionarios del presente gobierno q quienes ni siquiera les ha exigido cuentas y mucho menos la declaración patrimonial anual, pese a que ya muchos cuentan con carros último modelo caros y se la pasan despachando en los restaurantes de lujo, pagando grandes cuentas y comprando ropa en Liverpool par presumírsela a «la nacada» y a «la prole» chilpancingueña.
Si usted quiere saber en donde encontrar a los corruptos de este gobierno dese una vuelta por esos lugares y vea como gastan lo que sus abultados sueldos ni siquiera pueden pagar.
Ahí están y el único que no los ve es el contralor estatal, Julio Cesar Hernández Martínez, que sigue «tomando medidas» inicuas y sin resultados. A paso de tortuga, pues.

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