COLUMNA
El Grillito Sin Censura
Alfonso Cerdenares Domínguez
-¡¡¡Es un burro o se solamente hace como que rebuzna!!!».—Nos gustaría verlo laborando en una escuela de Educación Básica. «¡¡¡ES UN BURRO O SE SOLAMENTE HACE COMO QUE REBUZNA!!!», eso fue lo primero que pensamos cuando leímos las declaraciones del subsecretario de Planeación Educativa de la Secretaría de Educación Guerrero, Francisco Abarca Escamilla,
cuando afirmó que la mayoría de los maestros guerrerenses iniciaban el Ciclo Escolar 2012-2013, prácticamente reprobados, pues su bajo nivel académico no da para más; al parecer, el tal Abarca Escamilla se ha vuelto un «sabelotodo» por el simple hecho de ser «funcionario» de la SEG; como quien dice, el «señor licenciado» no ha presentado el examen de la Evaluación Universal o si ya lo hizo, debe de haber obtenido un promedio del 100%; digo, pues para compararse con alguien que día a día se mata la garganta y se estresa en las aulas escolares, lidiando con más de 30 chamacos metidos en un espacio de unos 24 metros cuadrados, ha de ser muy «trinchón», o simplemente es de las personas que jamás han pisado un salón de clases, en calidad de docente, en alguna escuela de Educación Básica, o solamente un teórico de la educación; o sea, no se puede decir que el 90 por ciento del magisterio guerrerense esté reprobado, cuando fue mínima la participación en la presentación de la Evaluación Universal; es más, el propio susodicho sujeto de marras reconoció que solamente acudió a presentar el examen, el 11 por ciento de los maestros, pero para él esa cantidad fue muy significativa como para afirmar que la mayoría del magisterio, que ha laborado por varios años, está reprobado; a nosotros NOS GUSTARÍA VERLO LABORANDO EN UNA ESCUELA DE EDUCACIÓN BÁSICA, no un mes, ni una semana, sino todo un Año Escolar, primero para ver cómo se desempeña como maestro de grupo y luego para evaluar los resultados que pueda obtener en el nivel académico de los estudiantes; es más, que reciba el mismo salario que percibe un maestro de grupo, digamos en la llamada «plaza inicial», para que vea lo que se siente estar casi llorando a fines de quincena, pues resulta bien fácil hablar desde el escritorio, donde tiene secretarias que le llevan el café con galletas, toman notas de lo que él dicta y hasta sale a pasear en carro durante las horas de trabajo; es más, sostiene reuniones en sitios privilegiados, pagando con erario del pueblo; o sea, que se despacha con la cuchara grande sin tocar ni un peso de su salario; vamos, a lo mejor ni el chicle que masca paga con su dinero, pese a tener un jugoso salario, como todo inútil que se hace amigo del politiquillo que al rato lo coloca en un lugar donde –como decía don Rubén Figueroa –hay para que agarre y si no agarra, es tonto; en fin, invitamos a don Pancho Abarca Escamilla para que se ponga en los zapatos de los profesores que todos los días se levantan, mínimamente, a las seis de la mañana para arreglar sus «tiliches» –tal y como lo dijera el poeta guerrerense, originario de Ometepec, Juan García Jiménez –y salir como «de rayo a la escuela» para lidiar con los chamacos que, las más de las veces, proceden de hogares atiborrados de problemas; además de que, diariamente, tienen que revisar lo que van a enseñar al día siguiente, calificar tareas, asignar evaluaciones, pasar lista y párele de contar; por ello, nosotros consideramos al «señorsubsecretario» peor que burro, pues los burros aún rebuznan y él, seguramente no se sabe la tonada y… ¿Quién es el que anda ahí? Comentarios y sugerencias al E-Mail: alfcerdenaresd@hotmail.com
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