COLUMNA
Cosmos
Héctor Contreras Organista
Manuel S. Leyva Martínez en su «Canto Intimo a Chilpancingo» se refiere con cariño a nuestros barrios: «San Francisco derrocha tus pasiones; San Antonio, tu gusto pozolero, San Mateo florece con tu risa y arrulla Santa Cruz tu alma de cuento».
El miércoles próximo, el 13 de junio el Barrio de San Antonio estará «de manteles largos» porque es el festejo del santo patrón del que dicen que cura la soledad de las muchachas casaderas, de las viudas y las dejadas cuando lo ponen de cabeza para que les consiga novio, pareja o amante.
Hay mucho que recordar de la vida del barrio que se localiza al oriente de Chilpancingo, sobre todo por lo que cita el poeta Manuel en su verso: «Tu gusto pozolero». Ese «gusto» que se departe en los festejos de cada barrio se ha convertido en festín de políticos, ya no es del pueblo católico.
Fue en la plazoleta de ese lugar donde una noche reunió en algarabía a la juventud del barrio.
Vimos por vez primera tocar al grupo musical de Aarón Nieves. Daba sus primeros pasos, pasos firmes que lo elevarían a la categoría de Maestro en el arte musical.
En ese barrio nació otro distinguido poeta, el autor de «La Dama de Blanco», el apreciado amigo Ángel González Cerdenares. Y en las calles de Zaragoza tiene su domicilio la familia Bernabé Díaz, ahí vivió doña Lupita quien toda su vida trabajó en el Registro Civil, casó ¿a cuántas parejas?
Cómo no degustar del recuerdo de doña Pomposa Alarcón Julián, quien cada 11 de diciembre acudía con su grupo de niñas, «Las Inditas» y su Juan Diego, a cantarle a la virgen de Guadalupe en Santa María de la Asunción y en la iglesia de San Antonio, tradición que desapareció.
Ese barrio es también cuna de otro gran artista, don Manuel «El Chino» Méndez quien es una de las figuras más grandes del Chilpancingo romántico del ayer junto con otros diestros de la guitarra: Jorge Romero López y el profesor Efraín Vélez que conformaron el trío «Los Galanes».
La Panadería de los Moctezuma, don José Bello, don José Hernández, modesto peluquero cuya familia radica en la calle de Mina y fue alumno de la Academia de «San Carlos», autor de innumerables pinturas, y familias queridas como los Morales, todos ellos son San Antonio.
Deportistas como «Al Cristino», Leonardo Solache quien es carpintero. Los dos, magníficos boxeadores. Enrique y sus padres, hacedores de una deliciosa barbacoa, los Chavelas y otros vecinos que formaron aquél famoso equipo de futbol «Deportivo Allende».
Son muchos los personajes que retratan y narran una gran motivación para la evocación de lo que fue el barrio de San Antonio el siglo pasado y que sigue conservando su plazuela bajo el mismo ambiente acogedor, puro y tranquilo de siempre, como ocurre en los demás barrios.
San Antonio cobija dos escuelas de prestigio, la «Fray Bartolomé de las Casas» y la «Antonio A. Guerrero» que han sido semilleros de inquietos, traviesos y talentosos alumnos de donde egresaron para después convertirse en talentosos profesionistas. Orgullo para la educación.
El 12 de junio por la tarde se hará otra vez el Encuentro de los Barrios, reflejo de la algarabía popular. El tradicional acontecimiento nos recuerda la elaboración del hermoso arco con que se adornaba la puerta principal de la iglesia y que se hacía con cucharas de sotol.
Hace tiempo que ya no se hace porque nadie quiere ir a los parajes de La Laguna y El Solar, allá por el camino al Tepoztepec o frente a Apetlanca, porque es difícil localizar las matas de donde se obtienen las cucharas y hay que trozarlas con hacha, ¿qué es eso? pregunta la juventud.
Los arcos lucían porque se hacían de cucharas de sotol blanco y también color de rosa. En la fiesta no sólo se servía pozole sino también barbacoa en pencas de maguey que se conseguían en Las Trincheras o en el Cerro Boludo. La barbacoa, servida en pencas y el mezcal en carrizo.
San Antonio es cuna de las máscaras de Tlacololero que elaboró don Chano González y de las que sigue haciendo su hijo don Mateo González, o las que con magnífica destreza se labraron en casa de la familia Cerdenares, particularmente por don Aurelio y su hijo Elías, artistas de pura cepa.
San Antonio nació en Portugal pero es San Antonio de Padua (Italia) porque ahí tejió su santidad y ahí murió. Aún se veneran sus reliquias en la hermosa iglesia de Padua. El dijo: «El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree».
San Antonio de Padua nació en el año de 1195 y murió en 1231, a los 36 años de edad. Es el Santo Patrón de las muchachas que buscan novio o marido. Su imagen colocada de cabeza, rodeándolo de monedas hasta en tanto no les conceda su petición: ¡que llegue el que las deberá mantener!
Existe en el barrio la Asociación Cultural «San Antonio» que ha implantado el primer sábado de Junio como «El Día del Tlacololero». Parece que este año no les fue del todo bien porque se dice que pelearon entre grupos de tlacololeros del mismo barrio dando un espectáculo tonto.
Lo lamentables de estos festejos populares que se llevaban a cabo en cada uno de los cuatro barrios: Santa Cruz, San Mateo, San Antonio y San Francisco es que la vieja costumbre de que todos los vecinos participan con alegría aportando y que les unificaba, se hicieron a un lado.
Comenzó a degradarse el festejo porque un grupúsculo de encopetadas del Barrio de San Francisco tomaron como pretexto el día de San Francisco (4 de octubre) para invitar al pozole, la mañana de esa fecha al gobernador Francisco Ruiz Massieu, por ser el día de su santo.
Llegaba el señor gobernador a la plazuela del barrio con su cauda de personeros (la mayoría de ellos «periodistas» gorrones y lamesuelas) y en un dos por tres acababan con el pozole y el mezcal, las botanas y todo lo que en la mesa se servía. Ya no era fiesta para el pueblo si no para políticos.
Ese «modelo» lo hicieron suyo otros politiqueros. La práctica se extendió a los demás barrios, y como en ningún lado faltan los lambiscones, apoyados por los curitas diestros en las «limosnitas», degeneró en pasarela política, tal y como lo veremos dentro de ocho días en San Antonio.
A Ruiz Massieu lo invitaron a visitar una pozolería tradicional de Chilpancingo y dijo: «No soy marrano para comer pozole». Pero como los lambiscones no tienen dignidad y mucho menos respetan la del pueblo, lo siguieron invitando… ¡Ocho días faltan para ver tragando a los gorrones!
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